Vitoria. La muestra recoge fondos de la Fundación Sancho el Sabio, está organizada de manera conjunta entre esta y la Fundación Fernando Buesa, y ha sido presentada hoy por sus comisarios, el catedrático de Historia Contemporánea de la UPV-EHU Antonio Rivera y por la doctora en Historia Contemporánea por la misma universidad, Irene Moreno.

A través de cuatro espacios esta propuesta transita desde los últimos años del franquismo y la transición hasta la actualidad para analizar la respuesta de la sociedad vasca al terrorismo de ETA, cuya historia se ilustra con un cuento de José Luis Zalbide, "El cerdito que se convirtió en lobo", publicada en 1986, tras el asesinato de María Dolores González Catarain, "Yoyes".

Este relato cuenta cómo el mayor de los tres cerditos se convirtió en lobo para proteger a sus hermanos de los ataques de este animal y la forma en la que los hermanos menores acaban "enfrentando la realidad" y se unen para defender un bosque en el que poder vivir "sin la tutela criminal de aquel cerdo convertido en lobo".

Esta metáfora de la postura que han mantenido los ciudadanos vascos ante ETA resume el espíritu de esta exposición que, según Rivera, desarrolla el "viaje colectivo" desde la justificación, el respaldo a los terroristas y la invisibilización de sus víctimas, hasta el momento en el que la sociedad comienza a reaccionar, a "ver" a las víctimas, a organizarse y a ser beligerante con sus victimarios.

Este tránsito refleja el viaje "individual" de cada ciudadano y también el de dos de los artistas vascos contemporáneos más reconocidos, Jorge Oteiza y Eduardo Chillida. Como ejemplo, Rivera ha destacado una de las "joyas" de la exposición, un cartel que Oteiza diseñó el mismo año que Zalbide escribió su cuento e impulsado por la misma motivación, el rechazo al asesinato de "Yoyes" a manos de quienes fueron sus compañeros en la banda terrorista.

Se trata de un cartel ideado para ser colgado y visto rotando sobre su eje. Con los colores del nazismo, el blanco, el rojo y el negro, por un lado enseña una esvástica y por otro, sobre fondo rojo, un circulo en el que una pistola negra apunta a una mujer y a una niña, en alusión al atentado contra la exdirigente de ETA cuando estaba acompañada por su hijo.

"Oteiza fue el primero y el único que se atrevió a colocar una esvástica para decir lo que estaba ocurriendo en el País Vasco en 1986", ha subrayado Rivera.

Otro de los "tesoros" es obra de Chillida, que pasó de diseñar el logotipo de las "Gestoras pro amnistía" a crear diez años después el cartel de la primera manifestación unitaria contra el terrorismo convocada por el Pacto de Ajuria Enea bajo el lema "Paz ahora y para siempre".

A través de documentos y cartelería de la época la exposición enseña el germen de la reacción social frente a ETA con el nacimiento de movimientos pacifistas como "Gesto por la paz" y símbolos como el lazo azul de rechazo a los secuestros y las manos blancas para mostrar la condena mayoritaria al asesinato del concejal del PP en Ermua (Bizkaia) Miguel Ángel Blanco.Rivera ha destacado que de esta muestra se puede concluir que la postura de la sociedad vasca ante ETA fue un "proceso dinámico y evolutivo" y que a pesar de todo hubo personas que "fueron capaces en 1975, en 1980 y en 1986 de levantar la mano" y de decir que "de las muchas violencias que hay la que hacen los nuestros es la única que nos puede convertir en miserables".

Ejemplo de esta reflexión es un cartel de las juventudes del PNV en el que se lee que "Egin apunta, HB carga y ETA ejecuta", ha señalado Rivera, quien ha señalado que un punto de inflexión importante lo marcó la estrategia de "socialización del sufrimento" por parte de ETA,

La muestra termina con una pregunta que interpela al visitante: "¿Dónde estuve yo en esos años?", que se completa con una invitación a hacer lo posible para que "esto no vuelva a ocurrir nunca más" y que la sociedad "puede recuperarse en lo posible del mal causado".