Conceptos como cambio climático, transición ecológica, huella de carbono o sostenibilidad se han hecho un hueco importante no solo en la agenda de las instituciones, sino también en la del tejido empresarial y en la de una ciudadanía alavesa cada vez más preocupada por dejar como herencia un planeta habitable a corto, medio y largo plazo. Porque desde el territorio, desde el ámbito más local, también se puede -y se tiene que- hacer mucho más.

Sobre ello reflexionaron este pasado jueves, durante el encuentro sobre medio ambiente celebrado por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el diputado foral de Medio Ambiente, Josean Galera, el alcalde de Agurain, Ernesto Sainz Lanchares, la directora de la Asociación de Clúster de Industrias de Medio Ambiente de Euskadi (Aclima), Olga Martín, y Kepa Solaun, profesor de Economía Ambiental en la Universidad de Navarra (UNAV) y presidente de la Asociación española para la Economía Energética.

Junto a estas líneas, un resumen de lo que aconteció en esta cita, celebrada en el salón de Plenos del Ayuntamiento de Agurain y patrocinada por la Diputación Foral de Álava, que estuvo moderada por Marta Martín, directora de este periódico.

UN FUTURO INCIERTO

Un diagnóstico elaborado por la Diputación Foral de Álava sobre los previsibles escenarios climáticos que le esperan al territorio de aquí a final de siglo ofrece varias preocupantes conclusiones. El incremento gradual de las temperaturas medias que se vislumbra a nivel local puede traducirse en olas de calor y episodios de sequía o de precipitaciones extremas más frecuentes, capaces de afectar tanto a la salud de la población, sobre todo de mayor edad, como al medio natural, el tejido productivo o las infraestructuras. "Desde esta perspectiva, estamos en una situación de riesgo", apunta sin rodeos el diputado foral de Medio Ambiente, Josean Galera.

Con el objetivo de revertir estas negras previsiones, el ente foral está elaborando una hoja de ruta propia bautizada como Klima Araba 2050, una estrategia que va a marcar la actuación foral en este ámbito mediante líneas de acción concretas enfocadas tanto a la mitigación de estos impactos como a la readaptación del territorio en clave sostenible. "Tenemos una obligación ética de dejar un escenario que sea vivible por las generaciones que nos van a sustituir. Y estoy hablando no de 20 o 30 años, sino del horizonte 2100, el fin de siglo", remarca en este sentido Galera.

La constitución de seis cooperativas energéticas es uno de los pasos iniciales hacia la autosuficiencia

El 28% del territorio tiene una figura de protección de la biodiversidad, pero el 33% de su PIB es industrial

Por de pronto, la Diputación está apostando a día de hoy por la implementación de energías renovables en las entidades locales a través de la sociedad pública Enargi. La constitución de seis cooperativas energéticas en otras tantas cuadrillas del territorio, todas salvo Gasteiz, para instalar parques solares fotovoltaicos es uno de los primeros pasos en esta dirección. Más de 30 ayuntamientos se han incorporado ya a este proyecto, bautizado como Ekiola, llamado a "permitir la autosuficiencia energética de muchos núcleos de población", según Galera. Uno de ellos ha sido Agurain, cuyo alcalde, Ernesto Sainz Lanchares, promete que el municipio "va a poner todos los suelos que sean necesarios para que los vecinos sean partícipes" de la iniciativa.

Ekiola al margen, Galera destaca la entrada de la administración foral en el accionariado del parque solar que se está construyendo en Armiñón, que será la mayor planta fotovoltaica de Euskadi y tendrá la capacidad de producir energía limpia para 60.000 personas al año y evitar la emisión de 25.000 toneladas anuales de CO2 a la atmósfera.

Ecuación a resolver

Teniendo en cuenta que el 28% del territorio alavés tiene una figura de protección de la biodiversidad y que, paradójicamente, el 33% de su PIB es industrial, el diputado foral de Medio Ambiente pone el foco en la principal "ecuación" que debe resolverse a futuro. Una "triple obligación" que pasaría por mantener la biodiversidad, generar energía renovable y mantener el PIBy el nivel de vida actuales. "Somos verdes, pero somos industriales. Estamos obligados, o condenados, a que eso perviva y conviva en el tiempo. ¿Es posible? Sí", zanja Galera. El representante foral defiende en este sentido que "desde hace años se están activando políticas destinadas a la protección activa de los valores ambientales del territorio" y que, de hecho, Álava ha llegado hasta este siglo XXI haciendo compatible su pujanza económica con esa fisonomía verde.

