EL sector del automóvil está creciendo en el mundo y de hecho 2016 fue un magnífico año para la importantísima industria vasca de automoción. Y lo fue para el Estado español donde los coches representan un negocio de más de 130.000 millones de euros anuales, según ha recordado el secretario general de Faconauto, Blas Vives, esta semana en DEIA

Pero este sector se encuentra en una encrucijada por la revolución digital que viene. El automóvil del futuro (presente), eléctrico, hiperconectado y autónomo va a generar nuevos modelos de negocio porque hay clientes que apuestan por compartir el vehículo. Todo ello, junto con la amenaza de los gigantes del software estadounidenses, Google, (que vale en bolsa diez veces más que GM), y Apple, entre otros, que quieren una parte del pastel automovilístico, obliga a los fabricantes tradicionales, en especial a los europeos, a mover ficha. Y esto es lo que han hecho el grupo francés PSA Peugeot Citroën y el norteamericano General Motors (GM) que mañana en París anunciarán, salvo sorpresa, de forma conjunta que PSA se hace con el control de la filial europea de GM, la alemana Opel, así como su gemela británica Vauxhall.

El presidente de PSA, el portugués Carlos Tavares, se ha reunido para preparar el terreno para la operación con los máximos responsables de los Gobiernos francés, alemán y británico, países de origen de las marcas implicadas. En el Estado español pese al tremendo peso industrial de PSA-GM no hay una marca como tal implicada porque los centros de decisión están fuera.

Los dos grupos juntos representan 4,3 millones de coches vendidos en 2016, y el objetivo es superar los cinco millones en menos de cinco años.

PSA pretende, gracias a la absorción de Opel-Vauxhall realizar entre 1.500 y 2.000 millones de euros de sinergias.

La operación sería la confirmación de lo rápido que cambia el mercado hoy en día. No hay que olvidar que el ahora comprador, PSA, estuvo a un paso de la quiebra y hace solo dos años la compañía gala tuvo que ser rescatada en parte por el Estado francés y por el grupo chino Dongfeng, su socio en China donde fabrica 3 millones de coches -que entraron en el capital con una participación equivalente a la de la familia fundadora, Peugeot-. Ahora PSA presenta una buena salud financiera y en 2016 logró unos beneficios del orden de los 1.730 millones de euros, lo que significó casi duplicar los 899 millones obtenidos en 2015.

Por su parte, la alemana Opel y la asociada británica Vauxhall arrastran una situación financiera complicada, con unas pérdidas de unos 240 millones de euros el pasado año pero que en cualquier caso supuso su décimo sexto ejercicio anual en números rojos para desesperación de su matriz estadounidense General Motor (GM), el otrora líder mundial, que también tuvo que ser recatada por el presidente Barack Obama tras la crisis de 2008.

La operación de integración creará otro gigante mundial en un sector que se concentra a marchas forzadas para conseguir economías de escala y seguir siendo competitivo en un mercado dominado por europeos y japoneses, con las firmas norteamericanas cada día más replegadas a su territorio, y las coreanas al alza mientras China mira como asaltar el mundo copiando el éxito precedente de sus vecinos asiáticos.

Líderes en España En todo caso, la integración de PSA-Opel tendrá importantes consecuencias en el Estado español. No hay que olvidar que los socios cuentan con tres factorías. La de Citroën en Vigo, la histórica de Peugeot en Villaverde Madrid (herencia Barreiros) y la más moderna del Estado, la de General Motors-Opel, en Figueruelas (Zaragoza).

Para hacerse una idea del papel de estas plantas hay que tener en cuenta que España, -segundo productor de coches de Europa tras Alemania-, construyó el pasado año casi 2,9 millones de vehículos. Pues bien de las líneas de montaje de los tres centros citados salieron 886.000 coches, un 30% del total. Y respecto a las ventas, Peugeot-Citroën-Opel vendieron unos 295.000 vehículos.

La conclusión es clara la compra de Opel por PSA crearía el mayor productor de automóviles en el Estado español superando al grupo alemán Volkswagen que lideró el ránking el año pasado con 791.000 vehículos, gracias a los 454.000 automóviles producidos en Seat Martorell y las 297.000 Polo de VW Navarra.

Fuentes del sector automovilístico vasco consideran que la operación PSA-Opel beneficiaría sobremanera a la planta de Figueruelas, una de las más rentables y modernas donde el pasado año se produjeron 361.000 vehículos. Tampoco se cuestiona la planta Citroën de Vigo, donde se ensamblan casi 450.000 unidades. En cambio muchas más dudas ofrece la planta madrileña de Villaverde, con apenas 80.000 unidades producidas, en concreto del Citroën C4 Cactus. “Aunque la planta está especializada en series cortas, factorías de menos 100.000 vehículos no premium, lo tienen complicado para hacer las economías de escala necesarias” señalan fuentes vascas del sector.

En todo caso consideran que este proceso generará una nueva batalla por fabricar los nuevos modelos entre las diferentes plantas del grupo en Europa. “Y una vez más las más competitivas saldrán adelante”. Según las mismas fuentes, “los sindicatos tendrán que mantener el tono positivo y su disposición al diálogo de estos últimos años pero el Gobierno español tendrá que propiciar una mejora de los costes energéticos y logísticos para que una industria como la del automóvil que exporta el 84% del total siga siendo competitiva frente a plantas que están más cerca de los consumidores”.

En todo caso, la prensa señala que Carlos Tavares ha dado garantías a Angela Merkel de que las plantas de Opel en Alemania (Rüsselsheim, Eisenach y la de motores de Kaiserslautern) no sufrirían mayormente con este proceso. Más complicada puede ser la situación de las factorías británicas de Ellesmere Port y Luton, por el tema del Brexit.

Un punto positivo para las plantas españolas es que GM y PSA mantienen una colaboración estratégica desde 2012 Y de hecho, Figueruelas fabricará el sustituto del Citroën C3 Picasso, el futuro C-Aircross. Este modelo comparte plataforma con el Opel Crossland X, que se empieza a producir en la planta zaragozana, además de seguir con el Corsa. Esto va a provocar que este año la factoría aragonesa registre un fuerte crecimiento en la producción hasta 400.000 unidades. Por su parte, Citroën Vigo producirá la furgoneta Opel Combo hermana de la Citroën Berlingo y la Peugeot Partner.

Respecto a la red comercial, una integración Peugeot- Citroen-Opel, sí puede afectar a la baja a los concesionarios en España.