Hay ocasiones en las que la calvicie es inevitable, quién la sufre puede someterse a ciertos tratamientos para tratar de frenarla o retrasar su llegada, pero incluso así no siempre funciona, eso es exactamente lo que le ha ocurrido a Robbie Williams.
LA CALVICIE, EL COMPLEJO DE ROBBIE WILLIAMS
El pasado verano, el cantante de 47 años sorprendía compartiendo una imagen en la que aparecía totalmente rapado, un cambio de look que llevó a cabo con la ayuda de su mujer Ayda Field.
Ahora, Robbie ha concedido una entrevista al diario 'The Sun' en la que ha confesado sus problemas con la calvicie.
El artista ha admitido que su cambio de look se debió a un intento de querer ocultar su alopecia, algo que no le salió especialmente bien y que ya está empezando a aceptar con la mayor naturalidad posible: "Cada vez que me da la luz desde arriba, mi cabeza parece el pompis de un bebé".
Durante la entrevista también ha hablado abiertamente del sinfín de tratamientos a los que se ha sometido para no perder su pelo: "Llevamos siete meses y no ha pasado nada", admite y confiesa que se ha dado por vencido, sobre todo tras las malas noticias que recibió al intentar hacerse un nuevo trasplante: "Fui a hacerme un nuevo trasplante, pero me dijeron: "Malas noticias, tu pelo ya es tan fino que no podemos sacar los injertos de ahí". No serviría de nada".
Esta no es la primera vez que el intérprete de 'Feel' se hace injertos de pelo, aunque ninguno tuvo el éxito esperado a pesar de que "costaron lo mismo que la casa de mi abuela", confesaba.
Respecto a otro de los tratamientos a los que se sometió debido a su complejo explicó que también resultó totalmente inútil: "Me pincharon unas ampollas y me aseguraron que en cinco meses mi pelo empezaría a crecer mucho más espeso y voluminoso. Pero no hizo efecto".
EL PESO DEL PASO DEL TIEMPO
Robbie Williams ha desvelado que no lleva nada bien el paso del tiempo y que en muchos momentos le puede la vanidad.
El cantante confiesa que no le gusta demasiado ver vídeos de los inicios de su carrera musical, porque no puede evitar sentir nostalgia de aquellos momentos, mientras todo le hace ver que se ha hecho mayor.
"Ahora estoy en el escenario y tengo una pantalla de 12 metros a mis espaldas, me dedico a lo mío, bailando y tratando de ser sexy, pero de repente me giro y veo detrás de mí a un señor gigante con papada y sin pelo", asegura sobre cómo se siente encima del escenario.
A pesar de todo, en sus declaraciones a 'The Sun', Williams admite que ya es hora de aceptar el paso del tiempo y aprender a llevarlo con dignidad.