Fernando Polo, presidente del Foro IA y CEO de Good Rebels, y uno de los autores de Humanidad Aumentada, defiende que la inteligencia artificial no viene a sustituirnos, sino a potenciarnos. Advierte, sin embargo, que la mayoría de las empresas aún se encuentran en fase de experimentación y no han integrado la IA de forma estructural en su estrategia. De esto hablará precisamente en Álava Objetivo 2026, un foro organizado por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA y que se celebrará el próximo día 23 de octubre en el Palacio de Congresos de Europa a partir de las 9.30 horas. Este foro constituye el punto de encuentro para el análisis y la puesta en común de prácticas y estrategias entre los agentes clave de la economía alavesa.

En su ponencia plantea que la inteligencia artificial ya forma parte de la agenda directiva. ¿Hasta qué punto cree que las empresas realmente la están integrando en su estrategia, y no solo observando la tendencia desde fuera?

La IA generativa lleva ya tres años con nosotros y junto a la IA predictiva (“machine learning”) y de reconocimiento de contenido (“deep learning”) se percibe como una verdadera revolución. Pero aunque todas las compañías hablan de ella, muchas están “probando” y pocas la han integrado de forma estructural. La mayoría sigue en fase de experimentación o con pilotos aislados, y se encuentran con las mismas barreras: falta de datos preparados, de talento interno y de gobernanza. La buena noticia es que es prioridad alta en los comités de dirección. La mala, que el retorno aún no es visible en muchos casos porque no se ha hecho el trabajo de fondo. Adoptar IA no va de comprar herramientas o de montar un par de formaciones. Va de rediseñar procesos, desarrollar competencias y transformar la cultura.

"Es más fácil dotar de productividad a un programador o un agente de atención comercial que pensar en sustituirlo"

Lleva años analizando cómo las organizaciones se transforman digitalmente. ¿En qué momento está ahora la IA dentro de ese proceso? ¿Es una moda más, o un cambio de fondo que reconfigurará la manera de gestionar y liderar?

No es una moda, es un cambio estructural. La transformación digital reorganizó los canales, el acceso a la información y la capacidad para almacenar y gestionar datos; la IA reorganiza el trabajo y la toma de decisiones. Estamos entrando en una fase en la que los líderes gestionarán no solo equipos humanos, sino también equipos aumentados, donde personas y sistemas inteligentes colaboran. El reto ya no es técnico, es de liderazgo: cómo mantener propósito, criterio y coherencia en entornos donde las máquinas ejecutan cada vez más parte del proceso. Y frente a la incertidumbre y el miedo que esta situación genera.

“La resiliencia se construye con datos bien gobernados y una cultura que aprende y se adapta”

Habla de distinguir entre realidad y hype. Si tuviera que señalar una aplicación de la IA que hoy está transformando de verdad el mundo empresarial, y otra que está sobrevalorada, ¿cuáles serían?

La que realmente está aportando valor es la automatización inteligente de procesos: atención al cliente, documentación, gestión administrativa. Desde la transcripción de una conversación médico - paciente al procesamiento automático de textos y la creación de informes. Muchas de estas aplicaciones son menos vistosas que los vídeos o las imágenes generadas, pero tiene retornos muy tangibles. Al mismo tiempo, hay un hype considerable sobre el retorno en eficiencias. Es peligroso creer que introducir IA nos permitirá ahorrar (generalmente vía menos personal) dinero como por arte de magia. Se pueden automatizar tareas, pero es mucho más complicado “amortizar” roles completos. Es más fácil dotar de productividad a un programador o un agente de atención comercial que pensar en sustituirlo. Hay que apostar por ganancias sucesivas que permitirán abordar nuevos proyectos. 

“La IA no tiene intención, nosotros sí”

Uno de los ejes del Foro Álava es reforzar competitividad, productividad y resiliencia. ¿Cómo puede la IA contribuir de forma tangible a esos tres objetivos?

La competitividad viene del conocimiento: las empresas que usen la IA para aprender más rápido sobre su entorno, clientes y operaciones serán las que se adelanten. La productividad se consigue al rediseñar flujos de trabajo y liberando tiempo humano para tareas de más valor. Y la resiliencia se construye con datos bien gobernados y una cultura que aprende y se adapta. La IA no elimina la incertidumbre, pero permite responder con más agilidad.

“Usando la tecnología para potenciar nuestras capacidades y no para atrofiarlas, tendremos una sociedad más competente y consciente”

‘Humanidad aumentada’. ¿Cómo entiende ese concepto? 

El libro que hemos publicado desde el Foro IA lo explica en detalle. Humanidad aumentada no significa sustituida, sino amplificada. La IA puede ayudarnos a pensar mejor, decidir con más información y liberar tiempo de las tareas repetitivas. Pero lo esencial, el propósito, el juicio, la empatía, sigue siendo humano. La IA no tiene intención. Nosotros sí. Y usando la tecnología para potenciar nuestras capacidades (y no para atrofiarlas), el resultado será una sociedad más competente y más consciente. Esa es la apuesta del Foro IA: un progreso acelerado con tecnología y centrado en las personas.

“Con la IA no debemos caer ni en el miedo ni en la ingenuidad”

¿Qué mensaje le gustaría dejar sobre convivir con la inteligencia artificial?

Que no caigamos ni en el miedo ni en la ingenuidad. La IA no tiene valores ni propósito: eso lo ponemos nosotros. Nuestra responsabilidad es usarla para ampliar capacidades, no para delegar criterio. Si mantenemos la intención, esa combinación de curiosidad, propósito y ética, la IA puede ser una de las mejores herramientas que hayamos creado. Lo difícil no será que las máquinas piensen, sino que nosotros no dejemos de hacerlo.