- Repite como presidente del EBB y, además, lo hace con una ejecutiva de continuidad. ¿Cómo interpreta el aval de las bases?

-Por un lado, estamos en una situación muy excepcional, no solo por la pandemia, pero especialmente por ella, y eso requiere gente experimentada, que ya se haya tenido que mover en aguas turbulentas. Probablemente, también ha pesado el buen momento que vive el partido, la paz interna, y la capacidad de atracción social que estamos teniendo electoralmente, y han querido premiar a los que hemos llevado al partido a esa situación. Pero no me cabe la menor duda de que, en la retina de la gente, también está que el partido tiene que ir juntando eslabones, que la cadena no se pare, y hay que empezar a mover el banquillo. Yo mismo he mandado ese mensaje. Los que estamos ahí tenemos una clara vocación de no perpetuarnos en el poder, y dar pasos para que el partido se renueve.

¿Quiere decir que este es su tercer y último mandato?

-Si le dijera que sí o que no, estaría yendo contra nuestra forma de hacer, que el poder salga de las bases. Lo que digo es que, en estos cuatro años, una de mis tareas fundamentales va a ser crear el clima para que el partido pueda decidir dentro de cuatro años cuál es su mejor futuro y en manos de quién hay que dejarlo.

¿También con los candidatos? El lehendakari Urkullu, al igual que usted, afronta su tercer mandato.

-El ámbito de las instituciones es distinto. Estamos en el inicio de la legislatura. Todavía es muy pronto para hablar de esas cosas. El lehendakari es una persona con un profundo respeto a la institución, y también una profunda capacidad de militancia. Estoy seguro de que, cuando el mandato esté en su final, nos hará un planteamiento y hablaremos con él.

¿Interpreta el aval de las bases como un respaldo para continuar en la misma línea política pragmática y los acuerdos transversales con el PSE?

-Sí, yo creo que sí. Hay una asunción, no en nuestras bases, sino en el país, de que eso es bueno para este momento histórico. Sin sacralizar nada, frente a esa política de trincheras y de bloques a la que se nos quiere llevar y que estamos viendo que en Madrid hay quien quiere que cristalice como una manera de establecer una política inmovilista, nosotros somos más de tender puentes, de marcar más lo que nos une que lo que nos diferencia. Hay que asumir la pluralidad de la sociedad vasca y entenderse entre diferentes. Tengo muy presente la confrontación de 2001, qué campaña de acoso y derribo se hizo contra el lehendakari Ibarretxe, y no puedo olvidar lo que sucedió con el acuerdo PSE-PP para desplazarnos de la Lehendakaritza. La conclusión que podemos sacar es que el país se crispó políticamente, y se empobreció económicamente. Hoy, tenemos un acuerdo que ha sido refrendado en las urnas, que tiene mayoría absoluta en el Gobierno Vasco y las diputaciones, que da estabilidad política y que, quitando el paréntesis de la pandemia, se había revelado como un gran factor de relanzamiento económico. Esa política es buena. A nosotros no nos gusta lo que está pasando en Madrid, a pesar de que estemos colaborando.

¿A qué se refiere?

-Nos gustaría que las mayorías no se hicieran contra nadie, y da la sensación de que algunos actores políticos en Madrid quieren construir mayorías de manera excluyente, cuando en un momento como este, siempre que haya coherencia, lo importante sería sumar cuantas más fuerzas mejor.

¿Se refiere a Podemos?

-Sí, fundamentalmente. Lo hace casi exclusivamente para preservar su proyecto político, no porque sea lo bueno para el país. Si con esa fórmula de acuerdo con ERC y EH Bildu espanta a C's y no digo ya al PP, a Sánchez solo le queda la capacidad de mirar hacia la izquierda, y queda como un rehén de Podemos. No me gustaría que eso viniera a Euskadi. Sería malo para la sociedad vasca importar ese modelo de bloques tan cerrados que, además, es un bloque más de tentación de poder que para transformar. El Presupuesto está en fase de aprobación en el Senado, hemos votado que sí, pero es menos transformador y progresista y tiene menos capacidad de acción social que el Presupuesto vasco. No tengo ningún problema en debatir con quien quiera de Podemos o de Bildu y hacer un análisis objetivo partida a partida. Los que en Madrid han dado su sí, aquí quieren dar el no.

¿Le inquietan los movimientos en el espectro de izquierdas, con el PSOE normalizando la relación con Bildu en Madrid, y el pacto puntual entre el PSE y Podemos en Irun?

