La candidata reivindica a la coalición soberanista como “la única alternativa real” frente a la “gobernanza unilateral y cerrada” de las últimas legislaturas. “Iniciativa, propuestas y ganas de trabajar” componen la receta de Lopez de Arroyabe en su estreno como cabeza de lista.

Sostienen que “es la hora de EH Bildu”. ¿Qué les diría a sus potenciales electores para que confíen en usted?

Les diría que somos la única alternativa real de gobierno en Araba. Lo llevamos demostrando además estos últimos años. Hemos visto un acuerdo entre PNV y PSE que se ha basado en no compartir un modelo concreto de país y de territorio. Podríamos hacer una foto como un folio en blanco. No ha habido respuestas a los grandes retos que teníamos y han funcionado en base a la inercia. ¿Qué ofrecemos? Justo lo contrario: iniciativa, propuestas y ganas de trabajar.

¿Cómo describiría la Álava actual?

Es un territorio con un desequilibrio evidente, pero lleno de oportunidades. Y que en los últimos años se ha movilizado en busca de servicios de calidad. La gente está preocupada. Es un territorio también súper industrializado al que hay que dar respuestas para que todo el mundo tenga las mismas oportunidades para vivir.

Hablan de años de “injerencias” e “imposiciones”. ¿En qué sentido?

Hemos tenido una gobernanza unilateral y bastante cerrada. Ante eso, proponemos justo lo contrario: abrir las puertas y las ventanas de la Diputación de par en par, abrirla a la participación. Oímos una y otra vez el tema de la escucha activa y, desde luego, vamos a hacer efectiva.

Van a ser las cuartas elecciones forales para EH Bildu, que tiene su suelo en 11 procuradores y su techo en los 12 actuales. ¿Siente que cuentan con un electorado fiel pero, a la vez, escaso margen para crecer?

Bueno, somos muy optimistas y creo que no hemos tocado techo. Nacimos en 2011 y seguimos creciendo desde entonces. Además sin estridencias, de forma natural. Y en zonas donde no tenemos una implantación al uso, como Añana, Rioja Alavesa o Mendialdea. Tenemos todas las expectativas para seguir creciendo. Y salimos también a disputar por lo menos la mitad de los ayuntamientos, entre ellos los más grandes: Gasteiz, Laudio, Amurrio, Agurain...

Las encuestas sí les sitúan al alza, pero lejos de poder dar el ‘sorpasso’.

No tenemos encuestas internas, pero todas las que vemos una y otra vez sí que nos dicen que seguimos creciendo. Eso es positivo. Porque además somos los que más crecemos.

Más allá de un aliado habitual como Elkarrekin, ¿el PSE es una opción para su espacio dentro de los obligados pactos postelectorales?

EH Bildu ha demostrado una y otra vez la capacidad que tiene de llegar a acuerdos con diferentes. Estamos gobernando en distintos ayuntamientos con el PNV, con el PSE, con Podemos en Bizkaia... y en Madrid y en Nafarroa en cierta medida también, alcanzando acuerdos de mínimos con el PSOE. Y creo además que sería saludable abrir el abanico de los pactos, porque estamos en un país muy diverso. Estamos dispuestos acordar, pero donde se den circunstancias. Siempre con el objetivo de mejorar la vida de las personas, de responder a sus necesidades y en cuestiones concretas. Nuestra mano está tendida.

¿Ven difícil romper esa inercia pactista PNV-PSE?

Insisto, vamos a seguir dispuestos a buscar acuerdos, a abrir ese abanico de pactos. Y lo hemos demostrado una y otra vez en diferentes temas. A ellos habrá que preguntárselo.

¿Teme que la disidencia dentro su espacio político les reste votos?

Como ya he dicho, seguimos creciendo y no veo siquiera disidencia alrededor. No nos tiene por qué afectar para nada. Hay diferentes movimientos pero no son nuestra disidencia, así que no nos van a lastrar seguro.

Aseguran que el territorio se enfrenta a “retos colosales”. ¿Cuál considera el más apremiante?

Yo destacaría cuatro muy importantes: la reconversión de este sistema socioeconómico, la transición energética, los cuidados y los servicios públicos, porque tenemos una tendencia hacia la privatización que no nos va a traer nada bueno, y el equilibrio territorial y el despoblamiento.

