Vitoria. Dos meses y medio, casi tres. Es el tiempo que llevaba sin sonar el despertador. Todo lo bueno se acaba, también las vacaciones escolares, aunque parezca mentira. Durante todas estas semanas la mayoría ha perdido contacto con sus compañeros de clase, de ahí que ayer la alegría le ganara terreno al llanto. Era el momento del reencuentro y eso siempre ilusiona.
"Las vacaciones no me gustan demasiado, prefiero estar con mis amigos", aseguraba Iván Pascual, que este año hará quinto de Primaria. Ayer llegó temprano al colegio San Martín para conocer cómo les ha ido el verano a sus compañeros. Tienen todo un curso por delante para hacerlo, pero todos ellos deseaban recuperar cuanto antes el tiempo perdido. "Tres meses se hace un poco largo, teníamos ganas de volver", aseguraba Aitor Muguruza.
Lo cierto es que hubo muy pocas lágrimas a la entrada de este centro público gasteiztarra. También entre los padres había ganas de regresar a la normalidad. "Al final los críos necesitan una rutina. Y cuando los padres trabajamos resulta muy difícil compaginar el día a día si ellos siguen de vacaciones", explicaba Pili, madre de Esperanza, una niña de 9 años, que fue una de las primeras en llegar a clase. Ilusionada por encontrarse con su amiga Uxue, asume este nuevo curso como un gran reto. "Vamos a aprender divisiones de dos cifras", aseguraba.
En total son casi 53.000 los alumnos que van a volver esta semana a las aulas alavesas. El regreso está siendo escalonado ya que algunos centros han decido posponer el inicio de las clases hasta hoy o mañana. En prácticamente todos ellos se ha dado un incremento de matrícula que roza el 3,3%, motivado principalmente por la entrada de estudiantes extranjeros y un repunte de la natalidad, como ha quedado reflejado en las inscripciones de Educación Infantil.
Así, durante toda esta semana se reproducirán escenas similares a las puertas de los colegios. Como la del abrazo que se dieron ayer Carlos Enrique y Joseba Ruiz, ambos de 11 años, que han permanecido alejados todo el verano, uno en Benidorm y otro "en el pueblo". Los dos cuentan los días para la primera excursión planificada para este año académico. "Nos vamos a Zuaza, esperemos que no nos pongan ningún examen antes", comenta Joseba. Y es que poco dura la alegría. Una vez superada la primera semana, la de las novedades, la del reencuentro, llegan las responsabilidades y la hora de aportar. A Carlos, de hecho, casi le pilla el toro ya el primer día. "Los profes nos habían mandado deberes para el verano, resumir cuatro libros, y los he hecho esta última semana a todo correr", explicaba con una sonrisa dibujada en la cara.
Lo que no se les olvidó a ninguno fue llevar los libros de texto, aunque gran parte del mérito era de sus aitas, a los que este año se les ha complicado la cuesta de septiembre. La Diputación acaba de decidir que no mantendrá las ayudas económicas y poco a poco las familias van asumiendo que tendrán que pagar los manuales de su bolsillo. No es ninguna broma, ya que se calcula que en cada hogar alavés se podrá llegar a gastar en torno a 600 euros en la adquisición del material, que no es poco. "Llevo todos los libros, más tres diccionarios, la flauta y el estuche", explicaba Esperanza, al tiempo que mostraba el interior de la mochila, que pesaba unos cuantos kilos.
Novedades
Con el ordenador a cuestas
Menos carga llevarán probablemente los de la clase de Adrián Garrido, que este año se estrenan con el ordenador portátil gracias al programa Eskola 2.0. La idea, no lo ocultaban ayer, les parecía bastante atractiva pese a que en contra de su criterio tendrán que utilizar el teclado para estudiar. "Sabemos que no es para jugar, lo utilizaremos para dar Inguru". En total, este año se repartirán 20.000 nuevos ordenadores en las aulas vascas de primero de Secundaria, a los que hay que sumar los 39.000 que ya han sido instalados en quinto y sexto curso de Educación Primaria. El colegio San Martín al que pertenecen estos estudiantes forma parte del ensayo del trilingüismo que se está llevando a cabo en un total de 23 centros alaveses y en otros 95 de la Comunidad Autónoma Vasca. Así, éste será un año también para evaluar el experimento puesto en marcha por el Departamento vasco de Educación en las aulas. Su intención es implantar en el curso 2013-2014 un nuevo modelo que sustituya al actual (A, B y D) basándose en las conclusiones que extraiga de esta prueba piloto en el que el inglés es, junto con el euskera y el castellano también lengua vehicular, es decir, lengua en la que se imparten distintas materias.
Entre tanto, en Álava, las familias siguen apostando por el modelo D. Cinco de cada diez niños que acceden por primera vez este curso a la escuela se han matriculado en una clase que se imparte íntegramente en euskera. Las asociaciones de padres piden cautela ante la reforma de los modelos que propone Celaá. Creen que primero es necesario que se consolide el bilingüismo, algo que de momento no parece haberse logrado, a raíz de las últimas evaluaciones. Pero ya habrá tiempo a lo largo del curso de discutir al respecto, de momento sólo toca disfrutar del regreso.