El trabajo de campo ha convertido en callos las manos de José Román, pero no ha logrado endurecer su alma de vaquero. A las ocho y media de la mañana, minutos antes del inicio del desalojo de una parte de la explotación, rodeado de policías, sitiado en su propia casa, le brillaban los ojos y le ardía la garganta. "Éste es el final de una larga saga de ganaderos y agricultores de Aretxabaleta. Y es un final humillante. Que se cuelguen medallas quienes tengan que hacerlo. Chapeau a la clase política. Chapeau al juez", satirizó mientras una amiga de la familia le pasaba el brazo por el hombro. Necesitaba calma.
La versión que ofrecen los hermanos López de Suso es muy distinta a la institucional. El gabinete de Patxi Lazcoz les pinta como hombres codiciosos que, después de haberse unido de forma voluntaria a la junta de concertación del sector 19 para ceder sus terrenos para el proyecto urbanístico, han dado marcha atrás exigiendo suelos donde se construyeran viviendas libres en vez de VPO "para rebañar aún más el plato". Además, el equipo de gobierno no se cansa de recordar que la explotación es "ilegal" porque carece de licencia de actividad. Los aludidos, por contra, defienden que tiene derecho a pedir más porque las condiciones económicas y edificatorias que establecieron para ellos son "un atropello". Más aún, aseguran que han sufrido "una persecución de veinte años", el tiempo durante el cual han tratado de lograr el permiso para trabajar dentro del marco legal. "Incluso propusimos marcharnos a la parcela de Gardelegi, y nunca recibimos respuesta", sostienen. Sí, a Gardelegi, el solar que ahora el Consistorio está dispuesto a recalificar para que la antigua vaquería no se extinga.
Los ganaderos de la zona no se tragan el discurso municipal. Y ayer lo dejaron bien claro. Cuando llegaron los trabajadores de las grúas contratados para desalojar el solar, el corazón habló por ellos: "vete a tu puta casa, cabrones, sinvergüenzas, ya os veréis algún día a este lado...". La hermana de los propietarios de la vaquería, Lourdes, les llamó a la calma. Ésas no debían de ser las formas. E hicieron caso para ponerse manos a la obra ayudando a la familia a desmantelar el terreno con sus tractores para "hacer menos traumático este momento". Tras varias horas de trabajo, Gerardo se deshizo en agradecimientos. "Hoy se ha demostrado que pertenezco a un sector con dos cojones. Pido un aplauso para vosotros", subrayó al tiempo que ellos respondían efusivamente con el mismo gesto. "No, el sector no está muerto. Ha dejado sus labores a un lado para ayudarme, y si no han entrado más al solar es porque la Policía no les ha dejado", continuó el vaquero.
Efectivamente, apenas cuatro ganaderos ajenos a la explotación tuvieron acceso a la parcela. Y algunos de los que acudieron a la zona para mostrar su apoyo fueron multados por aparcar sus tractores al inicio de la cuesta. Pero aun así, todos se comportaron para evitar altercados y compartir con calma el sentimiento de los hermanos. "Hoy ha desaparecido el esfuerzo de muchas generaciones. Pero no nos sentimos fracasados. Tengo un sentimiento de triunfo, porque hemos luchado", subrayó Gerardo, con la presidenta de UAGA muy cerca y mientras caían los últimos restos del muro que hasta entonces habían delimitado su terreno. Hoy seguirá el desalojo.