LA polémica en torno a la prohibición de acceso de las sillitas para gemelos a los autobuses urbanos volvió ayer al Ayuntamiento de Vitoria. Pese al acuerdo de los grupos, pese a que es una cuestión de tiempo que se permita que los usuarios de ciertos de estos carritos para bebés se suban a los autocares de Tuvisa, el debate volvió a enfrentar ayer a la oposición con el equipo de gobierno. Esta vez, por una diferencia de cuatro centímetros. Una distancia mínima pero clave en el debate.

El reglamento de Tuvisa, desde octubre, prohíbe que estos carros para gemelos se suban al transporte urbano porque, según se alegó desde la gerencia de la sociedad municipal, carecen del espacio suficiente y los anclajes necesarios para asegurar las sillas. A finales de enero, y tras las continuas quejas de los usuarios afectados, los consejeros de Tuvisa garantizaron el acceso de estos dispositivos puntualizando que la responsabilidad recae sobre los padres de los niños y no sobre los conductores. La controversia parecía solventada, pero desde Tuvisa se siguen negando a permitir el acceso de estos carritos gemelares hasta que el Pleno no ratifique la decisión. Ayer, esta polémica vivió una nueva entrega, puesto que el reglamento seguía prohibiendo el acceso a los urbanos de aquellas sillas que midan más de 700 por 1.200 milímetros, 40 menos que el espacio total habilitado para estos aparatos en los urbanos. La medida indignó a los grupos de la oposición: el PP exigió que se llegue hasta esos 740 por 1.200 milímetros para que, en definitiva, una silla gemelar pueda subir a los urbanos si cabe. Eso sí, los carros más grandes se quedarán fuera.

Estos cambios serán ratificados por fin este viernes, en el nuevo Pleno municipal. El concejal popular Manuel Uriarte defendió ayer que, tras este paso, "ya no puede haber excusas" para impedir el acceso a estas sillas. Otra cuestión es que "todavía quede trabajo por delante para garantizar la seguridad de los niños al usar los autobuses".