Londres - El veterano diputado izquierdista Jeremy Corbyn fue elegido ayer nuevo líder del Partido Laborista británico. Con el resultado de la contienda abierta tras la dimisión del derrotado Ed Miliband, culminó uno de los más asombrosos procesos electorales que ha visto Reino Unido en su historia reciente.

Corbyn, de 66 años y que se presentó para generar debate tras la derrota laborista en los comicios generales del pasado mayo, logró una victoria arrolladora al obtener 251.417 votos en la primera ronda de las elecciones internas, un 59,5% del apoyo de los miembros del partido.

En segundo lugar quedó el más centrista Andy Burnham, con 80.462 apoyos (19%), seguido de Yvette Cooper, la otra aspirante de centro, que quedó tercera con un 17% de los respaldos.

Liz Kendall -representante del ala derecha de la formación, afín al Nuevo Laborismo del ex primer ministro Tony Blair, que alertó de los peligros de votar a Corbyn- fue última con un 4,5% de los votos.

La participación en estas primarias, cuya votación empezó el 14 de agosto, fue del 76,3% de los cerca de 550.000 afiliados con derecho a voto, informó el partido durante un congreso especial en Londres.

En estos comicios pudieron votar los miembros de la formación y también cualquier simpatizante que se registrara antes del plazo establecido, previo pago de 3 libras (unos 4 euros), lo que supuso la duplicación del electorado.

El nuevo líder, que recibió el apoyo de estos nuevos electores, de los tradicionales y de los principales sindicatos del país, que contribuyen a la financiación del laborismo, dio la bienvenida a los nuevos militantes y a los viejos que regresaron.

En su discurso de aceptación, Corbyn prometió trabajar con todos los sectores para conseguir “una sociedad mejor” y combatir “los grotescos niveles de desigualdad” en el Reino Unido.

Varios de los actuales portavoces laboristas en la oposición anunciaron que no trabajarán en su equipo, entre ellos el responsable de Educación, Tristam Hunt, y la titular de Trabajo y Pensiones, Rachel Reeves.

La hasta ahora portavoz de Interior y rival de Corbyn en las primarias, Yvette Cooper, también indicó que no formará parte del equipo del nuevo líder, lo que no está tan claro en el caso de Andy Burnham.

El ministro conservador de Defensa, Michael Fallon, advirtió por su parte de que, con la elección de Corbyn, “el Partido Laborista plantea ahora un riesgo serio a la seguridad de la nación, la economía y las familias”. Tras 32 años en la Cámara de los Comunes, Corbyn, asiduo a manifestaciones y protestas, fue la gran revelación de esta campaña, al ilusionar a una nueva generación de electores con un programa contra los recortes y a favor de la renacionalización de servicios públicos como el ferrocarril y la energía.

Su primer acto público tras la elección fue su participación ayer en una manifestación en Londres reclamando al Gobierno tory de David Cameron que haga más para ayudar a los refugiados sirios.

Con la tranquilidad de contar con un amplio respaldo entre las bases, Corbyn, quien ayer iba vestido con camisa y chaqueta pero sin corbata, según su costumbre, afronta el reto de encontrar diputados que acepten trabajar en su equipo, así como evitar las perjudiciales batallas internas.

Respaldo del partido Pese a ser un orador consumado, deberá demostrar su capacidad de convicción en los careos semanales con el primer ministro Cameron en la Cámara de los Comunes.

Además del líder del partido, ayer se eligió también al segundo, Tom Watson, un diputado del ala izquierda que prometió respaldar a la cabeza de la formación al cien por cien. También llamó a la unidad Sidiq Khan, igualmente del ala progresista y que ayer fue elegido candidato laborista para las elecciones a la Alcaldía de Londres, que se celebrarán en mayo de 2016.

A su vez, Corbyn recibió el total apoyo de su predecesor en el cargo, Ed Miliband, quien le instó a buscar la unidad del partido, que afronta tensiones internas por el giro a la izquierda.