madrid -Yolanda llega a Montepinar como la novia de Amador y se convierte en otro elemento que distorsiona la vida de La que se avecina. La actriz vasca Miren Ibarguren se dejó ver mínimamente en la primera parte de esta temporada y acaba de aterrizar en el segundo tramo con fuerza. Se separa mucho de todos sus personajes, muy extremos en todas las ficciones que ha hecho en Madrid, y dice que ella no está tan loca como Yolanda y que en la vida real es más relajada que Soraya en Aída. Le gustaría hacer drama pero reconoce que nunca le han llamado para trabajar en ese género.

¿Qué tienen en común Yolanda y Miren Ibarguren?

-Espero que nada, la cara y en el cuerpo. No tenemos nada que ver en carácter, ni en forma de pensar.

¿Tan poco le gusta su personaje?

-No es eso, yo soy como mucho más tranquila y Yolanda es un auténtico terremoto, es una mujer agotadora. Es una fuera de serie.

A Yolanda le gusta la moda, ¿a usted no?

-Sí. Pero a Yolanda le gusta su estilo de moda, le gusta mucho, pero a su manera. En la temporada pasada, se la vio un poquito y no se pudo apreciar bien cómo era, pero en esta se la va a ver en todo su esplendor.

¿Qué tal se lleva con Loles León, su madre en la serie?

-Genial. Además, en la serie tenemos mucha relación. Yolanda es una niña muy enmadrada y caprichosa. Cuando se vea todo el entorno familiar de mi personaje se entenderán muchas cosas de ella. Pero yo no soy como ella, a Yolanda le presto mi cuerpo y punto.

¿Veía la serie antes de trabajar en ella?

-Claro. Es una serie referente en España y el tiempo que lleva ya en televisión y los niveles de audiencia que la respaldan han sido de records. Es un sueño trabajar en esa serie.

Usted lo tenía más fácil para conseguir un papel, ¿no?

-Sí y no. Lo tenía de fácil o difícil como otras actrices, a la hora de hacer un trabajo las relaciones personales no cuentan. Pero tengo que decir que estoy encantada de poder hacerlo y pienso que la labor de los guionistas es impresionante; siempre están inventando situaciones muy divertidas.

Le dan siempre papeles muy extremos y en comedia. ¿No le apetecería hacer alguna vez un drama?

-Claro que me he planteado hacer un drama, pero es que no me llaman. Siempre me ven en papeles más locos y nadie se imagina que pueda hacer un drama.

¿Se ve encasillada?

-Encasillada es una palabra que a veces no suena bien. Pero quizá es que cuando te encasillan en un género es porque lo haces bien en un género concreto y eso es bueno. Yo en la comedia me siento muy a gusto, es lo que he hecho siempre. También es cierto que nunca he hecho un drama y no sé si podría hacerlo.

¿Le gustaría intentarlo?

-Por supuesto. Como actriz me gustaría tocar muchos palos. Estoy muy cómoda en la comedia, me siento en un lugar de confort. De momento, voy a disfrutar el papel de Yolanda, seré durante un rato la novia de Amador y después veremos qué pasa.

El tópico dice que es más fácil hacer llorar que reír.

-No lo tengo tan claro. Veo a actrices haciendo cosas espectaculares en drama y no sé qué decir. Hace poco vi La novia y me pareció un trabajo de arquitectura mental. Ver a Inma Cuesta hacer esos personajes tan profundos que hace me parece maravilloso y muy difícil. Dentro de la interpretación no sé y tampoco tengo claro qué es lo fácil y lo difícil.

Anclado?

-Me llevé mucho disgusto cuando la quitaron, no me lo esperaba y no quiero hablar más de ella.

Aída, entró con la serie avanzada y Soraya se convirtió en el personaje estrella. ¿Le costó cogerle el truco a la serie?

-Me pasa lo mismo con La que se avecina. Entras en un proyecto que está consolidado, se repite en las dos series. Genera un respeto hacia el resto de los actores que llevan años y años manteniendo la serie con los mejores resultados. Afrontar esos retos te hace tener mucho cuidado a la hora de afrontar tu personaje, te tienes que ajustar en todo momento a lo que ya está funcionando.

¿Es duro el ritmo de grabación?

-He trabajado en sitios más descoordinados y con más locura de horarios. En La que se avecina lo tienen todo muy organizado, llevan muchos años haciéndolo y han aprendido a llevar un ritmo muy coherente. En esta serie puedes organizar el plató con tu vida. En otros casos no se da esta organización por la prisa con la que se hacen los proyectos, pero no es el caso de esta serie. Vamos, que puedes ir al médico sin ningún problema.

¿Se asemejaba en algo a Soraya, su personaje de Aída?

-Tampoco. Yo soy más relajada que los personajes que me ponen, ella era muy extrema también. Estaba muy loca.

¿Qué queda de Sonia Valcárcel, usted en Escenas de matrimonio?

-Queda la ilusión, queda el seguir en Madrid, estar trabajando y conseguir alcanzar el sueño que tenía cuando vivía en Donostia. Espero que se mantenga mucho tiempo.

¿Se acuerda que una vez estuvo en Goenkale?

-Cómo lo voy a olvidar. Queda lejos, en aquella época yo soñaba con lo que tengo ahora, pero no sabía qué iba a pasar; soy bastante mala a la hora de hacer pronósticos y vivía el día a día, es lo que hay que vivir.

¿Ha cumplido sus expectativas?

-Tienes la primera oportunidad, llega la segunda, después la tercera, sigues y sigues hasta que te das cuenta que aquello que soñabas es tu profesión. De todas formas, es una carrera difícil, tienes mucho curro, tienes poco y pasa mucho tiempo hasta que te crees que eres actriz. ¿Expectativas cumplidas? Nunca pensé que iba a trabajar con gente tan guay y en proyectos tan maravillosos.

¿Ha dejado el teatro de lado?

-No. He hecho bastante teatro, pero siempre he compaginado las obras con televisión. Ahora cuido más esa parte.

¿Le cuesta combinar?

-Es duro hacer teatro y televisión, llega un momento en el que compruebas que la cabeza no te da para estar en dos sitios a la vez. Empiezas muy pronto por la mañana en un plató y terminas muy tarde por la noche en un teatro. Al principio de tu carrera lo coges todo, pero hay que ir seleccionando.