- De los 55 expedientes sobre víctimas de abusos policiales que maneja el Gobierno vasco, 39 proceden de Bizkaia. Esta especial incidencia en el territorio aparece reflejada en el balance anual de la Comisión de Valoración, que apunta a “la zona de Busturialdea (Gernika y Bermeo) y Bakio”, donde las fuerzas policiales provocaron “un clima de miedo y tensión” con “detenciones indiscriminadas”.

Esa época coincide con la figura del capitán Hidalgo, que estaba al mando del cuartel de Gernika a principios de los 70 y al que todavía hoy se recuerda por la violencia con la que se empleó y por una personalidad poco dada a la discreción. “Su ámbito de actuación abarcaba hasta Mungia en los últimos años con Franco vivo”, afirma el periodista José Félix Azurmendi, natural de la localidad foral.

Explica que “en otros sitios también había jefaturas de Policía y Guardia Civil que torturaban pero procuraban hacerlo de la forma más discreta posible. No era el caso del capitán Hidalgo, que se hizo famoso porque alardeaba de que se supiera lo que hacía, no era un hombre que se callara o que lo disimulara”.

A la hora de dispersar manifestaciones, Hidalgo se dirigía directamente a los convocantes en la pancarta, y acabó con una protesta de trabajadores en la central de Lemoiz, altavoz en mano y con 15 patrullas de la Guardia Civil detrás. El periodista recuerda el caso de un detenido “que se tiró por la ventana del segundo piso en el cuartel de Gernika en un interrogatorio, que es el padre de dos exmilitantes de ETA con las condenas más largas”.

Tras ser ascendido de forma reiterada a lo largo de su carrera militar, Hidalgo falleció en enero de 2012 en Úbeda (Jaén), a una edad avanzada, en la cama y sin responder ante la Justicia. “No se le ha juzgado porque no ha habido interés en hacerlo”, zanja Azurmendi.

“En otros sitios se procuraba torturar de forma discreta pero Hidalgo alardeaba de lo que hacía”

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