vitoria. Cuatro años en marcha y la planta de reciclaje Jundiz sigue sin alcanzar su meta: que ninguno de los residuos procesados llegue al vertedero de Gardelegi y que el 10% se convierta en compost. De las 43.800 toneladas de basura tratadas desde enero, sólo 2.350 han mutado en abono orgánico para su venta, el 5% del total, y se han quedado sin reutilización 24.966, en torno al 57%, por la baja calidad del material obtenido. Para el grupo municipal de EA, que ayer puso sobre la mesa de la Comisión de Medio Ambiente la planta de reciclaje de Jundiz, las cifras evidencian que esta instalación "no está cumpliendo los objetivos" con los que nació; el principal, el compostaje. Para el equipo de gobierno, sin embargo, los mismos números revelan que la fábrica sí que funciona. "Más aún teniendo en cuenta que acaba de empezar a andar", opinó el concejal de Limpieza, José Manuel Bully, antes de entrar en harina.
Respecto a la conversión de los residuos en abono orgánico, el edil explicó que el tope fijado para cuando la instalación se encuentre en pleno rendimiento es del 10%, "por lo que estamos al 50% del objetivo marcado". Además, según subrayó Bully, en lo que vamos de año se han vendido casi todas las toneladas de compost logradas, 2.035 de 2.350, para su utilización en el ámbito de la agricultura y jardinería.
A la espera de que la vocación de la planta siga en línea ascendente, lo que realmente le preocupa ahora al equipo de gobierno es reducir el gran porcentaje de material que finalmente es rechazado, el 57%, "para alargar la vida del vertedero". Por eso, recientemente ha firmado un convenio con IDAE para materializar la iniciativa que se gestó en un primer acuerdo: transformar a partir de esos desechos combustible sólido que pueda venderse a las cementeras. Bully explicó que la inversión para ampliar la planta en una línea más y así poder poner en marcha esta iniciativa saldrá del Plan municipal de Residuos.