VITORIa. Hablemos de proyectos concretos. ¿Cómo ve la contratación del palacio de deportes?

¿El proyecto Kronos? Un ejemplo de la política de los titulares de Lazcoz. Este alcalde ha hecho dos cosas: vender humo, lo mismo que Alfonso Alonso pero, en lugar de emplear maquetas, usando nuevas tecnologías e inventarse un diccionario propio. Antes se peatonalizaba una calle o se reurbanizaba, ahora lo que se hace es Plan Alhóndiga. Antes se construía un pabellón de deportes, ahora es Kronos. Antes se llevaban a cabo políticas de rehabilitación de barrios, ahora Plan Renove...

Sigamos con otro proyecto. ¿Qué ocurre con el multiusos?

Pues que sigue siendo el torousos. La Corporación no debería haber aceptado nunca el multiusos porque incumplía los pliegos de condiciones al no ser un recinto multiusos. Siempre hemos tenido una plaza de toros y eso se ha visto en el día a día. El PSE y el PP fueron quienes posibilitaron aquel famoso acuerdo entre la empresa FCC y una de las firmas que perdió al concurso y han seguido hasta el final siendo fieles a aquel peculiar contrato de 2005. El multiusos es uno de los grandes sonrojos de esta ciudad.

¿Qué sabemos de la famosa oficina de coordinación de obras?

Otra promesa incumplida por parte de los socialistas. Se lo hemos reclamado, porque figuraba incluso en su programa electoral, pero nos dicen que están en ello. Va a acabar la legislatura y no vamos a tenerla. Incumplimiento.

Otro proyecto polémico en el que EB se ha posicionado del lado de los vecinos es el de la ubicación de la estación de autobuses en el parque de Arriaga. Después de tantas idas y venidas, ¿qué va a suceder?

Pues lo que quiera el señor Lazcoz porque el PNV se lo permite. El PNV no le ha dejado al señor Lazcoz que la ampliación del tranvía se haga por la Avenida, pero sí le permite que la estación intermodal se haga sobre el parque de Arriaga. Por si la alta afección al parque no fuese suficientemente grave, el plan incorpora una segunda fase porque el PNV quiere que sea provisional para poder construir posteriormente en Juan de Garay sobre la estación del Tren de Alta Velocidad. Hay tantas variables en juego que todo es caótico. El modo de hacer política en esta ciudad obedece a criterios delirantes y no sabemos cómo van a acabar las cosas, aunque al final se acaba haciendo algo. Lo que está claro es que no hay consenso social ni político y que la estación que se proyecta no es buena desde el punto de vista técnico ni de futuro. Será un equipamiento malo para la ciudad, pero el alcalde podrá hacerse la foto en 2010.

Otro proyecto vinculado, el del soterramiento. ¿Avanza?

Parece que ha entrado en una vía menos muerta que en la que estaba. El primer paso, que es el acuerdo interinstitucional para financiar, está dado. Ahora lo que hace falta es que se cumpla lo que se ha firmado. Lo que me parece triste es que la ciudad se haya convertido en una barricada para el soterramiento. Tanto se ha retrasado que vamos a tener que soportar el trazado actual de ancho ibérico durante muchos más años que si los gobiernos municipales hubieran hecho los deberes a tiempo. En febrero se constituirá la sociedad que lo gestionará y seguiremos los pasos que se den para que no quede en una frustración más.

El último de los grandes proyectos: el auditorio.

El auditorio no debería ser como se va a hacer. Todos los estudios técnicos y todos los profesionales de la Cultura hablaban de un espacio multidisciplinar y desgraciadamente va a suceder lo mismo que con la plaza de toros. Vamos a construir un filarmónicauso. Sólo va a servir para orquestas sinfónicas. Amputar tantos usos a un equipamiento tan importante representará otra oportunidad perdida.

Después de tanta crítica, ¿algo que valorar positivamente del paso de los socialistas por el gobierno local?

Cómo no. Es palpable el seguimiento, apoyo e impulso que ofrecemos a todas las políticas de regeneración del Casco Medieval. Tampoco podemos dejar pasar por alto la gestión en el área de Urbanismo. Más allá de que haya proyectos que no compartimos, agradecemos que se haya acabado con las ventanillas en las que se daban licencias raras.