- Junts per Catalunya (JxCat) asume “plenamente” la confrontación con el Estado como estrategia “inevitable” para “conseguir la plena efectividad de la independencia de Catalunya” mediante “la desobediencia civil y la no cooperación de manera democrática”. Así se desprende de la ponencia ideológica del partido que se aprobó ayer en su congreso fundacional con un 96,59% de los votos a favor y con una participación del 27% de los afiliados de JxCat.

La fomación soberanista quiere llevar a Europa esta confrontación y por eso, de cara a las próximas elecciones, plantea que, si el independentismo supera el 50 % de los votos, “se considerará la posibilidad de solicitar la intervención de la Unión Europea para forzar un referéndum acordado”. Pero la formación también apunta que, después del 1-O, “un nuevo referéndum solo podría tener algún sentido en caso de que esté acordado con el Estado y que haya todas las garantías que este respetará el resultado, cosa que en el actual estado parece imposible”. La ponencia señala que, para culminar la independencia, hará falta “una revuelta democrática” como la de octubre de 2017, y clarifica que Junts “no renunciará a ejercer todas las acciones políticas necesarias para hacer efectiva la independencia de Cataluña siempre y cuando sean democráticas y no violentas”.

El texto de la ponencia deja claro que, para Junts, ensanchar la base electoral y social del independentismo “es del todo conveniente pero ni mucho menos suficiente para doblegar la resistencia del Estado”. “Con el ensanchamiento de la base no hay suficiente. Porque España no es Canadá, ni Reino Unido, y no reacciona con el mismo espíritu democrático a un desafío prácticamente idéntico al que tuvieron que gestionar estos otros dos estados”, apunta el texto aprobado. Por eso, Junts considera que el independentismo tiene que estar “más determinado”, y sitúa el 1-O como el mejor ejemplo de “esta determinación colectiva”. “En consecuencia, Junts asume plenamente como estrategia para conseguir la plena efectividad de la independencia de Catalunya, la confrontación con el Estado español utilizando la desobediencia civil y la no cooperación de manera democrática”, reza la ponencia.

En lo que respecta al plano ideológico, JxCat se reivindica como el partido “que representa la centralidad del país” y hace suya “la tradición del catalanismo políticol”. “Reivindicamos lo positivo de las tradiciones ideológicas que hicieron posible a través de la defensa de la libertad y la igualdad un terreno de juego social, político y económico que permitió una prosperidad inclusiva en muchas sociedades europeas”, concluye.

JxCat culminó ayer su proceso congresual con un llamamiento del expresident Carles Puigdemont a superar la “barrera” del 50% de votos independentistas en las próximas elecciones catalanas. Han sido casi dos meses y medio de un proceso congresual atípico, en el que todas las intervenciones y votaciones -desde el acto fundacional del 25 de julio y la elección de los cargos dirigentes en agosto, hasta la clausura de este ayer- han sido telemáticas debido a la pandemia.

Puigdemont, presidente de JxCat, fue el encargado de cerrar el congreso por videoconferencia, con un llamamiento a las bases independentistas a “no perder la paciencia” y perseverar hasta conseguir el objetivo de la independencia de Cataluña, sin plantearse “recular” aunque el camino sea “duro”. En consonancia con las apelaciones de los últimos días desde JxCat a convertir las próximas elecciones catalanas en un plebiscito sobre la independencia, Puigdemont llamó a superar la barrera del 50 % de los votos a partidos independentistas y romper así el techo del 48% que hasta ahora han sumado Junts, ERC y la CUP.

“No tenemos miedo a ganar, no tenemos miedo a superar el 50%, es positivo, es muy bueno. No podremos dar grandes saltos si no superamos una barrera que hemos convenido a decir que es muy importante para hacer política”, recalcó. Antes de Puigdemont intervino la vicepresidenta y portavoz de JxCat, Elsa Artadi, que defendió responder a la “represión” del Estado con una “confrontación inteligente”, sin renunciar a “las herramientas de la unilateralidad”.