- Ha llegado el momento de abrir el grifo del dinero y rezar un réquiem por la muerte de la austeridad que imperó en la crisis de 2008. El Gobierno Vasco cree que la emergencia sanitaria del coronavirus y sus consecuencias en el empleo y el tejido empresarial solo se pueden combatir con unos Presupuestos expansivos para 2021, con inversión para garantizar los servicios públicos y modernizar la economía, sin recortes sociales ni austeridad. Todo ello, aprovechando la percha que le da la mayor capacidad de endeudamiento pactada con el Gobierno español en la Comisión Mixta del Concierto Económico y la relajación general de estos límites en el Estado siguiendo la nueva filosofía europea. El consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, lanzó ayer su alegato en la presentación de las directrices presupuestarias y no parece que hable de un aumento cosmético, sino de tintes históricos. Dijo que los Presupuestos serán "valientes" y "bastante más amplios" que en 2020. La vía es el endeudamiento, y la inyección se va a producir en los servicios sociales y la transición hacia un nuevo modelo digital y ecológico.

A la espera de conocer la previsión exacta de la caída de la recaudación de impuestos en el Consejo Vasco de Finanzas del próximo día 15, la única cifra que ofreció fue el aumento del 6% en I+D+i para la digitalización. Habló en general de dar un "impulso" a la salud y la educación. Las cifras de los Presupuestos ahora vigentes pueden dar una pista. Las Cuentas expansivas suelen rondar los 11.000 millones, y las de 2020 han ascendido a 11.774. El presupuesto operativo, el dinero que se puede gastar restando el monto destinado a la amortización de la deuda, experimentó un incremento del 2,9%. El 77,5% se dedicó a gasto social en salud, educación y prestaciones. Ahora se habla de unas Cuentas con mayores recursos. Oficialmente no se ofrece ningún dato, y habrá que esperar hasta que se despeje el Consejo Vasco de Finanzas para conocer si se van a situar en cotas históricas, en torno a los 12.000 millones. Se trata de combatir la fuerte caída del PIB este año, del 10,1%, y revertir la tendencia para garantizar el crecimiento del 8,9% el próximo año.

Azpiazu anunció su apuesta tras aprobar las directrices en Consejo de Gobierno. Lakua ha llevado muy a gala hasta la fecha su gestión saneada, con déficit 0% desde 2017, pero es precisamente esa contención la que permite mayores alegrías en este momento excepcional, y recurrir a la deuda para cubrir el agujero que va a dejar la caída de la recaudación de impuestos. El Gobierno Vasco ha pactado con el Estado poder incurrir en un 2,2% de déficit el próximo año, 1.600 millones; y una deuda del 16,9%, que supondrá que el endeudamiento total pueda llegar hasta los 12.440 millones. También las diputaciones forales tienen su propio límite, algo histórico. Además, Azpiazu recordó que Europa ha eliminado las reglas fiscales de 2020 y 2021, de manera que sería posible flexibilizar estas tasas en el caso de que la situación fuera a peor. Vino a decir que está siendo prudente porque no ha incorporado a la ecuación los fondos europeos, de manera que, si se confirma su llegada, la cuantía de los Presupuestos podría ser incluso mayor.

El principal cabo suelto es el salario de los funcionarios. Azpiazu se cuidó de aclarar que es una competencia estatal, porque se regula por ley básica. Por ello, pidió atenerse a lo que diga el presidente español, Pedro Sánchez. Este es un debate que genera curiosidad por su afección a los miles de trabajadores públicos. Lo que descarta de manera abierta el Gobierno Vasco es reducir su salario, aunque está sobrevolando la idea de una congelación desde el Estado. Azpiazu admitió que el volumen de trabajadores públicos es muy alto y que cualquier subida, por mínima que sea, puede tener un elevado impacto en los Presupuestos. Dijo también que, aunque se congelara el suelo, los precios han bajado y, por tanto, no se perdería poder adquisitivo. En cualquier caso, repitió que no está en su mano.

Azpiazu encara la tramitación de los primeros Presupuestos de la legislatura, que además van a estar marcados por la crisis sanitaria y económica. Su colchón es el margen de maniobra que le da la deuda, y la mayoría absoluta que tienen PNV y PSE, lo que le permite recurrir a ella en última instancia para evitar una prórroga presupuestaria. El proyecto de Presupuestos será aprobado el 15 de diciembre en Consejo de Gobierno, y tres días después entrará en el circuito parlamentario. Azpiazu está dispuesto a abrir un diálogo con los grupos y analizar sus propuestas, pero dentro del marco competencial y económico marcado por el Gobierno. La aprobación final está prevista para febrero. Elkarrekin Podemos-IU, el último socio presupuestario, ya ha avanzado su posible desmarque por la ausencia de una reforma fiscal que incida en las grandes empresas. PNV y PSE dejan claro en su pacto que hay que tener en cuenta la situación en la que han quedado la mayoría de empresas tras el confinamiento, y apuestan por la deuda.

El consejero aclaró que los Presupuestos "no van a contemplar recortes en políticas públicas". "La austeridad ya no va a ser nuestro camino. Vivimos una situación inédita que exige una respuesta sanitaria y de estímulos para la recuperación económica", proclamó. El consejero acompaña su apuesta con unas previsiones de fuerte recuperación económica para 2021, del 8,9% del PIB.

El jeltzale articuló las directrices en torno a seis ejes: políticas sociales (con un refuerzo de Osakidetza, educación, FP y Universidad, y colectivos vulnerables, entre otras cuestiones), transformación digital (aumento del 6% en I+D+i y apuesta por la tecnología 5G), transformación energética y clima (energías renovables y transporte limpio, además de una agricultura y pesca más sostenibles), empleo de calidad, igualdad (se volverá a pedir a los departamentos que envíen informes con la perspectiva de género antes de aprobar el proyecto), e inversión en la economía.

Azpiazu confirmó que "la salud y la educación van a recibir un impulso presupuestario" porque "son las preocupaciones de la ciudadanía". Señaló también una "clara apuesta por las transiciones digital y energética", que serán una "prioridad transversal". "El reto es convertir a Euskadi en un referente industrial y tecnológico en la generación de energías renovables eólica, de biomasa, solar, fotovoltaica, geotérmica y marina", dijo, para apuntar igualmente el empleo de calidad y la conciliación familiar. El consejero remató su mensaje asegurando que "vamos a tener un Presupuesto bastante más amplio que el de 2020. Tengo la intuición de que van a ser bastante mejores", zanjó. Sobre los fondos europeos, pidió calma y enfrió la expectativa de que el Gobierno Vasco pueda enviar un nuevo listado al Ejecutivo español antes del 15 de octubre. Remitió a la reunión con Ursula Von der Leyen el día 26 y pidió trabajar en los proyectos, que sean ejecutables y viables, sin apresurarse.

"La austeridad ya no va a ser nuestro camino; es necesaria una respuesta sanitaria y de estímulos"

Consejero de Economía y Hacienda