vitoria. Aspira al mismo cargo al que se postuló su madre hace once años. Quizá por eso y por la amplia trayectoria política de su progenitora, María Jesús Aguirre, Urtaran sabe que el estigma de "está aquí por ser hijo de" no tardará en salpicarle. Niega la mayor y envía un aviso a navegantes: "Estoy aquí por méritos propios y lo voy a demostrar".

Los afiliados le han elegido como candidato a la Alcaldía después del convulso proceso designador que se desarrollo antes del verano. ¿Cómo vivió la polémica?

Es cierto que tuvo una repercusión mediática negativa, pero es por la sociedad en la que vivimos. En Estados Unidos, por ejemplo, no se concibe un partido democrático si no tiene unas elecciones primarias. El proceso anterior evidenció dos cosas fundamentales: el carácter democrático del funcionamiento interno del PNV; aquí los que eligen en última instancia son los afiliados y las afiliadas; y en segundo lugar, que teníamos dos magníficos candidatos como son Malentxo Arruabarrena y Ramiro González. Obtuvieron un empate técnico y tomaron la decisión, que les honra, de retirarse por el bien del partido y por el bien de la ciudad.

¿Cómo le convencieron para ser aspirante y para asegurarle que usted lograría romper el bloqueo entre las bases?

Se trató de ver la necesidad de contar con personas que tenemos compromiso con la ciudad. Se ha puesto en valor el compromiso con la ciudad y el compromiso con el partido. Llevo casi veinte años militando en EGI y el PNV.

¿Puso condiciones?

Propuse que fuéramos acompañados de un equipo fuerte, pero no es una condición, una premisa que establece el propio candidato, sino que viene recogida en los propios estatutos del partido. Creo que entre todos hemos conseguido un equipo muy fuerte, muy competente y con mucha experiencia.

¿Temió que las discrepancias volvieran a surgir cuando su nombre fuera propuesto en los batzokis?

Partíamos de una buena premisa, que la comisión encargada de elegir un nuevo candidato había decidido por unanimidad que yo pudiera presentarme. Miedo no tenía, pero estaba totalmente dispuesto a irme a casa si la afiliación no estaba de acuerdo.

Se enfrenta al delicado reto de devolver después de once años la Alcaldía de Vitoria al PNV.

Es un reto importante, pero no perdemos la ilusión. Alfonso Alonso era un perfecto desconocido en el 99 y ganó las elecciones. ¿Por qué no lo va a hacer Gorka Urtaran? Cabe esa posibilidad. No hay que descartarlo pero tenemos que estar preparados para todo, para gobernar y para hacer una oposición constructiva y responsable.

¿Ser el hijo de María Jesús Aguirre, también en su día candidata a la Alcaldía, es un plus o una responsabilidad que pesa?

Como sucede a todo el mundo, ser hijo de mi madre para mí es un plus. Muchas veces se tiende a hacer esa afirmación fácil de decir que éste está por ser el hijo de, en lugar de por méritos propios. Quiero dejar muy claro que si estoy aquí es por méritos propios. Y lo voy a dejar muy claro los próximos cuatro años. Sé que hay gente que puede dejarse engañar por este tipo de afirmaciones ligeras, pero sé cuáles son las expectativas puestas en mí y voy a trabajar por cumplirlas.

Por cierto, ¿qué le dijo su madre cuando supo que se presentaba?

(Se ríe). Ella tenía su opinión como política y como madre. Como política le pareció bien, porque me conoce y sabe cómo me desenvuelvo en mi trabajo en las Juntas Generales. Como madre no quería. Me dijo que me lo pensara bien y me preguntó si estaba dispuesto a tragar sapos todos los días.

El PNV llegará a las elecciones con miembros del partido imputados en una presunta trama de corrupción y espionaje. ¿Afectará a la fidelidad de su electorado?

Suscribo al 100% las palabras del diputado general. De momento son imputados, no acusados, y ha quedado claro que no tiene nada que ver con el partido, sino en todo caso con las personas. Repito que suscribo las palabras del diputado general: primero, presunción de inocencia para todos; segundo, colaboración total con la Justicia; y tercero, en el caso que se demostrara algún delito, tolerancia cero. Sin compasión.