AMMÁN. El avión de Alitalia aterrizó a las 13.00 horas (10.00 GMT) en el aeropuerto "Queen Alia" de la capital jordana, donde fue recibido por el príncipe Ghazi bin Mohamad, uno de los asesores más cercanos del rey Abdalá II y presidente de la comitiva oficial que acompañará al pontífice en sus 19 horas de visita al reino hachemí.

Tras recibir un centro de flores y cruzar una alfombra roja flanqueada por la guardia jordana en posición de saludo, Francisco descansó unos minutos en una sala del aeropuerto, junto al Custodio de Tierra Santa, Pierbattista Pizzaballa, y el jefe de la Iglesia greco-ortodoxa en Jerusalén.

En Jordania también le esperaban el rabino Abraham Shorka y el sheij Omar Abud, director del Instituto de diálogo interreligioso de Buenos Aires, que le acompañará a lo largo de todo su periplo a los santos lugares de la cristiandad.

Desde el aeropuerto, Francisco fue conducido en automóvil al palacio Al Husseini, donde ofrecerá su primer discurso en presencia de los reyes de Jordania, país con el que El Vaticano conmemora sus primeros 20 años de relaciones diplomáticas plenas.

Tras la recepción oficial, y un pequeño descanso, el pontífice oficiará misa en el estadio nacional de Ammán, como ya hicieran Juan Pablo II y Benedicto XVI, ante miles de personas y dará su primera comunión a 1.400 niños.

Allí celebrará una homilía y enviará su primer mensaje de paz y confraternidad en la región, con especial atención a los menos favorecidos y aquellos que sufren las consecuencias de la violencia, la desposesión y los conflictos.

Tres horas después, a las 19.00 horas (16.00 GMT) se desplazará al sitio bautismal de Betania, situado a unos 35 kilómetros al oeste de Ammán y a orillas del río Jordán, cuyas aguas bendecirá igual que hicieron sus predecesores.

Allí compartirá también oración y alimentos con niños que sufren algún tipo de discapacidad y con aquellos que se han visto obligados a refugiarse a causa de la guerra civil en Siria.

La peregrinación continuará el domingo en la ciudad palestina de Belén, hasta donde Francisco se desplazará en un helicóptero militar jordano para reunirse con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, y oficiar misa ante unas 8.000 personas en la plaza del pesebre.

Después, visitará uno de los campos de refugiados que existen en la ciudad que vio nacer a Jesús, y volará a Jerusalén, previo paso obligado por Tel Aviv, pese a que solo ocho kilómetros separan Belén de la ciudad santa.

En la Basílica del Santo Sepulcro, situada en el casco antiguo de la disputada Jerusalén, mantendrá el que según la Iglesia Católica es el hito de su peregrinación: la reunión ecuménica con el patriarca de la Iglesia greco-ortodoxa, Bartolomeo I.

La reunión pretende avanzar en la unidad de las iglesias de Oriente y Occidente y rememorar el histórico encuentro que hace cincuenta años celebraron su respectivos predecesores, Pablo VI y Atenágoras.

El lunes, Francisco visitará la explanada de las Mezquitas, lugar en el que se halla el tercer santuario más importante del Islam y el muro de las Lamentaciones, lugar más sagrado del Judaísmo, antes de cumplir con la agenda oficial en Israel.

La peregrinación concluirá la tarde del lunes con una reunión con religiosos en el huerto de Getsemaní y una misa en el Cenáculo, cuya soberanía se disputan desde hace años el estado de Israel y el Vaticano.