MADRID. Un nuevo estudio dirigido por la doctora Kathryn Arnold, del Departamento de Medio Ambiente de la Universidad de York ha añadido una importante evidencia experimental que muestra que las personalidades de los animales se reflejan en su perfil de estrés oxidativo. La investigación se publica en la revista Journal of Experimental Biology.
La doctora Arnold se unió a la estudiante graduada Katherine Herborn, en el Instituto de Biodiversidad, Sanidad Animal y Medicina Comparada en la Universidad de Glasgow, para clasificar las personalidades de 22 verderones.
Los expertos evaluaron las reacciones de cada ave hacia una nueva situación mediante la adición de una 'galletita' de colores brillantes en el plato de comida de cada verderón, y midieron cuánto tiempo tomó para que las aves se armarsen de valor para acercarse a la comida. Los investigadores encontraron que a los pájaros más audaces solo les tomó unos segundos superar su miedo, mientras a las aves más tímidas les tomó hasta 30 minutos acercarse a su comida.
Arnold y Herborn también midieron la motivación de estas aves para explorar colocando un objeto atractivo y cronometrando cuánto tiempo tardaban en volar hasta él. Sin embargo, no hubo correlación entre el valor de las aves y la curiosidad. Los investigadores midieron entonces losdaños en los pájaros producidos por los niveles de metabolitos reactivos de oxígeno y sus defensas contra ellos.
La comparación de la sangre de los perfiles oxidativos de las aves con su personalidad, mostró al equipo que las aves más tímidas tenían el mayor contenido de toxinas de oxígeno destructivo y las defensas más débiles, por lo que sufrieron más estrés oxidativo que los ejemplares más valientes. Además, los científicos encontraron que las aves más curiosas tuvieron una mejor defensa contra el daño oxidativo que los verderones menos curioso. El doctor Arnold quiere extender el trabajo para establecer cómo los rasgos de la personalidad afectan a las aves en su hábitat natural.
A su juicio, "las aves neofóbicas -las que tienen miedo de las cosas nuevas- pueden sufrir altos costes de estrés oxidativo y mueren antes de tiempo porque han pagado esos costes fisiológicos, pero también podrían ser menos propensas a ser devoradas por un depredador, porque son más cuidadosas que las aves más audaces".