Vitoria. Los vecinos y comerciantes de la calle General Álava han perdido ya la cuenta de las veces que han visto a los operarios levantar la vía. Una de las calzadas de referencia del centro de la ciudad se ha convertido en un auténtico campo de minas desde que en 2002 se procediera a su peatonalización y posteriormente se estableciera como zona de paso del tranvía. La decisión, sin embargo, no ha venido acompañada de una restricción del tráfico de vehículos, por lo que la aparición de socavones y grietas ha sido una constante.
El lunes la vía volvió a recuperar su ritmo normal después de haber estado buena parte del mes de agosto cerrada para someterse a la reparación de su firme, una más en su largo historial. Sin embargo, quienes hacen su vida en esta calle desconfían de que estas obras vayan a ser las definitivas, pese a lo que digan desde la empresa Euskal Trenbide Sarea. Mientras los tipos de materiales que se empleen para reparar la calzada sean los mismos, temen encontrarse dentro de un año en la misma situación.
"Espero que ésta sí sea la última vez y que el próximo verano no nos tengan que volver a levantar la calle; el firme que están poniendo es el mismo que el de antes y tenemos nuestras dudas", asegura Alejandra Zamorano, dependienta de una establecimiento de moda de General Álava. Entre los comerciantes se percibe el cansancio, ya no sólo por el modo en que las obras repercuten en sus ventas, ya que al realizarlas en el mes de agosto apenas se ha notado, sino por ser los que pagan los platos rotos de una mala planificación que ha obligado a hacer obras en la calle hasta cinco veces en los últimos ocho años. "¿No dijeron que la calle iba a ser peatonal?, ¿y por qué siguen pasando vehículos entonces?", se pregunta.
El malestar es también visible entre los vecinos. "Está claro que algo falla y va a volver a pasar. Ese firme no está hecho para soportar tráfico, es bonito pero no aguanta, por lo que quizá habría que pensar en tomar otra serie de medidas, como limitar el acceso a vehículos pesados, o si no, que pongan otro material", asegura Carmen Alonso, que reside en una portal de la citada calle. La mayor parte de los vecinos no entienden todavía cómo siendo General Álava una calle peatonal pasen por ella tanto el tranvía como cuatro líneas de urbanos, la carga y descarga y los vehículos privados que acceden a los aparcamientos de la zona. "Es contradictorio que sea una de las calles del centro de la ciudad que más tráfico soporta", asegura Juan Ignacio Bilbao.
Todavía no está del todo claro qué es lo que origina los continuos desperfectos en el hormigón de esta calle. Desde el Departamento de Transportes del Gobierno Vasco alegan que no sólo el metro ligero es el culpable, sino que también influye el tránsito constante de autobuses y de vehículos pesados.
¿Bus por el centro? De hecho, en la Casa Consistorial ya hay quien considera que ha llegado la hora de replantearse si la flota de Tuvisa debe seguir pasando por el centro de la ciudad. El desvío provisional de los urbanos por el entorno de Florida mientras que se ejecutaban las obras de General Álava ha desatado las dudas sobre si esta ruta debería ser la definitiva, y el Ayuntamiento gasteiztarra está dispuesto a abrir el debate tras el verano. Desde el PNV, por ejemplo, recuerdan que el paso de autocares por General Álava e Independencia fue una solución temporal, adoptada para ganar tiempo mientras se solventaba la construcción del parking de Amárica, por lo que es uno de los partidarios de modificar el recorrido del transporte público.
Mientras encuentran la solución definitiva, ahora está por ver si la calle supera el invierno sin socavones. Transportes está convencido de que sí lo hará, de que los 250.000 euros que ha costado esta nueva reparación están justificados.