LA sociedad que gestionará el soterramiento es una realidad. Y ya tiene sobre la mesa el proyecto que debe llevar a cabo: esconder las vías del tren a su paso por la ciudad y desviarlas por el eje de Lakua. Esta ambiciosa medida, llamada a revolucionar el aspecto de Vitoria, ha acompañado a la ciudad durante años. Ahora, por fin, la quimera de soterrar el tren parece más cerca. Aunque sólo se haya dado el primer paso en un largo proceso de obras.

El soterramiento se había convertido en un objetivo hacia el que tirar más que en un proyecto a alcanzar. En total, han sido doce años de desencuentro político. El proyecto se estudió por primera vez en la época Cuerda, sonó durante la etapa Alonso y se ha firmado ahora con Lazcoz. La fecha clave en este sentido fue el 5 de marzo de 2010. El primer edil socialista asegura que siempre la recordará. Fue cuando las cuatro instituciones implicadas en el proyecto firmaron el protocolo de financiación, ése que concreta los fondos para hacer realidad una obra faraónica, estimada entonces en 476 millones. Ayer ya eran 511.

Con ese montante, se podía fichar casi en cinco ocasiones a Cristiano Ronaldo, se construiría en cerca de 32 ocasiones el centro cívico de Ibaiondo -el más grande de la red gasteiztarra, por cierto- o abonar durante veinte años el servicio de limpieza de Vitoria. Pero ese dinero servirá para llevar a cabo la operación urbanística más importante de la historia de la capital alavesa. Ésa que cambiará la cara de todo un corredor hasta la zona centro y convertirá en una nueva centralidad el espacio de Lakua, donde se aglutinarán el palacio de la música y la intermodal. Eso sí, una vez que se aclare la conexión entre la próxima estación de autobuses de Lakua y la futura terminal de ferrocarril, la gran incógnita ahora de ese proyecto.

La línea que cruzará el tren, mientras, parece estar más clara. Hasta la fecha, no se ha descartado que la Alta Velocidad tenga que llegar aún a la actual estación de tren de Dato, puesto que el largo proceso del soterramiento no ha hecho sino empezar. La foto final supondrá, por un lado, la liberación en las actuales vías del tren de cerca de 300.000 metros cuadrados. Y la promesa es que no todo se reducirá a casas -las que servirán para autofinanciar el proyecto-, sino que también se convocará un concurso de ideas donde arquitectos y urbanistas propongan a qué hay que dar cabida en este espacio. Que el campus de Álava gane protagonismo ha sido, hasta la fecha, la propuesta que más se ha repetido. Otra cuestión es cómo se llevará a cabo.

Y, por otra parte, está el recorrido del tren, que discurrirá 6,8 kilómetros soterrado -del total de once de vías- desde Jundiz a Zurbano. De ahí que las estaciones se ubiquen en torno a Arriaga aunque, en el proyecto presentado a finales de abril por la Delegación del Gobierno en Álava, se hablara más de un apeadero en torno a Juan de Garay. Por un lado estará la vía para pasajeros y, por otra paralela, la de mercancías.

La pregunta final es en cuánto tiempo se llevará a cabo esa operación. Ayer no se concretaron fechas. En su día, se llegó a barajar que ya en 2010 podían contratarse trabajos y está claro que ese plazo no se cumplirá. Desde el Ayuntamiento de Vitoria se ha advertido en más de una ocasión que, pese a que ahora se impulse la sociedad que gestionará el soterramiento, las obras aún tardarán en llegar. Y el final se había augurado para 2016 o 2017. Ahora, con la sociedad ya conformada, llega el momento de empezar a quemar etapas hacia ese futuro con tren pero sin vías en la ciudad.