vitoria. Vitoria será la European Green Capital 2012, un título ganado por una labor de décadas en las que usted ha tenido mucho que ver. Sin embargo, no se le ha visto tan orgulloso como al actual alcalde.
Puede que yo sea un bicho raro, pero el tema de celebraciones y recepciones no me interesa. Me incomoda. Por eso no hacía inauguraciones oficiales, ni primeras piedras. Y me pusieron verde cuando suprimí los lunchs. Lo que me gustaría es recordar cómo surgió el tema de la recuperación de los humedales de Salburua. Fue por iniciativa de unos técnicos, no mía. La pena es que los tantos se los suelen apuntar los alcaldes.
¿Pero el título le interesa?
No, no especialmente.
El Ayuntamiento dice que será un motor que impulsará el turismo y traerá dinero. ¿Qué piensa usted?
No lo sé... Es que parece que estamos como viviendo del turismo, cuando el turismo en Vitoria no es un factor fundamental de la economía. Vitoria no ha tenido el privilegio de la naturaleza de La Concha de San Sebastián y Bilbao tiene un millón de habitantes y gran capacidad industrial.
¿Hay que conformarse con ser una ciudad pequeña que se mira al ombligo en vez de aparecer en los mapas?
No, no. Vitoria debe aspirar a ser una ciudad donde todos sus ciudadanos tengan una gran calidad de vida.
Pero si en Vitoria se vive muy bien.
En Vitoria vive bien mucha gente, pero hay una cantidad importante de ciudadanos que lo está pasando muy mal. Y todavía se están dando respuestas insuficientes. Pero a lo que iba sobre el turismo. Soy un enamorado de las joyas románicas, y Estíbaliz y Armentia me parecen muy bonitas, pero en Segovia hay catorce en cada esquina. Así que si soy de fuera y quiero ver románico, no vendría a Vitoria. Lo mismo pienso con el gótico, por muy interesante que sea la restauración de la Catedral.
¿Y qué me dice del Casco Viejo, con su plan de revitalización?
El auténtico proceso de transformación del Casco Viejo empezó hace treinta años, cuando se creó el departamento de Centro Histórico. Hubo que poner nuevas canalizaciones, se restauraron cientos y cientos de viviendas. Claro, no se fue tanto a aspectos espectaculares. Pero con esto no quiero decir que no me guste el plan actual. Si hay que aplaudirle, pues se le aplaude.
Otra gran obra que está a punto de comenzar es la de la estación de autobuses, proyecto que ha ido acompañado de otra plataforma ciudadana contraria a la afección al parque. ¿Qué le parece el resultado?
La democracia debe tener fases. La primera: información. La segunda: deliberación, de la mano de la ciudadanía. La tercera: decisión. Y en este sentido en Vitoria hay muchas insuficiencias.
Recuerdo al gabinete Lazcoz diciendo que si se abrieran debates ciudadanos por cada gran proyecto, al final nunca se haría nada.
No lo veo así. Cuando el proyecto tiene un gran calado debería de existir una deliberación rigurosa.
Hablemos del Plan de Movilidad Sostenible. ¿Un gran avance?
Parece que a cualquier acción pública le añadimos sostenible y la hemos canonizado. Antes se hacían planes de tráfico. En cualquier caso, ojalá que el Ayuntamiento acierte. Porque nos beneficiaremos todos.