- La decisión unilateral de eliminar las mascarillas al aire libre anunciada por el presidente español, Pedro Sánchez, fue debidamente celebrada por la inmensa mayoría de la población. Sin embargo, cuándo y dónde fue comunicada esa noticia tan esperada, no gustó tanto a buena parte de los equipos técnicos y políticos que semanalmente plantean sus valoraciones y reflexiones en la Comisión de Salud para avanzar en la lucha diaria y compartida contra esta pandemia.

Uno de ellos el lehendakari, que ayer dejó patente su sorpresa y su nueva decepción por el proceder de Moncloa. “No es buena costumbre que estas cuestiones sean conocidas de esta manera cuando es preceptivo escuchar antes al Consejo Interterritorial de Salud”, sentenció Iñigo Urkullu en referencia al modus operandi del gabinete de Sánchez. Eso no significa que Euskadi esté en contra de ese posicionamiento, tal y como dejó bien claro.

De hecho, las investigaciones científicas sobre el uso de la mascarilla analizados por Lakua desde hace ya varias semanas avanzaban en ese sentido siempre y cuando la mitad de la población esté vacunada. Y, en el caso de Euskadi, ese parámetro se cumple: cuatro de cada diez personas están inmunizados y más de un 93% de la población mayor de 50 años ha recibido al menos una dosis. En total, más de 750.000 han recibido la pauta completa.

“No tenemos nada en sentido contrario, siempre diciendo que estamos hablando del uso de mascarillas en el exterior y con la reserva de que, incluso en el exterior, en caso de que haya motivos de concentración excesiva de personas, será necesario el uso de la mascarilla. Y siempre seguirá siendo necesario el uso de mascarilla en interiores”, explicó el lehendakari. Así las cosas, Urkullu insistió en que “la forma” en que se ha conocido esta medida por parte del Gobierno español no ha sido nada honesta.

“No creo que es buena costumbre la que se está adquiriendo de conocer determinadas propuestas, que todavía no son firmes y que tienen que ser consultadas en el Consejo Interterritorial de Sanidad, por los medios de comunicación”, lamentó. En una línea similar se manifestaron desde otras administraciones como la de Castilla y León o Galicia, por ejemplo. Y esta vez no fue Urkullu quien apeló al modelo compartido y colaborativo de gobernanza, sino el castellano Francisco Igea quien echó en cara al presidente español haberse olvidado y dejado de lado la tan cacareada cogobernanza; Feijoó por su parte prefirió hablar de oportunismo político en el anuncio de esta medida que ya ha sido adoptada en otros países europeos.

En cualquier caso, preguntado por la posibilidad de que la Ley vasca Antipandemia contemple la obligatoriedad de mascarilla mientras la emergencia sanitaria siga vigente en la geografía vasca, Urkullu acertó a explicar que el hecho de desactivar ese escenario -derogado justo hace hoy un año cuando se recuperó la movilidad con Cantabria, y reactivado a mediados de agosto- no significa la desaparición inmediata de las medidas de salud pública existentes para evitar la transmisión del virus.

De hecho, el Gobierno Vasco -atendiendo a la obligatoriedad del decreto del Ejecutivo español- debería dictar ese mismo jueves 24 otra norma “que ponga en valor la liberación” del uso de mascarillas en exteriores en esas condiciones” en Euskadi.

“No es buena costumbre que estas cuestiones sean conocidas de esta manera cuando es preceptivo escuchar antes al Interterritorial”

“No tenemos nada en contra, salvo en caso de que haya motivos de concentración excesiva”

Lehendakari