-Tenemos que estar muy atentos a los movimientos que haya porque, nos gusten o no, puede haber una pulsión. Al PSE es al que colocan en un brete, cuando sería el mayor perjudicado de esa opción. Tendremos que sacar los mejores resultados y hacer ver a otras fuerzas, en este caso al PSE, que la mejor opción para este país en el corto y medio plazo, y espero que en el largo, sigue siendo la actual.

¿Podemos quería sembrar la discordia en el Gobierno Vasco proponiendo tratar las Cuentas con el PSE?

-Ha sido un intento muy infantil de meter la cuña donde no hay ranura. El PSE y nosotros tenemos una larga trayectoria de encuentros y desencuentros. Hemos aprendido y tenemos clara la prioridad: que las instituciones estén bien gobernadas. Estos juegos florales están muy fuera de la prioridad como para que al Gobierno Vasco y las diputaciones les afecten.

¿Es importante para el PNV mantener la sintonía con los socialistas para conservar la hegemonía en Euskadi y la influencia en Madrid?

-Es una relación en la que ganamos los dos, pero el beneficio lo recoge la estabilidad que surge de esta unión, tanto en Euskadi como la que proyectamos nosotros en Madrid. La foto de la mayoría que ha aprobado el Presupuesto en Madrid sin el PNV sería una foto más en blanco y negro.

¿Qué puede hacer el PNV para que el mensaje de la alianza de izquierdas no lo presente ante el imaginario ciudadano como un partido de derechas?

-Si hay un partido difícil de encasillar es el PNV. Somos un partido que sabe reinventarse, y adaptarse a lo que necesita la sociedad. Una de las características de los que se autodefinen como la izquierda progresista es que hablan mucho, pero no hacen nada. En Francia se llama gauche caviar, la izquierda formal pero con modos de vida y actuación de la burguesía. Somos gente con buzo, pico y pala. Un partido progresista que hace que el país avance sin dejar a nadie atrás.

¿Cuáles son sus objetivos para los próximos cuatro años?

-Ahora tenemos un objetivo central, que es salir de esta pandemia. El partido líder de este país tiene que estar a la cabeza de las soluciones a los problemas que ha generado la pandemia. Un primer ámbito lo representan la salud y todos los servicios públicos, que debemos garantizar y readecuar. Esta pandemia nos ha puesto frente a un espejo y nos ha mostrado nuestras debilidades como sociedad. El segundo objetivo sería fortalecer las estructuras económicas del país y la creación de empleo. Acabábamos de salir de la crisis de 2008 a 2014, empezábamos en 2019 a recoger los frutos, la pandemia lo ha arruinado y tenemos que renacer de nuestras cenizas. Y un tercer ámbito, muy importante para un partido como el nuestro, es asegurar y acrecentar el autogobierno. Hay que desarrollar de una vez por todas el cumplimiento del Estatuto de Gernika y, pasada esa página, abrir un nuevo libro: el nuevo estatus para la Euskadi del siglo XXI.

¿El coronavirus no ha provocado 'de facto' un cambio de prioridades? La Ponencia del estatus no se ha registrado aún en el Parlamento.

-No llevamos ni cien días de legislatura€ Tenemos que dar toda nuestra atención a la pandemia, pero no es incompatible con ir abriendo ámbitos de actuación en los otros campos. La Ponencia del nuevo estatus no partiría de cero. Parte de unos trabajos muy avanzados. Otra cosa es que hacer las cosas a tiempo puede relanzar un proyecto, y hacerlas a destiempo puede matar buenos proyectos.

¿Se dan las condiciones para promover el debate en el Estado? Se está consolidando la mayoría de la investidura, con partidos que defienden el derecho a decidir.

-Deberíamos ser capaces de generar un clima que no contamine un tema tan serio. No me gustaría que pasara lo que está sucediendo con el Consejo General del Poder Judicial.

Dentro de las ponencias o de los planteamientos que vaya a hacer el PNV en su renovación, ¿habrá algún planteamiento innovador sobre la igualdad o las energías verdes?

-No teníamos previstos cambios en las ponencias, entendidas como las bases sustanciales del partido, que son de largo alcance. Lo que sí teníamos preparado y no hemos podido remitir a las bases hasta que podamos hacer la Asamblea General es un planteamiento donde se nota un cambio de percepción en las prioridades. Tres ámbitos han ganado un peso enorme. Uno es la sostenibilidad y qué hacemos con el planeta, y ahí entran la eficiencia energética, el respeto a la naturaleza, las energías verdes y la modernización de nuestras estructuras. Hay otros dos ámbitos muy importantes: la garantía de los servicios públicos; y la nación como nación de personas. Tenemos, por un lado, quiénes van a ser los vascos del futuro por la tasa demográfica y las corrientes migratorias; y, por otro, somos una sociedad de éxito, y una de las consecuencias es que vivimos mucho tiempo y hay que preparar a la sociedad para cuidarnos bien, para tener una vida plena hasta el último minuto. No quiere decir que los debates se despoliticen. Para que el ser, vivir y convivir sean plenos, en gran medida depende del autogobierno.

