vitoria. El Ayuntamiento de Vitoria sigue deshojando la margarita de la nueva estación de autobuses. Las ocho empresas que optan a diseñar la terminal de Arriaga han superado la segunda criba, por lo que todas afrontan ahora la última fase, que valora cuánto cuesta hacer el proyecto, para conocer quién da forma finalmente a esta infraestructura. Por el momento, ya se conoce que sobre la mesa de la sociedad urbanística Ensanche 21 hay tres propuestas de un recinto semisoterrado, dos muy similares al anteproyecto que ya ideó Trakteplan, otras dos estaciones rectangulares y una última redonda.
Las novedades en torno a la nueva estación siguen conociéndose con cuentagotas. El pasado día 6 ya se anunció que, tras comprobarse que sus propuestas entraban dentro de las previsiones de gastos del Ayuntamiento y cumplían los requisitos jurídicos, hasta ocho firmas optaban a diseñar la terminal. El gabinete Lazcoz anunció poco después, no obstante, que dos de esas firmas -en concreto, GLM y Typsa- debían acreditar que contaban en su equipo de trabajo con un experto en gestión de estaciones de autobuses. Ayer, tras una nueva reunión de Ensanche 21, se comprobó que es así y se estudió el presupuesto y las características de cada estación. Las ocho siguen optando a tomar las riendas del polémico proyecto, que ha generado críticas entre vecinos de la zona y otras asociaciones por el impacto que conlleva en el parque de Arriaga.
La afección limitada a este entorno es, precisamente, el santo y seña de dos de los proyectos. El del estudio gasteiztarra GLM, encabezado por el arquitecto Mikel Garbizu, tuvo en cuenta las reclamaciones de la asociación de vecinos Ipar-Arriaga y plantea una terminal semisoterrada, con dos versiones: una que estaría coronada por una zona ajardinada transitable y otra que contaría con un aparcamiento. En ambos casos, se trata de un proyecto donde prima "el respeto medioambiental", según destacó su responsable -su fachada, de hecho, se inspiraría en los árboles para ajustarse al parque-, puesto que además prevé una conexión con una estación subterránea del tren.
un cambio de ubicación Los vitorianos Mozas&Agirre, mientras, no han contactado con el colectivo de Arriaga, pero han ido más allá en su respeto al parque al plantear un proyecto con afección cero. Y, para ello, optan por salir por la tangente: sitúan su estación en la mediana de Portal de Foronda, en este caso aprovechando el espacio disponible en la zona, sin duda mayor que el de la actual estación provisional de Los Herrán, cuyo diseño estaba constreñido por su ubicación entre dos calles.
La idea de Mozas&Agirre se trata, sin duda, de una de las apuestas más llamativas que incluye el concurso. "Quizá sí que nos beneficiamos en este caso de ser de Vitoria y conocer la zona", admite el arquitecto Eduardo Agirre. Esta propuesta, que consiste en una estación semisoterrada, pretende evitar cualquier impacto en el parque e incluso en el tráfico de América Latina. El daño colateral es que obligaría a desviar las actuales vías del tranvía para colocarlas a un lado de la carretera, en el acceso a la ciudad desde Bilbao.
La terna de estudios gasteiztarras que optan a diseñar la estación de Arriaga se completa con la ingeniería Idom. La empresa, conocida por su implicación en el proyecto del auditorio, plantea en este caso una estación en superficie rectangular, que contaría con 28 dársenas -la más grande- y un coste de 19,4 millones de euros.
Lo cierto es que la mayoría de las empresas del concurso plantean proyectos que rondan los veinte millones. Una de las apuestas más ajustadas sería la de BTS, la firma tras la que se esconden los arquitectos Manuel Blasco, Luis Tabuenca y Manuel Sagastume, conocidos por su participación en la estación de autobuses de Pamplona, un recinto del que se ha hablado en más de una ocasión en el Ayuntamiento de Vitoria por su carácter soterrado y por las dificultades que afronta su galería comercial. En el caso de Vitoria, la apuesta de BTS se diferencia del resto porque es la única estación redonda, pero en superficie.
el modelo del anteproyecto Otros de los proyectos que manejan ahora los técnicos del Ayuntamiento resultan menos sorprendentes, puesto que se ajustan más al anteproyecto ideado por la ingeniería Trakteplan. Este es el caso -no podía ser de otra forma- de la maqueta de los arquitectos Iñaki Usandizaga, Fernando Ruiz de Ocenda y Javier García de Acilu, los autores del diseño de Trakteplan, aunque introducen una modificación llamativa, que al parecer consistiría en vestir la cubierta de cobre verde. La guía de Trakteplan, por otro lado, también tiene un reflejo clave en el diseño de la firma Typsa, que opta por una solución similar para la estación pero cambiando la urbanización del entorno y los materiales de la cubierta.
Las opciones para Arriaga se completan con Saitec y BQC. Los primeros optan, como ocurre con GLM y Mozas&Agirre, por una estación semisoterrada, aunque en su caso de forma ovalada, con una cubierta verde y que obtendría la luz natural de un solo punto. Los segundos, finalmente, plantean una terminal de superficie rectangular de 25 dársenas -la cifra más baja de las ocho planteadas, pero que también se da en otros tres proyectos-, con un coste de 20,1 millones de euros.
Entre una de estas ocho opciones se encuentra la futura puerta de acceso de los viajeros a la capital alavesa. Desde la asociación de vecinos de Ipar-Arriaga, mientras, se sigue de cerca el desarrollo de un concurso que, una vez lanzada la construcción de la terminal, ha reabierto el debate sobre su impacto en la zona. La tercera criba en el Ayuntamiento, la definitiva, tendrá lugar una vez finalice el estudio de los técnicos. Fuentes municipales no precisaron más plazos. En cualquier caso, por fin se acerca el momento decisivo de la nueva terminal, cuyas obras está previsto que arranquen antes de que finalice el año.