El Cairo - Un doble atentado contra peregrinos chiíes procedentes de Irak sacudió ayer el centro de Damasco y causó la mayor matanza en la capital siria en un año, con al menos 46 muertos y cerca de 120 heridos. Las bombas explotaron con pocos minutos de intervalo en un aparcamiento de autobuses a las puertas del cementerio Bab al Saghir, ubicado cerca del casco histórico de Damasco y donde se ubican varios santuarios sagrados adonde los peregrinos se dirigían a rezar.

La cifra de muertos se sitúa en al menos 46, según el último recuento del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, aunque las autoridades de Siria e Irak solo ofrecieron el dato aproximado de “más de 40” fallecidos y 120 heridos. La gran mayoría de las víctimas procedían de Irak y se trataba de peregrinos que habían viajado a Siria a visitar los lugares sagrados de la capital, según informó el Ministerio de Exteriores iraquí en un comunicado. Además de los peregrinos, también hubo víctimas entre los viandantes, declaró el ministro de Interior sirio, Mohamed al Shaar, a televisiones locales.

Las explosiones destruyeron dos autobuses y la metralla causó daños en numerosos autocares, furgonetas y automóviles que estaban aparcados en el lugar del ataque, según imágenes difundidas por la televisión oficial siria. Las autoridades sirias no aclararon las circunstancias del atentado, ni tampoco si las explosiones fueron simultáneas ni cuál fue el tipo de bomba empleada o si fueron detonadas por suicidas. Las fuerzas de seguridad abrieron una investigación para identificar a los responsables del atentado.

A pesar de que ningún grupo lo ha reivindicado, el ministerio de Exteriores sirio afirmó en un comunicado que es una “respuesta a las victorias del ejército sirio” en su ofensiva contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) y de la antigua filial de Al Qaeda. Asimismo, lo consideró como una “expresión de rechazo” por parte de esas organizaciones a los acuerdos de reconciliación alcanzados con los insurgentes en varios territorios. El Ministerio de Exteriores iraquí anunció que formó un gabinete de crisis en cooperación con las autoridades sirias para elaborar una lista de nombres de todas las víctimas y para proporcionar la ayuda de emergencia a los heridos y la repatriación de los fallecidos.

Los Ejecutivos de ambos países manifestaron su repulsa por el atentado e hicieron llamamientos a la ONU y a la comunidad internacional para que lo condenen. El Gobierno sirio envió cartas al Consejo de Seguridad y a la Secretaría General de la ONU pidiendo la condena del atentado y que no se encubra ni a sus autores ni a “los países que están detrás de ellos”.

El atentado fue el más grave ocurrido en Damasco desde febrero de 2016, cuando cerca de 120 personas fallecieron en una serie de ataques cometidos con coches bomba y por suicidas en la localidad de Sayeda Zeinab, a unos 17 kilómetros al sur de Damasco.

Seis años de guerra civil Damasco es una de las zonas menos afectada por los combates de la guerra civil siria, que la semana próxima entrará en su sexto año. No obstante, ayer mismo las fuerzas gubernamentales lanzaron misiles contra barrios rebeldes en la periferia de Damasco y se enfrentaron a combatientes del EI al sur de la capital.

En Al Raqa, por otro lado, unas 300 familias de líderes extranjeros del grupo terrorista Estado Islámico han huido durante los últimos dos días por el cerco a la ciudad de las fuerzas kurdas apoyadas por EEUU, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Los familiares dejaron la ciudad atravesando el río Éufrates en botes y después huyeron hacia zonas rurales al sur, en la provincia de Deir al Zur, y hacia la región de Hama, en el centro del país. También varias familias de los cabecillas sirios del EI se unieron a la desbandada de Al Raqa, la capital del “califato” proclamado en 2014 por los yihadistas. Según el observatorio, los jeques de las mezquitas instruyeron a todos los ciudadanos de Al Raqa a empuñar las armas para defender la ciudad. - Efe