Vitoria. Las piscinas de Gamarra contarán con un renovado sistema de riego automático, que sustituirá al actual, que funciona de forma manual. La obra, según estima el proyecto recientemente aprobado, prevé adjudicarse por casi un millón de euros y se alargará 13 semanas, con el objetivo de que la instalación esté lista para la próxima temporada de baño. Gamarra afrontará, así, su primer retoque de importancia apenas año y medio después de su esperada reapertura. Una vuelta a empezar que ya genera suspicacias entre la oposición municipal.

El objetivo es sencillo: habilitar en las instalaciones deportivas municipales de Gamarra un sistema de riego automático. En la actualidad, las piscinas de la zona norte de la ciudad cuentan con un riego que se efectúa mediante aspersores manuales. Estos aparatos, que funcionan de forma hidráulica, lanzan el agua pulverizada a la atmósfera a través de un brazo con varias boquillas, que distribuyen el agua girando entre dos extremos o bien realizando una vuelta completa de 360 grados. Es un sistema más que común pero que, según se considera en el Ayuntamiento, supone un gasto en mano de obra y en consumo de agua, puesto que el riego es diurno y la distribución se realiza de forma menos eficiente. Y, como las cuestiones medioambientales se escriben con palabras mayúsculas en la capital alavesa, ahora el Consistorio prevé apostar por otro modelo.

Vitoria quiere mejorar el mantenimiento de los parques y jardines del municipio apostando por una red de riego automático por medio de aspersores de turbina y, en determinadas zonas, de difusores. El riego automático, de hecho, ya funciona en el campo de rugby de Gamarra y la zona de césped colindante con las piscinas, pero ahora se trata de extender el modelo. La superficie afectada ronda los 92.000 metros cuadrados.

El presupuesto, así, se ha estimado en 980.000 euros. La intervención afecta a tanta superficie que, en principio se dividirá en dos zonas, una en la parte norte del complejo y otra que incluye el resto del espacio. Los trabajos, que por supuesto obligarán a abrir unas zanjas para conectar todo el sistema -aunque no está previsto que afecten a viales públicos-, permitirán contar con una red formada por tuberías de polietileno, con sus correspondientes sistemas de control, y un anillo independiente para abastecer a las bocas de riego, fuentes y servicios públicos. Además, el Consistorio aprovechará esta actuación para sembrar nuevo césped y plantar hiedra en ciertos taludes.

Más de un usuario se llevará las manos a la cabeza, no sólo por las molestias que pueden suponer los trabajos, sino por el temor a que esta nueva obra en Gamarra afecte a la temporada de baño de 2010. En principio, no tiene por qué ser así. El Ayuntamiento, que el pasado día 11 aprobó el expediente de contratación de las obras, ha fijado el plazo de ejecución en trece semanas y los servicios técnicos ya han advertido de la necesidad de acelerar el proceso -la tramitación, de hecho, es de urgencia- para que este nuevo lavado de cara -o de riego, en este caso- esté listo antes de junio.

Desde el grupo municipal de EA, sin embargo, critican que esta obra llegue apenas año y medio después de que Gamarra estrenara sus nuevas instalaciones -el 21 de junio de 2008, una fecha fijada tras un obligado retraso por las inundaciones que afectaron al recinto- y que no se aprovechara esta reforma para cambiar el sistema de riego. La formación abertzale trasladará estas preguntas al gabinete Lazcoz durante la próxima comisión de Urbanismo, que previsiblemente tendrá lugar el 12 de enero. Gamarra volverá a tirarse a la piscina de las obras, un anuncio que, tras las experiencias con los trabajos en este tipo de equipamientos gasteiztarras, provoca más inquietud que calma.