- La erupción volcánica de Cumbre Vieja, en La Palma, sigue 15 días después de que se iniciara con “toda su potencia” sin que los científicos puedan predecir un final cercano y mientras se buscan soluciones urgentes en materia de viviendas, infraestructuras y regadíos. El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, viajó ayer por tercera vez a La Palma desde que se iniciara la crisis volcánica para anunciar un plan de ayudas, por un valor total de 206 millones de euros.

Estas ayudas serán aprobadas por decreto ley en el Consejo de Ministros que se celebra mañana y están destinadas a garantizar viviendas, negocios, plantaciones e infraestructuras, así como para paliar el problema de abastecimiento de agua en la isla e intervenir en materia de empleo, agricultura o turismo. Y es que el abastecimiento de agua se ha convertido en un problema importante en la zona sur de la intersección de la colada, ya que ésta ha destrozado las redes de abastecimiento.

Como solución inmediata, hoy mismo llegan a La Palma dos desaladoras portátiles adquiridas por el Gobierno de Canarias mientras que de la Península parte un buque cisterna con una capacidad de 30.000 metros cúbicos de agua. Asimismo se ha previsto el uso de helicópteros Kamov para transportar agua desde los embalses hasta las zonas agrícolas, muchas de ellas incomunicadas por la presencia de la lava.

Este material magmático ha dejado inutilizados 30,7 kilómetros de carreteras por lo que las administraciones también buscan soluciones urgentes a esta incomunicación en la que ha quedado parte de la isla.

La superficie afectada por la erupción volcánica afecta ya a 399 hectáreas de la isla, 52,5 hectáreas más que este pasado sábado y con el temor de que siga aumentado dado que este proceso volcánico no ha perdido potencia desde su inicio pasadas las tres de la tarde del domingo 19 de septiembre.

La responsable de Sismología del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Carmen López, explicaba ayer que se trata de un proceso eruptivo en el que hay alternancias de fases estromboliana y efusiva, lo que conlleva la explosividad junto con la fluidez de grandes coladas de lava. El volcán tiene varios centros emisores en el interior del cráter y dos en el noroeste, de los que emerge una lava que, para tranquilidad de todos, se ha fundido en una sola colada que transcurre paralela a la que se dirige al mar.

Estas coladas están continuamente monitorizadas por si hubiese algún cambio en su avance. También las emisiones de gases dieron algún sobresalto al tener que evacuar con rapidez a equipos de científicos y dispositivos de seguridad que trabajaban en una zona cercana a la erupción al constatarse una alteración en uno de los parámetros que se miden para determinar la calidad del aire.

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La lava que emerge de los dos últimos puntos emisores de la erupción volcánica discurre como una sola colada y tras contactar con la primera que se originó hace quince días, ahora discurre de forma paralela con la que termina en el mar, donde ya ha creado una superficie de 28 hectáreas.