"Es posible y obligado que hagamos convivir nuestro crecimiento con el respeto y el mantenimiento de nuestra biodiversidad, que es garante de adaptarnos a los futuros escenarios", insiste el diputado foral de Medio Ambiente, quien cree que tanto las administraciones como la ciudadanía tienen "una importante responsabilidad" en este camino.

COMPROMISOS PERSONALES

Todas y todos podemos colaborar en la reducción de la huella de carbono con acciones que, aunque pequeñas en un contexto global, no son para nada insignificantes. "La responsabilidad por las emisiones siempre es compartida", remarca en este sentido Kepa Solaun, quien cree que el impacto que tienen las grandes infraestructuras y empresas en el medio ambiente es algo que se ve "muy fácilmente", a diferencia de "otras cuestiones que son igual de importantes" y se tienden a "dejar de lado".

El profesor recuerda que la gran industria pesada y, por tanto, sujeta a regulación ha reducido sus emisiones un 40% desde el año 2005, mientras que los llamados sectores difusos -de la mediana o pequeña empresa al ámbito residencial- "siguen igual". "Los consumidores tenemos una responsabilidad muy importante, y eso no debería quedar desdibujado con la mirada hacia las grandes infraestructuras", insiste Solaun. Entre otros pequeños gestos, el experto alude a la utilización más o menos intensiva del vehículo privado y al consumo de combustible, pero también a otros aspectos como la alimentación. A juicio de Solaun, en el contexto actual de pandemia y de crisis de suministros y logística "es claramente el momento de mirar a lo local".

La industria pesada ha reducido sus emisiones un 40% desde 2005; los sectores difusos "siguen igual"

Solaun cree que en el actual contexto de pandemia y crisis de suministros "es el momento de mirar a lo local"

Olga Martín, de Aclima, ahonda en este argumento. La experta cree que, aunque sí hay concienciación ciudadana, existe "poco conocimiento de la acción que cada uno puede hacer con respecto al CO2". "Parece que todo es el tráfico y la industria pesada y no somos conscientes de que utilizar un transporte público, el apagar una luz, el consumir menos cantidad de agua o reciclar una botella de vidrio significa un impacto bastante importante en las emisiones". Martín cree que es clave ofrecer una información "fiable" a la población para que, por ejemplo, "sea capaz de hacer una compra en la que la variable ambiental sea radical. Eso va a mover montañas".

ENERGÍAS RENOVABLES AÚN INSUFICIENTES

Alcanzar los objetivos marcados para revertir el cambio climático no va a ser una tarea sencilla, aunque al menos los expertos tienen claro cuál debe ser uno de los principales caminos a seguir: llevando a cabo un impulso mucho más decidido por las energías renovables. No en vano, las que hay en la actualidad son del todo insuficientes. "Hay que triplicar nuestra capacidad de instalación de renovables de aquí a 2030 para poder cumplir con los objetivos", apunta Kepa Solaun. Se trata, según el profesor de la UNAV, de un despliegue "muy fuerte" de energías limpias, valorado en aproximadamente 300.000 millones de dólares al año "para poder estar con probabilidades de cumplir los objetivos internacionales de cambio climático".

Más allá del factor económico, la "magia" se encuentra en hacer compatibles estas energías con la biodiversidad, con un impacto lo menor posible sobre la población o el tejido económico. "Tenemos que ser muy creativos", remarca Solaun. Afortunadamente, según enfatiza el profesor, las renovables son por fin "económicamente rentables, más baratas y eficientes que las más antiguas", algo que en sus palabras constituye "una gran noticia".

TRANSICIÓN ECOLÓGICA

La industria vasca tiene todavía un trabajo "ímprobo" por delante para reducir sus emisiones de CO2 a la atmósfera y avanzar hacia la imprescindible transición ecológica. Así lo advierte Olga Martín, directora de Aclima, quien sin embargo se muestra moderadamente optimista en este sentido y cree que ya "se están dando pasos" importantes. "La industria se ha dado cuenta de que ya no hay un paso atrás. Las políticas están en marcha, están decididas, y la pandemia ha sido un impulso mucho mayor", contextualiza la experta, en contraposición con lo que sucedió en la crisis económica de hace una década.

