Sin identidad. Un Deportivo Alavés desconocido. Sin noticias de ese equipo aguerrido y sólido a domicilio en este 2024. Las buenas sensaciones de inicio en San Mamés se vinieron abajo superada la media hora de juego, cuando menos lo esperaba la escuadra babazorra.

Un Alavés serio, sólido atrás, sin fisuras, con un juego muy ordenado y sin volverse loco tuteaba a todo un Athletic de Bilbao en su fortín. Los de Luis García eran capaces de superar al cuadro rojiblannco tanto física como técnicamente de inicio.

El equilibrio en el juego en un conjunto albiazul bien posicionado permitió dominar a los de Valverde en los primeros minutos de partido. Los albiazules jugaban sencillo y de forma efectiva. Hacían fácil lo difícil.

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En imágenes: Las mejores imágenes del Athletic-Alavés en San Mamés Oskar González, Pankra Nieto

Intensidad atrás y velocidad arriba. Así llegaron las dos grandes ocasiones del cuadro babazorro.

La primera tras una conducción de Antonio Blanco, que cabeceó Samu en la medular para habilitar la internada por banda de un veloz Carlos Vicente, quien puso un centro perfecto a Guridi para que este rematara sin suerte entre los tres palos.

Unai Simón evitó el 0-1 con mucha fortuna, mientras que el medio de Azpeitia continúa gafado de cara a puerta. 

Guridi, que pudo marcar el 0-1 tras un cabezazo, pugna con Ruiz de Galarreta Javier Zorrilla

Unai Simón, salvador

Sin embargo, el Alavés siguió percutiendo y fruto de su insistencia llegó el penalti de Nico Williams a Gorosabel.

Ahí Luis Rioja tenía la ocasión para adelantar al fin a su equipo. El sevillano había sido un seguro de vida hasta la fecha tras marcar en el empate a uno en Anoeta, la victoria frente al Cádiz (0-1) y en Almería (0-3).

Sin embargo, de nuevo Unai Simón frustró las esperanzas albiazules. El guardameta de Murguia acertó la dirección del lanzamiento del de Las Cabezas de San Juan. Jarro de agua fría. Golpe psicológico. Tremendo además.

Nico Williams se resarce

Y es que el Alavés no se recompuso de su fallo desde el punto de penalti. Pena máxima.

Y es que ese error vino acompañado después por el primer gol del Athletic tras una internada por banda de Nico Williams, quien se resarcía así del penalti provocado, tras dar este la asistencia a Guruzeta para poner el 1-0.

Guruzeta celebra el 0-1 a pase de Nico Williams, poco después de que Rioja fallase un penalti Javier Zorrilla

De lo que pudo ser el 0-1 o incluso el 0-2 se pasó al 1-0 en cuestión de minutos. Duro. Tanto que el Alavés no se recompuso. Ese fallo en el penalti fue el punto de inflexión del partido.

La efectividad en las áreas condeno al Alavés. Los albiazules no supieron sacar provecho de las suyas, se encontraron con un inspiradísimo Unai Simón y para colmo de males los rojiblancos hicieron sangre en las dos jugadas siguientes.

Y es que Guruzeta pondría el 0-2 poco después, en esta ocasión tras una asistencia del otro Williams, Iñaki. Desarbolado. Incapaz de frenar la velocodad de las bandas del Athletic. Atropellado tras lo sucedido en poco menos de 10 minutos.

El centrocampista del Alavés Ander Guevara intenta llevarse al balón ante el centrocampista del Athletic Club de Bilbao Unai Gómez Javier Zorrilla

Desmoronado como un castillo de arena. Un equipo hundido, sin alma que no fluía.

Un Alavés como alma en pena. Triste y melancólico, incapaz, ya no solo de crear peligro al Athletic, sino de enlazar un mínimo de juego exigible para un equipo de Primera.

El balón quemaba en los pies de los pupilos de Luis García. Ni dos pases seguidos daba. La bola duraba más bien poco en posesión de la escuadra albiazul fruto de su inoperancia. Atenazado.

El Athletic, con poco creaba peligro y llevaba el miedo al área de Sivera. ¿El Alavés? Nada. Un nuevo derbi tirado por la borda.

Y ni con un inicio esperanzador se pudo sacar algo positivo ante el Athletic. Tres partidos este curso y tres derrotas por 2-0. En esta última, con una muy mala imagen en la última hora de juego. El mazazo psicológico que supuso fallar un penalti que abría la puerta a la ansiada victoria en el derbi acabó por condenar al Alavés. Pena máxima en San Mamés.