El PNV quería abrir la puerta a que personas sin carné aportaran sus reflexiones. ¿A quiénes?

-Hemos hecho una apertura que se verá en la próxima Asamblea General. Vamos a crear una plataforma que permita colaborar con nosotros a la gente que quiera vincularse al partido sin ser militante. Muchos se mueven por el mundo y no pueden integrarse en estructuras de asambleas municipales, o por su actividad profesional no pueden militar. Vamos a crear un punto de encuentro para que el partido reciba inputs desde fuera. Es gente desde el tercer sector hasta la industria puntera. Esta plataforma, que se llamaría E-erakundea porque la relación sería vía redes sociales, la tiene que validar la Asamblea.

¿Está el PNV a sus 125 años de historia en su mejor momento?

-Es un buen momento. Lo bueno es que no se nos sube a la cabeza. Después de cada buen momento, han venido malos momentos, la escisión, etc. No creo que sea por casualidad que, siempre que tenemos un buen momento electoral, es porque hay una buena sintonía interna. Somos un partido muy plural, no solo en lo político sino en la extracción social, pero sabemos compartir, batasuna eta indarra. Nuestra fuerza viene de la unidad interna. Ese es uno de los elementos claves que el partido tiene que mantener y, desde luego, va a ser una de mis prioridades máximas: mantener este clima de unidad interna y de cohesión dentro del partido, los ba-tzokis y organizaciones territoriales.

El PNV ha ganado presencia en Nafarroa. ¿A qué aspira?

-Aspiramos a que el espacio Geroa Bai siga conformándose como espacio abierto, uno de los puntos de mayor atracción de los navarros plurales, progresistas y que quieren una Navarra vinculada al territorio del euskera. Y nos gustaría que se enterrara la política del antivasquismo.

¿Está en vías de solución esa discrepancia que tenían con Geroa sobre su nombre dentro de Geroa Bai?

-Hubo una descoordinación inicial. El nuevo partido ha expresado con mucha rotundidad que su expectativa pasa por reforzar Geroa Bai. Espero que seamos capaces a corto plazo.

¿Qué le falta al PNV en Iparralde?

-En general a la causa abertzale le falta imbricarse más en la sociedad de Iparralde. El Estado francés es uno de los más centralistas del mundo. La tarea que tiene Peio Etxeleku es demostrar que el PNB es un partido no solo que está en Iparralde, sino de Iparralde, con militantes enraizados.

Algunas informaciones apuntan a que el PP desea acercarse al PNV en Madrid y Euskadi. ¿Es interesante para el PNV? ¿Le abre opciones en la reserva para formar mayorías?

-No deja de ser curioso que uno se entere por la prensa. Es más fácil descolgar los teléfonos. Estamos siguiendo con mucha atención los movimientos del PP. Es la otra gran familia política del Estado. No me duelen prendas en decir que vimos con buenos ojos el giro discursivo de Casado en la moción de censura marcando esa frontera tan nítida con Vox. Nos gustaría que el discurso vaya acompañado de hechos. Todavía, en los hechos, el PP está un poco atenazado.

¿Cómo es su relación Pablo Iglesias, de Podemos? ¿Han hablado?

-Hablamos a menudo. Es verdad que hablamos cuando a él le interesa. Nos tiene respeto, la relación personal es buena y la relación política es de colaboración, pero se nota que le molestamos, porque desmontamos gran parte de su teoría: solo las izquierdas marxistas de su estilo son las buenas, y el resto somos sospechosos, incluido el PSOE. Le rompemos esa foto, ese blanco o negro, porque no somos blanco o negro.

"Hay que empezar a mover el banquillo; tenemos una clara vocación de no perpetuarnos en el poder y que el partido se renueve"

"La salud y los servicios públicos, el empleo y asegurar y acrecentar el autogobierno son nuestros objetivos estos cuatro años"

"Ha habido un cambio en la percepción de las prioridades en el PNV, y han ganado peso el planeta, los servicios públicos y el envejecimiento"

"Lo que ha sucedido con Podemos y la propuesta al PSE en las Cuentas ha sido un intento de meter la cuña donde no hay ranura"

"Hay que entenderse entre diferentes; no me gustaría traer a Euskadi la política de bloques que algunos impulsan desde Madrid"

"PNV y PSE tenemos un acuerdo refrendado en las urnas, da estabilidad política y es un factor de relanzamiento económico"