Martín recuerda que existe un compromiso "bastante firme" por parte de la UE, que ha sido también "aceptado y asumido" en Euskadi, de que las emisiones de CO2 se reduzcan en un 55% de aquí a 2030 antes de llegar a ser "neutralmente climáticos" para 2050. Por ahora, ese recorte de la emisiones se queda en un exiguo 11% desde el año 1990, lo que a juicio de esta profesional requiere trabajar en muy distintos ámbitos. No solo en todo lo relacionado con la transición energética, con el suministro de combustible -por poner un ejemplo-, sino en otros procesos como el impulso a la economía circular. "Hay un inmenso trabajo que se puede hacer en el acondicionamiento y generación de materiales secundarios", remarca Martín, quien asegura que "se está abriendo un periodo de oportunidades" para que la industria genere "un modelo de negocio diferente".

Conocimiento y experiencia

"En Euskadi tenemos mucho trabajo que hacer, pero tenemos también por parte de las instituciones públicas y de las empresas privadas conocimiento y experiencia para poder transitar, porque tenemos que hacerlo", apunta en clave positiva la directora de Aclima. Subraya también Martín, en este sentido, que hay "muchísimo movimiento de innovación" en todo lo relacionado con la nueva tecnología ambiental para reconvertir los procesos a circulares y hacer transformaciones energéticas. La experta pone también como ejemplo el "compromiso serio" de la Administración en invertir dinero en estos capítulos a través de los fondos Next Generation.

La industria vasca tiene todavía un trabajo "ímprobo" por delante para reducir sus emisiones de CO2

Al margen de la transición energética, el impulso a la generación de materiales secundarios es también clave

Kepa Solaun, profesor de la UNAV, recuerda que todo este proceso viene de atrás, pero que en los últimos cuatro o cinco años ha habido una "transformación tremenda" en la forma que tiene el tejido industrial de pensar en todo lo relacionado con la transición ecológica.

También, según el experto, en grandes empresas que se dedican incluso al petróleo o al sector financiero, que emplean a miles de personas y se han comprometido a no tener emisiones de efecto invernadero en los próximos años. "Yo estoy sorprendido por estos compromisos a largo y medio plazo de las grandes empresas. Ahora hay que mirar que eso no se quede en grandes declaraciones o propuestas", remarca de nuevo Solaun.

Martín, por su parte, recuerda que las políticas del Pacto Verde "se decidieron por parte de todos los países europeos", que en su día concluyeron que debe salirse de la problemática actual "reforzando el medio ambiente como la palanca del cambio económico".

MUCHOS PEQUEÑOS PASOS

Las administraciones locales tienen "mucho que decir" en este camino compartido hacia un buen futuro para el planeta. "El cambio debería ser una suma de pequeños pasos", apunta Ernesto Sainz Lanchares, alcalde de Agurain, donde en lo que va de legislatura se han desarrollado numerosas iniciativas encaminadas a reducir la huella de carbono del municipio y "sensibilizar a la ciudadanía" sobre la importancia de cambiar hábitos.

Administraciones locales como la de Agurain tienen "mucho que decir" en este objetivo compartido

El municipio sigue cambiando luminarias y ha instalado un punto de recarga o el tercer buzón de recogida neumática

Entre otras acciones, el Ayuntamiento ha avanzado en la sustitución de sus viejas luminarias por otras nuevas con tecnología led en el barrio de Apategi, en la calle Fueros o en Portal del Rey, un proceso que sigue ahora en las calles Bentatxo y Entzia y que en 2022 se extenderá a Urzabal.

Abordada esta última calle, "prácticamente toda la extensión del municipio, quitando los barrios nuevos, estaría ya dotada de tecnología led", recuerda el primer edil. Otros pasos recientes dados por la localidad han sido la instalación de un punto de recarga eléctrica para vehículos, que seguirá siendo gratuito también en 2022, la adquisición de un automóvil de estas características para la flota municipal, la aprobación del primer plan energético municipal y del primer Plan de movilidad, la implementación del tercer buzón de recogida neumática -para la fracción orgánica- o la introducción de incentivos fiscales para favorecer el uso de energías renovables. Desde la Corporación están también "muy atentos" a los fondos europeos para incorporar nuevas acciones.