Las elecciones presidenciales de Estados Unidos se decidirán en unos pocos estados, los conocidos como swing states (estados bisagra) o battleground states (estados en disputa). Debido al sistema electoral estadounidense de voto indirecto, Donald Trump y Joe Biden no buscan el mayor apoyo popular en esta cita, sino el mayor número de victorias en estados.

De los estados clave que se perfilan este año -Florida, Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Carolina del Norte, Ohio y Arizona-, todos votaron por Trump en 2016. De hecho, entre los battleground states se encuentran los cuatro estados del cinturón industrial del país (Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin) que dieron la victoria al presidente estadounidense hace cuatro años.

Muchos ciudadanos de esta región del Medio Oeste se sienten ahora decepcionados por las promesas incumplidas de Trump de recuperar el sector industrial y su voto puede ser, de nuevo, crucial.

En la recta final de la campaña electoral, Biden y Trump se están centrando en estos estados. El mandatario visitó Florida y Pensilvania nada más retomar su campaña electoral tras superar el covid-19; Biden, por su parte, estuvo los mismos días en Miami.

Ohio

Ohio es quizá el swing state: quien ganó en Ohio fue presidente en 28 de los últimos 30 comicios y ningún conservador ha llegado a la Casa Blanca sin hacerse con sus votos electorales.

Barack Obama ganó en el estado en las dos elecciones a las que se enfrentó. También lo hizo Trump en 2016.

Sin embargo, en la segunda mitad del mandato del actual presidente, el crecimiento se ralentizó y el frenazo fue más evidente en regiones como Ohio. Ahora, las encuestas no dejan claro quién ganará en este estado, que otorga 18 electores.

Pensilvania

El estado natal de Biden otorga 20 electores. Entre 1992 y 2016, los demócratas habían ganado siempre en Pensilvania, pero en las últimas elecciones Hillary Clinton perdió contra Trump.

La campaña republicana teme perder ahora no solo en las grandes ciudades, donde las encuestas dan ganador a Biden, sino el fiel centro rural, industrial y evangelista del estado.

Trump visitó el martes el condado de Cambria, en el centro de Pensilvania, que ha visto en los últimos años un éxodo de más del 5 % de la población y unos índices de desempleo y pobreza que duplican a los del resto del país.

La vida de este estado está marcada por el declive industrial. La región puso sus esperanzas en Trump en 2016, pero el milagro económico que el presidente prometió, con un refuerzo de la industria minera y manufacturera, no se ha cumplido y la decadencia de este condado continúa.

En el corazón de Pensilvania, los predicadores evangelistas ocupan las emisoras, mientras que el aborto y los hidrocarburos son los únicos temas de debate político. En cuento al primero, el estado tiene una postura bastante conservadora; sobre el segundo, Biden se ha visto obligado en más de una ocasión a dejar claro que no prohibirá la fracturación hidráulica (el "fracking"), una técnica de extracción de hidrocarburos que antes de la pandemia generaba trabajos e ingresos en el estado y que es una línea roja para muchos votantes en esta zona.

"Permítanme decirlo nuevamente: no estoy prohibiendo el fracking, no importa cuántas veces Donald Trump mienta sobre mí", ha asegurado el demócrata, quien lidera ligeramente las encuestas con una distancia del 4%.

Wisconsin

La demócrata Hillary Clinton no hizo campaña en Wisconsin en 2016 y fue castigada por los votantes, que dieron su victoria y sus diez electores a Donald Trump.

Este año los demócratas se han esforzado por recuperar el que hasta hace cuatro años era un feudo demócrata. En agosto iba a ser la sede de su convención demócrata, que finalmente tuvo que llevarse a cabo online debido a la pandemia del coronavirus.

Desde que arrancó la campaña, Biden ha visitado el estado en dos ocasiones, y Trump iba camino de realizar su cuarta visita cuando tuvo que ser ingresado por covid-19.

Wisconsin es conocida como la tierra de los lácteos por sus granjas lecheras. Sin embargo, desde hace unos años la crisis económica ha castigado duramente al sector. Durante los últimos 15 años, las granjas se han reducido a la mitad.

