Vitoria. Los vecinos de mayor edad del Casco Viejo, memoria viva de la colina, necesitan protección. Ni su salud ni sus reflejos son los de antaño, ni sus viviendas han permanecido ajenas al duro paso del tiempo. Y aunque es en sus casas donde más seguros se sienten, también allí acechan riesgos. Por eso, la Agencia de Revitalización de la Ciudad Histórica, en colaboración con el Departamento de Intervención Social del Ayuntamiento de Vitoria, pondrá en marcha con la llegada del nuevo año un programa para instalar de forma gratuita dispositivos de prevención de incendios en hogares que se presten voluntarios.

Con este proyecto, la sociedad que lidera la reactivación del Casco Viejo pretende tanto detectar con antelación cualquier posibilidad de producirse un siniestro en las viviendas de los ancianos del barrio como reducir el tiempo de reacción e intervención en el momento en que salte la alarma. El proceso arrancará a partir de enero con la definición del colectivo al que se pretende llegar, en principio a los más de 600 residentes mayores de 80 años -con el objetivo final de acercarse a los de 65 en adelante-, y la inspección in situ de los hogares donde posteriormente se instalarán los detectores de humo.

En concreto, los técnicos realizarán una visita para elaborar un estudio de prevención, y a continuación llevarán a cabo una inspección para detectar los riesgos potenciales de las viviendas -presentes en el sistema de electricidad, el gas, las rejillas de ventilación...-. Después impartirán nociones fundamentales de seguridad a los beneficiarios del proyecto, les harán entrega de un manual de prevención y seguridad en el hogar y, finalmente, elaborarán un informe sobre las instalaciones con recomendaciones de mejoras básicas.

Culminada esta fase, se procederá a la instalación de los dispositivos anti-incendios, detectores de humo y de monóxido de carbono que emiten una señal muy fuerte y lumínica -en el caso de las personas con problemas auditivos- para que tanto el mayor en riesgo como el resto de los vecinos perciban rápidamente el problema. Además, son autónomos y se alimentan por batería, por lo que no requieren obras para su instalación, e incluyen una revisión anual que permitirá introducir mejoras en el caso de que éstas fueran necesarias.

La Agencia de Revitalización ya ha puesto sobre la mesa los plazos para poner en marcha la estrategia. Entre enero y marzo se llevará a cabo la definición del colectivo básico beneficiario del programa de prevención de incendios. Y en los siguientes tres meses, los técnicos procederán a la instalación de los detectores de humo. El objetivo fundamental es que toda la población mayor de 80 años acepte el servicio, aunque la sociedad municipal no descarta en incluir ya en esta fase a jubilados de menor edad. Cuantos más, mejor.

Aunque hasta ahora se habían realizado actuaciones de formación para la prevención de incendios tanto por parte de los Bomberos como de la Fundación Mejora de Caja Vital, por primera vez los mayores del Casco Viejo contarán con un plan integral triplemente beneficioso. La instalación de detectores permitirá que los ancianos de la colina se sientan más seguros y, por tanto, se reforzarán sus ganas de vivir de forma autónoma en sus casas durante más tiempo. Por otro lado, la inspección a pie de hogar permitirá al Ayuntamiento hacerse una idea exacta de las vulnerables condiciones de vida del colectivo y, por tanto, desarrollar acciones encaminadas a cuidar de estas personas, sobre todo de aquellas que ahora mismo no se benefician de ningún servicio municipal.

Son muchas las arrugas que cosen el corazón de Vitoria. Según los datos que maneja la Agencia de Revitalización de la Ciudad Histórica para la puesta en marcha del programa, en la actualidad residen en el Casco Viejo un total de 1.754 personas mayores de 65 años. De éstas, 1.417 han pasado la barrera de los 70, 975 tienen más de 75, 607 más de 80 y 283 más de 85.