vitoria. El día a día de la Casa Consistorial abre muchos debates en las habituales tertulias de café en Vitoria. La falta de financiación del centro internacional de congresos, el coste del soterramiento, el tranvía de Abetxuko, el Plan de Movilidad Sostenible, la insistente crisis económica... Sin embargo, muchos de esos temas a menudo sólo suenan de pasada a los ciudadanos. Kini es uno de ellos. Este dibujante de cómics opina que a muchos vecinos les importan, más que los grandes proyectos, las cuestiones menos estratégicas pero más prácticas. "Las baldosas que están mal en mi calle, la parada que han cambiado del autobús, que en el Casco Viejo falta luz, los problemas de limpieza...". Kini, en cualquier caso, está acostumbrado a seguir la actualidad. La revista de humor TMEO lleva 23 años dando una vuelta o dos, o tres a cuestiones como el sexo, la iglesia o la política. "Y, pese al paso del tiempo, tampoco hemos cambiado tanto", apunta. Desde la cueva en la que se edita TMEO, un bajo en la calle Herrería de Vitoria, el coordinador del fanzine ofrece otro punto de vista de la actualidad gasteiztarra. El TMEO lleva 23 años saliendo a la calle. ¿Qué recuerda cuando echa la vista hacia atrás? El germen de esta revista era un grupo de gente de Pamplona conectado con Vitoria. La sede, de hecho, siempre ha sido ésta, en la calle Herrería. Éramos una agrupación de aficionados al cómic que buscaban una plataforma para publicar, haciéndola extensible a quien se quiera sumar. Y es curioso, porque han pasado 23 años y el planteamiento sigue siendo el mismo. Apenas ha cambiado el papel y el número de páginas, pero por lo demás... Este nacimiento, como un grupo de gente que ha creado su propio medio, explica la falta de límites del TMEO. Claro. Podíamos publicar lo que nos daba la gana, que para eso lo hacíamos nosotros. ¿Cuáles son sus temas clave? Hay tres temas básicos que son el sexo, la religión y la política. Se trata de tres cuestiones que, a la mínima que te pasas, generan polémica. Y como nosotros nos pasamos bastante a menudo... Analicemos uno a uno estos tres temas. El sexo, una cuestión tabú, siempre está en sus páginas. Siempre. ¿Han logrado vencer el mito de la falta de sexo en Euskadi? No lo sé. Los grandes tabús siempre se mantienen, porque ya parecen un producto típico del país. Yo espero que las nuevas generaciones tengan el tema del sexo más asumido. Confío mucho en la gente joven para que trate esta cuestión de forma más natural. Bueno, en la gente joven, en la mediana y en la tercera edad. Tenemos que derribar el mito del sexo. Segundo tema: la Iglesia. Ahora tienen escándalos para números y números de la revista. Efectivamente. Es un filón de una desfachatez impresionante. Nos lo están poniendo en bandeja, algo que también tiene un problema: que nos invita a entrar a saco, con el cuchillo entre los dientes. Y no queremos hacer sangre simplemente por hacerla. No nos queremos quedar en la superficie, en el mero pedo-teta-culo-pis. ¿La política también les facilita el trabajo? ¿Han testado cómo reciben los políticos sus historietas? Hay de todo. Desde no dirigirte la palabra a vetarte. ¿A los políticos les falta sentido del humor? A todo el mundo. No sólo a los políticos, que bastante tienen con su mediocridad... Siempre hay un toma y daca, cada uno desde su parapeto. Dicen que eso es una forma de ser muy vitoriana... Sí, sí, sí. Ese debate constante es muy propio de la política, pero en Vitoria quizá trasciende a los políticos y llega a los ciudadanos. Tranvía sí o no, que si donde pongo el monumento de la Plaza de la Virgen Blanca... Cualquier iniciativa, no sé por qué extraña razón, genera controversia. Igual es la reminiscencia de aquella forma de ser del Vitoriano de Toda la Vida (VTV). Hace una semana fue el debate sobre el estado de la ciudad. ¿Lo siguió? ¿Cree que hay ciudadanos pendientes de esas discusiones? Bueno... Hay gente para todo (risas). En mi caso, sé que se celebró y lo seguí muy poco. Me pareció que podías mirar el recorte de prensa de hace un año y sería exactamente lo mismo que en éste. Uno diciendo qué bien lo he hecho y otro diciendo qué mal. Pese a estar radicados en Vitoria, quizá se echan en falta más temas locales en el TMEO. ¿No ven razones para ironizar con la actualidad gasteiztarra? Sí. De hecho, hay muchas historietas inspiradas en Vitoria y cogidas al vuelo en conversaciones de bares de la ciudad. ¿Y qué problemas ha descubierto que afectan a los vitorianos, a través de esa forma de poner la oreja? Creo que ahora, y siempre, a la gente le preocupan los problemas de su día a día. Más que el centro ése... ¿Se refiere al centro internacional de congresos, exposiciones y de las artes escénicas? Sí, más que eso, creo que les preocupan las baldosas que llevan rotas diez mil años, las farolas que no alumbran, la limpieza, el ruido... La gente se centra en lo que se encuentra al salir de su casa. ¿La crisis no preocupa? Buff. Muchos de los autores del TMEO estamos ya hartos. Incluso intentamos olvidarnos de la crisis, pero la realidad es muy cabezona (de hecho, es el tema de portada del último número del TMEO, que titula ¡Esto hace aguas!). Tan cabezona que llegamos a pensar que, a estas alturas, podíamos haber superado la crisis... Sí, sí, sí. Parece que nunca hemos estado peor que ahora, pero vete a saber lo que nos quedará. En mi caso, la crisis me ha llegado a acojonar. Vienen tan mal dadas que parece que me llega desde cualquier segmento afectado. Pese a que ha mostrado sus dudas en torno a los grandes proyectos de la ciudad, de todos ellos, ¿cuál cree que es el que más importa a los ciudadanos? Está claro que el soterramiento va a cambiar Vitoria, que el auditorio es un proyecto importante... Pero la gente se despista entre tanta discusión política. Hasta el punto de que los vecinos piensan "Bueno, lo que tenga que ser, será". Seguro, de todas formas, que más de uno piensa que hay proyectos que no son tan prioritarios, pero a ver quién tiene narices para decirlo. ¿Se ve acudiendo al centro internacional? No (categórico). Igual es que tengo un prejuicio tonto, pero creo que es un ambiente en el que no me veo. Se habla mucho de la acústica, pero no sé si eso será una razón para llenar una sala cuando, hasta ahora, con los eventos no se completaba el aforo del Teatro Principal... Igual con esto estoy cayendo en el vitorianismo del que hablábamos antes. En cualquier caso, me gusta la música, pero a mi aire. Tampoco soy muy de conciertos. ¿No acude al Azkena Rock Festival? Soy un caso aparte. No soy muy festivalero. Y eso que ahora la mitad del TMEO está en Mendizabala. Entonces, ¿qué citas culturales le convencen de la ciudad? Creo que la ciudad tiene demasiado jerarquizada la oferta. Ahora toca rock, luego jazz, después teatro, la magia... Y me pueden gustar esas propuestas, pero se limitan a unas fechas. ¿Y qué pasa durante el resto del año? Quizá todo está muy institucionalizado, y sólo hay unos pocos fracontiradores de la iniciativa privada, como podemos ser nosotros con el cómic, que hagan algo que se sale de lo normal.
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