Sostenibilidad, residuos, compromiso o economía circular. Conceptos todos ellos que forman parte del día a día del trabajo de Oskar Gutiérrez al frente, desde hace relativamente poco tiempo, de la conocida empresa vitoriana Escor; firma medioambiental de referencia en Álava a la hora de dar una nueva vida a los residuos que se generan tanto en espacios urbanos como procedentes de espacios industriales; en entornos públicos y privados.

Precisamente, para ir de la mano en esa gestión de esos deshechos de una manera eficiente y a la vez ganar en optimización al dar una segunda vida a esos materiales, la innovación se antoja como un arma de lo más necesaria para cumplir con los retos de sostenibilidad que se tienen por delante. Recordemos en este punto los Objetivos de Desarrollo Sostenible enfocados a lograr la igualdad entre las personas, la protección del planeta y la garantía de la prosperidad como parte de ese desarrollo comprometido y responsable.

¿Cómo aplicar la innovación a la gestión de residuos?

A priori, como reconoce el propio gerente de Escor, es complicado poner en marcha una serie de herramientas innovadoras o disruptivas (en el sentido de que sean algo novedoso que nunca se hayan hecho) en el sector de la gestión de residuos. Pero, que resulte complicado no quiere decir que sea del todo imposible. Y si no, solo hay que echar un vistazo al software de Big Data con el que ya trabajan en esta empresa para hacer un seguimiento de su actividad y su flota de vehículos. "La implementación de esta herramienta innovadora ha supuesto un salto tecnológico en el servicio, posibilitando una reducción significativa en el impacto medioambiental del mismo, al disponer de información real sobre la tipología, cantidad y ubicación exacta de cada residuo y así, poder optimizar las rutas.”

Una basta información, prosigue Gutiérrez, que les ayuda a la hora de trazar estrategias para hacer más eficiente toda la cadena que va desde la recogida de esos residuos, pasando por su transporte, su tratamiento y la disposición final de los mismos. Dicho de otra manera, optimización que revierte en menos desplazamientos, una reducción de combustible y un menor impacto medioambiental.

En este mismo camino se trabaja en otra de las puntas de lanza de Escor enfocadas hacia el sector privado: la valoración material de los distintos residuos que se generan tanto en Vitoria-Gasteiz como en el resto de Álava, sobre todo en lo que se refiere al sector industrial.

“Ofrecemos soluciones de valorización material a corrientes que tradicionalmente han sido depositadas en vertederos, como por ejemplo las placas de yeso laminadas, siendo la única empresa en el territorio que lo hace”, apunta el responsable de la empresa en relación a esa circularidad y reutilización de materiales y deshechos. Lo que hasta ahora conocíamos como el reciclaje de toda la vida pero que, en el actual contexto del siglo XXI, ha pasado a denominarse economía circular.

Sea como fuere, y nomenclaturas aparte, el sentido es el mismo: cuidar de un planeta donde los recursos son limitados y tienen una fecha de caducidad no muy lejana. Por ello, la solución más inteligente, como aplican desde Escor, es que esos residuos que se van generando adquieran otro valor y se reincorporen al ciclo productivo, pero esta vez como materias primas secundarias.

Un cambio de mentalidad

¿Y cómo responden las empresas e instituciones ante estos retos a corto y medio plazo que pasan por un presente y un futuro más responsable, más comprometido y más sostenible? La respuesta es clara en palabras del gerente de Escor: “Conceptos como la Taxonomía Verde deben ser integrados en el análisis y toma de decisiones estratégicas de las empresas. El concepto de sostenibilidad empresarial engloba, además de aspectos económicos tradicionales, el impacto que cada actividad tiene sobre su entorno natural y social”, sentencia Oskar Gutiérrez, al mismo tiempo que reconoce que se están dando pasos óptimos (aunque todavía quede mucho por hacer) en ese cambio de cultura empresarial.

Una mentalidad más del siglo XXI donde una empresa puede ser al mismo tiempo sostenible e igualmente rentable tanto para sus socios como para la sociedad de la que forma parte. “La dicotomía entre sostenibilidad y desarrollo económico no es cierta, y son muchas las empresas que empiezan a tomar consciencia de ello. Hacer las cosas mejor desde una perspectiva medioambiental implica mayor competitividad a medio y largo plazo. Es una inversión segura.”

Actuar por el planeta

La Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”. Una frase cuanto menos contundente que resume en muy pocas palabras ese compromiso por el entorno que nos rodea. Un mantra para el responsable de esta empresa medioambiental que, a su juicio, se debe aplicar tanto desde el punto de vista de las instituciones públicas como de las empresas privadas; así como en el plano particular de cada ciudadano.  

“Este compromiso debe ser colectivo, todos los agentes tenemos responsabilidad en salvaguardar nuestro entorno natural y socioeconómico. El calentamiento global no entiende de localismos, de condiciones sociales ni de ámbitos públicos o privados. Es o todos o nadie”, defienden desde Escor en su labor didáctica de poner en valor la importancia de ser sostenibles. Y ser sostenibles no es otra cosa que ser capaces de desarrollar una actividad sin que por ello se vean comprometidos los recursos del futuro.