Es más, la Unión de Granjeros de Wisconsin denuncia que, desde que Trump llegó a la presidencia, se han cerrado 2.290 granjas en el estado.

Por el momento, Biden saca 6,8 puntos porcentuales de ventaja a Trump en las encuestas.

Florida

Se trata del Estado bisagra más grande del país, con 29 electores que pueden convertirse en cruciales para inclinar la victoria hacia Trump o Biden.

En el pasado, el resultado en Florida ha sido decisivo, no hay más que recordar la elección de 2000 que le dio la victoria a George W. Bush. "Ganamos Florida la última vez, fue hermoso", recordó Trump durante su última visita al estado sobre las elecciones de 2016, cuando ganó a Hillary Clinton con una diferencia mínima del 1% de los votos. Esta vez, los sondeos ponen a su rival demócrata ligeramente a la cabeza.

Un 20% de los votantes en Florida son hispanos, la mayoría tiene raíces en Venezuela, Cuba, Colombia y Puerto Rico y muchos se oponen a los gobiernos de izquierdas latinoamericanos. Un hecho que Trump no ha querido pasar por alto y en sus discursos ha tildado a Biden de "socialista".

Michigan

Este estado históricamente demócrata se inclinó muy levemente por Trump en 2016 y le otorgó sus 16 electores. Este año es un territorio disputado, en el que Biden lidera las encuestas por muy poco margen.

Trump ha visitado Michigan pregonando el regreso de la preeminencia industrial de Estados Unidos, pero sus votantes están preocupados por el impacto económico de la pandemia y la respuesta que ha dado el presidente.

Carolina del Norte

Este estado del sureste aporta quince electores y ha sido tradicionalmente conservador. Hace cuatro años, Carolina del Norte favoreció al mandatario estadounidense por tres puntos porcentuales gracias al apoyo de la población blanca, rural y evangélica, pero las encuestas muestran en esta ocasión una batalla muy reñida debido a la movilización del voto afroamericano, que puede inclinar la balanza a favor de Biden.

Obama ya se hizo con este territorio en 2008; está por ver si los demócratas pueden ganar de nuevo la batalla.

Arizona

Arizona cuenta con 11 electores y ha sido un bastión republicano durante décadas. Sin embargo, su electorado está cambiando con una creciente comunidad latina y la llegada de residentes de otros estados, de mayoría progresista como California. Además, muchos jóvenes de origen latino votarán en estos comicios por primera vez.

En las elecciones de 2016, el presidente ganó este estado por 3,5 puntos de diferencia sobre Clinton. Es decir, casi la misma diferencia (3,4 %) que ahora le lleva de ventaja el exvicepresidente (2009-2017) Joe Biden, de acuerdo a la web especializada RealClear Politics. Unas cifras que para los analistas demuestran el cambio y la transformación electoral que se ha registrado en el estado en los últimos años.

Según la entidad electoral de Arizona, un total de 3,9 millones de personas están registradas para votar en este estado, de las cuales el 23 % es de origen latino.

Otro de los factores en contra de Trump es su enemistad con el difunto John McCain, quien representó a Arizona durante décadas en el Senado, y su familia. De hecho, recientemente, su viuda Cindy pidó el voto para Biden a través de varios mensajes en Twitter en los que se dirigía a las familias de los militares.

La respuesta de Trump no se hizo esperar: "Nunca fui un fan de John. ¡Cindy puede quedarse con Sleepy Joe (soñoliento Joe)!", escribió el presidente en un tuit, en el que también tildó a Biden de "perrillo faldero de McCain" y acusó a ambos de "terribles decisiones sobre guerras sin fin".

La relación entre el ya fallecido senador y el mandatario republicano nunca fue buena. De hecho, el voto de McCain fue definitivo para desbaratar el intento de Trump de tumbar la reforma sanitaria de Obama.

En cambio, con Biden, trabó una amistad en el Senado que duró décadas. "Joe y yo no estamos de acuerdo en todo, pero nos gobernará con dignidad", ha señalado Cindy McCain.