Yendo por partes, ¿por dónde empezaría para reconvertir ese sistema socioeconómico?

Hay que dar respuesta al sector industrial, teniendo en cuenta que más del 31% del PIB depende de él. Hemos hecho bastantes propuestas y una de ellas es la construcción de una gigafactoría en Miñano para producir baterías unida a una planta paralela para reciclar materias críticas, los residuos derivados de esas baterías. Es una apuesta que luego el PNV hizo suya y que demuestra que EH Bildu tiene propuestas. Nos vamos electrificando y hay que innovar ahí.

Han sido muy críticos con nuevos parques eólicos como el de Azazeta. ¿No es contradictorio?

Es imprescindible abordar la transición energética de una manera responsable para descarbonizar el territorio para 2050. Y hay que acordar las bases sobre cómo hacerlo y en qué sentido. Apostamos por reducir el consumo, por mejorar la eficiencia y por el despliegue de la energía renovable de una forma ordenada. Hay que acelerar el Plan Territorial Sectorial con unos mínimos de precaución y una protección de las zonas de mayor valor ambiental. A día de hoy, mientras no pasa eso, se están colando proyectos públicos y privados que no tienen cabida. Hablo de Azazeta, pero también de Laminoria o incluso del tema de Solaria, aquí al lado de Gasteiz, y de la ocupación de tierra de alto valor agrícola para construir grandes proyectos fotovoltaicos. Planteamos una transición acordada, ordenada, planificada, como no está siendo hasta ahora, con control público y, sin ninguna duda, democrática.

En lo social proponen la creación de un hogar público de cuidados. ¿Hablamos de su plan estrella?

En los últimos 20 años no se ha creado una sola plaza pública de residencia en el territorio. De las más de 4.300 que hay, solo el 14% son públicas. Así que el desmantelamiento de los servicios públicos y residenciales es más que evidente. Proponemos un plan para crear plazas públicas, porque es la única manera de garantizar un servicio de calidad con condiciones dignas para las personas que trabajan en él, sobre todo mujeres. Entendemos que no es fácil y que hay que hacer una transición, por eso la propuesta de crear ese hogar de cuidados en Ariznabarra, que es una residencia pública de gestión privada que en dos años finaliza su concesión. Es una oportunidad maravillosa para poner en marcha este proyecto.

Y en cuanto al equilibrio territorial, ¿qué sería lo más urgente?

Lo más urgente es visualizar el desequilibrio evidente que existe. Hemos hecho multitud de propuestas y hay que tomarlo como una prioridad que impregne a todos los departamentos forales. Hemos propuesto la creación de la agencia Oreka, que estaría dedicada exclusivamente a revitalizar los pueblos del territorio, sobre todo las zonas del sur. Hay que buscar alianzas con todo tipo de agentes, económicos, empresariales, también con la formación... y en eso estamos.

¿Se ha hecho lo suficiente desde el ámbito fiscal para aliviar las economías familiares?

No. Hay un desequilibrio importante también en este tema. La actitud del gobierno foral ha sido irresponsable. Primero, porque sin evaluar la última reforma fiscal, que por cierto pactó con el PP, hace un balance positivo de ella. Tenemos un sistema fiscal que ahonda en la injusticia, que no aborda el reparto de la riqueza y que ni siquiera consigue una recaudación justa y suficiente para cubrir unos servicios públicos de calidad. Planteamos abordar una reforma fiscal para buscar un sistema justo, progresivo, integral y equitativo. Y también la creación de impuestos extraordinarios. Hemos visto que los beneficios de la banca, las energéticas o las grandes agroalimentarias también han sido extraordinarios mientras hay gente que no puede pagar el recibo de la luz. Eso no se puede aceptar.

¿Cuál sería su primera medida si llega a ser diputada general?

Seguramente tendrá que ir unida a la socioeconomía. A que la gente pueda llegar a final de mes. Esto lo podemos unir al tema de la vivienda. No se puede dedicar como mínimo el 30% del salario para acceder a ella. Hay que limitar los alquileres para facilitar la emancipación de los jóvenes.