- El final del plazo del centrista Yair Lapid para formar un ejecutivo en Israel expira hoy mientras el bloque opositor sigue negociando para perfilar los últimos detalles del “Gobierno del cambio” que acabaría con un bloqueo político de más de dos años y con 12 años consecutivos de Benjamín Netanyahu como primer ministro. Tal y como suele suceder con las decisiones políticas importantes en Israel, el anuncio de la formación de un Gobierno se hace esperar. En una jornada maratoniana en un hotel cerca de Tel Aviv, los líderes de los principales partidos opositores israelíes continuaron ayer puliendo los términos del Gobierno que planean conformar, pero que al parecer aún no estaría cerrado.

El nuevo Ejecutivo estaría compuesto por una amplia gama de partidos, pertenecientes a todo el espectro político y cuya alianza responde únicamente a su intención de reemplazar a Netanyahu. Además del centrista Yesh Atid, liderado por Lapid, los otros miembros serían el ultranacionalista Yamina, el ultraderechista Israel Nuestro Hogar, el derechista Nueva Esperanza, el centroderechista Azul y Blanco, el centroizquierdista Partido Laborista y el izquierdista y pacifista Meretz.

Esta coalición aglutinaría un total de 58 escaños en un Parlamento de 120, por lo que requeriría del apoyo del partido islamista Raam, ya sea como parte del Gobierno o mediante un respaldo externo.

Tras el anuncio el domingo por parte de Naftali Benet -líder de Yamina y que sería primer ministro por los primeros dos años antes de rotar con Lapid- de que apoyaría la creación del “Gobierno del cambio”, todos sus potenciales miembros ya declararon públicamente su voluntad de sumarse, por lo que solo restaría definir los detalles de la nueva coalición.

Esta tarea, sin embargo, ha demorado en los últimos días la concreción de este Gobierno, ya que aún existen diferencias que zanjar. Una de las principales, según advierte el digital Ynet, es la voluntad de la número dos de la lista de Yamina, Ayelet Shaked, de ocupar el lugar de la líder laborista, Merav Michaeli, en el comité de nombramientos judiciales. Esto otorgaría una mayoría al ala derechista del Ejecutivo a la hora de, por ejemplo, designar a los jueces del Tribunal Supremo.

Shaked, exministra de Justicia (2015-2019) fue una de las voces más fuertes de la campaña de los partidos derechistas para limitar los poderes del Supremo y reformar el sistema judicial en su conjunto. “No puedes decir que está terminado hasta que esté terminado”, dijo ayer sobre las negociaciones Mansur Abás, líder de Raam, mientras ingresaba al hotel para sumarse a las conversaciones con el resto de los partidos.