bilbao - No hay quien la frene a la hora de trabajar y tampoco a la hora de hablar. Es incansable en ambos sentidos y una entrevista con ella es tan entretenida y divertida como una función de comedia teatral. No se apea de Cine de barrio y continúa en la segunda temporada de Las chicas del cable. No tiene pelos en la lengua y dice que no quiere novio: “Todo el mundo está empeñado en que tienes que tener novio porque eres una señora mayor, pues no. ¿Existe algún hombre encantador, divertido, millonario, inteligente e impotente? No. Pues me quedo como estoy. He vivido el amor de una forma tan intensa que ya voy servida de él”, señala sincera y divertida.
Vuelve a Bilbao con la misma obra, ¿tanto gustó ‘Reina Juana’?
-Mucho. Además, cuando estuve en Bilbao en octubre, vino la mujer del alcalde que tenemos ahora (Juan María Aburto), y pasó al camerino y me dijo: “Quiero hacerme una foto contigo y quiero que a partir de ahora nos quieras a nosotros como querías a Iñaki y a su mujer”. Una mujer guapísima y elegantísima, me hizo mucha ilusión. Así que repito en Bilbao, ahora en el Teatro Campos.
Hablemos de Juana, reina que no loca.
-Nunca cedió la corona, murió siendo reina; la encerraron. El emperador Carlos murió un año después de ella y fue emperador sin que ella hubiera renunciado a su corona.
Cosas de la historia, ¿no?
-La historia tiene muchos flecos y muchos claroscuros. La culpa de muchas cosas las tuvo Fernando. Mira, a mí Fernando el Católico siempre me ha caído mal. Dicen que Maquiavelo escribió El príncipe basándose en este señor.
La reina Juana vivió una locura de amor, ¿o no?
-Esta mujer fue maltratada. Felipe el Hermoso, no solo le ponía los cuernos, le pegaba palizas. Dicen que estaba loca de amor, pues no.
Eso es enmendar la Historia y la leyenda que hay sobre ella.
-Quizá lo estuviera en un momento. Ella sabía que su marido no había muerto de una pulmonía. Era un chico que lo único que hacía era montar a caballo, hacer el amor con todo lo que se ponía delante, beber y jugar. ¿Sabes que lo de mirando a Cuenca lo decía Felipe el Hermoso?
Es una de las teorías que existen sobre esa frase.
-Él ponía como disculpa que le gustaba observar las estrellas y subía a una especie de torre con sus amantes y las ponía mirando a Cuenca. Juana sabía que él no había muerto ni de una pulmonía ni de la peste, sabía que había sido envenenado por Fernando el Católico.
Está encantada convirtiéndose en Juana. ¿Le gusta más que otros personajes?
-No, por Dios. Estoy encantada con la mayoría. Mira, creo que tengo una carrera impecable pero en la vida personal no he sido tan impecable.
¿Una vida no impecable?
-Claro. Si no hubiera vivido tanto, quizá luego no hubiera podido expresar los sentimientos que se necesitan en un escenario. Te digo una cosa, eso de que yo soy una mujer normal y corriente, pues no. Hasta mi nieto lo sabe, él dice que tiene dos abuelas, una que es normal y corriente, y otra que no lo es. Esa soy yo.
¿Se podría decir de usted que por locura de amor es o ha sido ‘Concha la loca’?
-Claro que he tenido locura de amor, por eso entiendo a Juana. He tenido locuras de amor apasionadas. Pero ¿tú crees que se puede vivir una noche de amor como la que vivo yo en el teatro con Reina Juana si no se ha conocido el amor de esa forma tan intensa y apasionada?
Dejemos el amor por un rato. Se puede decir que energía no le falta: televisión y teatro a la vez.
-Sigo con Las chicas del cable, voy a hacer la segunda temporada. Creo que está muy bien, según dicen, porque yo no me veo; no me gusta verme hasta diez años después. Así que creo que no me veré porque no estaré ya en este mundo.
No diga esas cosas.
-Voy a hacer 78 años en noviembre y creo que a tanto no voy a llegar. Haciendo la media de la muerte de mis padres, a mí me quedan cuatro o cinco años como mucho.
Vaya humor negro que tiene.
-No lo digo con tristeza. Espero no dar la lata. Con el tiempo una se acostumbra hasta al miedo, estamos aquí de paso y hay que acostumbrarse a ello, ¿o no?
Pero cuanto más tarde mejor, ¿no le parece?
-Yo digo un poco más de tiempo, por ver crecer a mi nieto. Me pongo metas cortas; ahora tiene ocho años, me gustaría verle con diez, me gustaría verle con doce y ya está.
‘Cine de barrio’, la historia interminable.
-Es una de las cosas que más me gusta hacer, lo único que lamento es no poder hacerlo en directo porque trabajo en el teatro. Me gusta mucho hacer Cine de barrio y me molesta mucho que le llamen Cine del otro barrio. Así que si tenías pensado meterte con el programa o hacer una pregunta crítica?
No era mi intención.
-TVE es la televisión que más tiempo le dedica al cine español. Cine de barrio lo ven unos espectadores muy importantes, los niños y las personas mayores. Es un cine en el que estamos todos. Espero que cuando no esté en este mundo, seguiré saliendo y me seguirán viendo porque seguirá existiendo Cine de barrio. Me encanta hacer este programa, me gusta y no me apetece nada que se metan con él.
Volvamos a su vida personal. Dice que no quiere novio y que Sean Connery le parece un anciano espantoso.
-A ver, lo de Sean Connery, pobrecito, era una broma. Tengo el canal donde ponen James Bond 24 horas seguidas. Todo era broma, los periodistas insistís mucho en que las señoras mayores tengamos un novio?
Y usted no está por la labor.
-Pues no. Si quisiera tener un novio, lo tengo claro: millonario, inteligente, culto, divertido e impotente.
Lo de millonario lo entiendo pero ¿impotente?
-Ja, ja, ja? Ese amor ya lo he tenido intensamente y no lo necesito. Los que me gustan a mí ya sabes quiénes son: George Clooney, Brad Pitt, los guapos. Los que te gustan a ti y a todas, hay que reconocerlo.
¿Algún proyecto nuevo?
-Una obra de teatro, una comedia; es de mi hijo Manuel, y estaré en escena con Antonio Resines. Se titula El funeral y quizá sea con lo que me retire de la profesión.
La verdad, vaya título.
-¿A que sí? Ha llegado la hora de reírse y alejarme del drama. Pero sí que es cierto, vaya título.