Vitoria. "Esto es un lío". Un usuario resumió así, el 30 de octubre de 2009, la puesta en marcha de las nuevas líneas de Tuvisa. La revolución de los autobuses urbanos generó numerosas quejas entre los gasteiztarras, ya fuera por los cambios de paradas, el rodeo que daban los trayectos, el arranque tardío de la campaña de información... El alcalde, Patxi Lazcoz, ya había predicho una semana antes que Vitoria viviría "un caos" durante esa fase de arranque. Y ese descontrol se tradujo en miles de quejas. Tal cual. El buzón ciudadano registró hasta 1.234 asuntos entre octubre y diciembre de 2009 vinculados a Tuvisa. Pero este quejicoso panorama ha dado un giro de 180 grados: entre abril y junio, apenas hubo 137 reclamaciones.
El cambio de Tuvisa va camino ya de su noveno mes en marcha. Y el parto ha sido un proceso doloroso y satisfactorio a partes iguales. Su principal logro es que las cifras de usuarios han respondido: a finales de febrero, el Ayuntamiento ya anunció que Tuvisa trasladó en enero a 973.000 viajeros, apenas un 3,6% menos que un año antes pese a haber perdido las líneas que ahora cubre el tranvía. Ese balance es clave puesto que, entre otras cosas, ha aminorado las suspicacias generadas entre la plantilla de los autobuses urbanos ante los continuos anuncios de que la serpiente verdinegra seguirá ampliándose en la ciudad. El Comité de Trabajadores, de hecho, se muestra conforme con la renovación de las líneas.
Estas modificaciones confirmaron que el Plan de Movilidad Sostenible, y su lucha contra el uso desmedido del vehículo privado, había pasado del papel a la práctica. El paso de 18 líneas a nueve pretendía convertir a los autobuses en un metro en superficie, con trayectos más largos por la periferia de los barrios pero con una mayor frecuencia, a intervalos de 10 minutos, y hacer compatible su uso con el tranvía. De hecho, desde ese momento el gabinete Lazcoz facilita los datos conjuntos de ambos sistemas de transporte público, puesto que, según ha manifestado en más de una ocasión el concejal de Movilidad, Joaquín Esteban, "los ciudadanos están cambiando su forma de moverse por la ciudad".
El propio edil, eso sí, reconoce que el proceso no ha estado exento de problemas. Entre octubre y diciembre de 2009, en plena etapa de arranque de las nuevas líneas, el buzón ciudadano registró 1.234 asuntos -que generaron 2.662 comentarios- en torno a Tuvisa. Desde entonces, el ejecutivo local pidió calma a los usuarios y abrió la puerta a posibles modificaciones, un proceso precisamente que aún sigue activo.
Una vez superado este desconcierto inicial, estas cifras ya sufrieron un primer descenso considerable. Entre enero y marzo de 2010, según apuntan fuentes municipales, se produjeron 253 asuntos -y 530 comentarios- con quejas en torno a los urbanos en este mismo foro, cuando la principal reclamación se centraba en los problemas de las sillas gemelares para acceder a los autocares, una polémica que por fin se solventó a finales del mes de marzo.
Así, la reducción más importante ha tenido lugar entre abril y junio, cuando apenas se han registrado 137 asuntos, casi un 89% menos que en el último trimestre del año. Cabe destacar, además, que en esta última fase -en concreto, a comienzos de mayo- es cuando el billete del urbano volvió a subir de precio -el billete ordinario pasó a 1,05 euros- para equipararse con las tarifas del metro ligero.
todo apunta a octubre Con el respaldo del volumen de usuarios y del balance de quejas, las nuevas líneas de Tuvisa siguen quemando etapas. El gran tema pendiente ahora es conocer cuándo se ponen en práctica los primeros cambios introducidos en los trayectos. Tras las reclamaciones presentadas por vecinos de Sansomendi, Zaramaga, Salburua y Zabalgana, el gabinete anunció casi una veintena de modificaciones para, entre otras cuestiones, mejorar estos servicios. La meta, como ya adelantó este rotativo, es que estas novedades -entre las que figura el esperado servicio nocturno para los nuevos barrios, la lanzadera diurna hasta Aldaia o el acceso de los urbanos a Zaramaga- se pongan en práctica en octubre, cuando las nuevas líneas se acerquen a su primer año de vida.