- Yolanda Díaz ya se ha puesto en marcha, y lo hizo ayer empezando con el PNV sus reuniones con los partidos que sustentan parlamentariamente al Gobierno de coalición. Una elección que no fue baladí, sobre todo porque en la cumbre se abordó un asunto tan trascendente como el de la reforma laboral y que tanta polémica suscitó hace casi un año cuando se publicitó un acuerdo para su derogación entre PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu que los socialistas, en horas, rectificaron. La ministra de Trabajo, que estrenó en Bilbao su agenda como vicepresidenta tercera, emprende así un modus operandi propio que podría introducir matices significativos respecto a la manera de actuar hasta la fecha de la formación morada. Consciente del peso institucional de los jeltzales, Díaz quiso que Sabin Etxea fuera la primera parada de su periplo, donde se reunió con el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, y con el portavoz del Grupo Vasco en el Congreso, Aitor Esteban. En la cita, que se prolongó por un espacio de más de dos horas, participaron asimismo el burukide Joseba Aurrekoetxea y el secretario de Estado de Empleo y Economía Social, Joaquín Pérez Rey.

La reunión se desarrolló en un clima de "cordialidad y colaboración" y en ella Díaz hizo partícipe a la delegación jeltzale de los ejes estratégicos de su recién adquirida vicepresidencia y del ministerio de Trabajo que comanda. Una cartera que será clave a la hora de abordar las reformas que serán necesarias y prioritarias para afrontar la salida de la crisis socioecómica derivada de la pandemia, con el objetivo de generar empleo de calidad, principalmente el dirigido a la juventud. La dirigente morada también hizo llegar el calendario legislativo que maneja su área ministerial.

Desde el PNV le trasladaron la predisposición de la formación jeltzale a "aunar fuerzas y proporcionar el impulso político necesario" para encarar todos estos retos, entre ellos la modificación de los aspectos más lesivos de la reforma laboral que el PP de Mariano Rajoy sacó adelante en 2012 gracias a su mayoría absoluta y que ya contó entonces con el voto negativo de los nacionalistas.

Además, el partido que en el Congreso se ampara bajo la dirección de Esteban se ha mostrado sucesivamente dispuesto a garantizar en la medida de lo posible la estabilidad del actual Ejecutivo conformado por PSOE y Unidas Podemos, y la llegada de Díaz a una de las vicepresidencias en sustitución de Pablo Iglesias puede ayudar en este fin. Desde el PNV ya habían transmitido reiteradamente que las continuas desavenencias en el seno del Gabinete entre socialistas y morados podría contribuir a que la legislatura expirara por el camino, y con ella muchas de las iniciativas, sin ir más lejos, la última intención del Gobierno de Sánchez de elaborar una ley propia de secretos oficiales tras no apoyarse en la propuesta de reforma ofrecida por los jeltzales.

Entre los temas candentes que desde la vicepresidencia Díaz deberá librar se halla la negociación de la ley de Vivienda, que se desarrolla de forma paralela a la que desde hace varias semanas tiene lugar en el diálogo social que lidera Trabajo: la derogación de la reforma laboral. Al igual que la regulación de los alquileres, es uno de los compromisos firmados entre los socios, y una de las líneas rojas de la marca morada. Una de las características que han llevado a Díaz a la vicepresidencia tercera es, precisamente, su capacidad para lograr consensos importantes en el seno del diálogo social en asuntos tan relevantes como los ERTE y sus prórrogas, la derogación de los despidos por baja médica o la regulación de los riders, medidas que ha sacado con el acuerdo de todos los agentes sociales.

Lo previsible es que esta negociación se prorrogue durante bastante tiempo, porque, aparte de las reformas consideradas como más urgentes -reequilibrio de los convenios, ultraactividad, subcontrataciones y descuelgues salariales-, la finalidad del ministerio dirigido por Díaz es el de avanzar hacia un nuevo Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI que aborde la distribución del tiempo y la conciliación. A su vez, se enfrentará a las reformas pendientes de su ministerio, confiando en una recuperación económica derivada del impulso de los fondos europeos y de la vacunación.

El primer paso lo dio ayer y la lectura es obvia. Escogió al PNV como primer interlocutor en un momento de gran tensión política.