vitoria. El desvío de fondos de unas partidas estratégicas del presupuesto municipal de este año para solventar la deuda del tranvía ha tenido críticas por partida doble. Por un lado, por cómo podía afectar esa maniobra a los proyectos aminorados. Y, por otro, por el gesto en sí, por el hecho de que el Gobierno Vasco apremiara al Ayuntamiento de Vitoria para que le abonara ocho millones de euros de las obras del metro. El equipo de gobierno volvió a defender ayer con insistencia este pago, entre otras cuestiones porque "la prioridad" del ejecutivo vitoriano eran "los proveedores, pymes y autónomos vitorianos".

El teniente de alcalde, el socialista Juan Carlos Alonso, aseguró ayer que el gabinete mostró así su "preocupación" por el sector gasteiztarra, una "prioridad" que estaba por delante que anticipar el abono de la deuda al Gobierno de Patxi López. Alonso justificó, además, la idoneidad de haber "apurado hasta el final" el pago de ese dinero -eso sí, también solicitó ayer que se eliminara el periodo de enmiendas para agilizar el abono-, ya que esa decisión permitió que intereses de la operación se quedaran en Vitoria. El concejal insistió en que esta maniobra es una "técnica presupuestaria" que no debería haber generado polémica, pero que ha derivado en un "circo mediático" a raíz de los intereses electorales de ciertos grupos de la oposición.

El cambio de esos ocho millones, así, sigue adelante. PSE y PNV, como estaba previsto, dieron su visto bueno, pero ningún grupo de la oposición valoró con la misma bondad que el ejecutivo la decisión tomada. El concejal jeltzale Iñaki Prusilla afirmó que el voto de su grupo se debía a una cuestión de "responsabilidad" y a que la operación es correcta, pero tampoco ocultó que, en el plano político, "era necesaria una imagen de mayor seriedad", algo que no se consigue con esta manera de ejecutar el presupuesto.

El resto de los grupos, mientras, aportaron su propio punto de vista sobre el porqué de esta maniobra. El representante del PP Fernando Aránguiz puso en duda que el equipo de gobierno -negó que la decisión se debiera a un consejo de los técnicos municipales- merezca una felicitación cuando "un ejemplo de buena gestión es pagar cuando toca". Mientras, desde EB, José Navas insinuó que esta demora en el pago se debería a un intento del gabinete de "ponerse una medalla" logrando que el Gobierno Vasco asumiera toda la financiación de las obras del tranvía. Y el concejal abertzale Antxon Belakortu, finalmente, reiteró que esta decisión del equipo de gobierno ha servido únicamente para evitar que el presupuesto del año pasado arrojara déficit: "Esto no es ingeniería financiera. Es una chapucilla".

Estas duras críticas de la oposición ponen en duda las garantías que ofrece el proyecto presupuestario, un argumento más para enrarecer el debate -más allá de PSE y PNV- de las últimas cuentas municipales de esta legislatura. Por si la cercanía electoral no era razón suficiente.