es una historia de amor, pero una historia difícil, al estilo Romeo y Julieta porque en Aitaren etxea hay dos familias enfrentadas y dos jóvenes de esas dos familias están enamorados. La banda sonora es como la serie: bonita y romántica”, señala a DNA Fernando Velázquez, el compositor de la banda sonora de la ficción de época que ETB-1 estrenará en otoño. Es conocido por su trabajos en cine, Ocho apellidos vascos y Hércules entre otras producciones.
La Orquesta Sinfónica de Euskadi grabó ayer la banda sonora de Aitaren etxea en su sede y la adaptación estará a punto para la emisión de la serie. Fernando Velázquez tiene una agenda apretada, muchos compromisos y muchas ilusiones puestas al dotar a series y películas de un elemento más, su música: “Me he inspirado en las imágenes, he visto la serie y ella me ha ido marcando la música. En esta ocasión mi música tiene mucho que ver con el amor porque es la trama principal de la historia que se cuenta, es una música romántica. Es una historia sencilla pero muy bien trazada. Estoy muy satisfecho de haber participado en este proyecto”.
Velázquez, compositor vizcaíno, señala que puede haber diferencias entre componer para cine y para televisión: “No digo que no haya puntos que distinguen un trabajo para un medio u otro; pero en esta ocasión yo he compuesto la banda sonora de Aitaren etxea exactamente igual que se hace en cine: rápido, rápido pero con el montaje delante”.
Mayor exposición En el caso de esta serie, comenta que la grabación se reutilizará varias veces: “En el cine se hace menos reutilización de la banda sonora. En lo que se ha compuesto y grabado para esta serie hay varios temas que se utilizarán a lo largo de varios episodios”.
Fernando Velázquez es uno de los privilegiados que ha visto la serie antes de su estreno y señala que es una historia muy bien narrada: “En el caso de mi trabajo, es cierto que la música romántica está mucho más expuesta y debe tener una melodía reconocible a lo largo de toda la trama. Trabajar con la Orquesta de Euskadi ha sido todo un lujo para mí. Estoy muy satisfecho de cómo está saliendo todo”.
Si se le pregunta qué es lo que le ha llevado a componer bandas sonoras para historias audiovisuales, se ríe y contesta: “La buena suerte, es algo que siempre me ha gustado; recuerdo que ya lo hacía en el cole en las obras de teatro. Es como contar la historia de otra forma, es añadir otro texto a un texto. La banda sonora es añadir profundidad, trascendencia a la trama”.
otras músicas No sólo de cine y televisión se nutre este compositor: “La música suelta también me gusta; pero cuando cuentas con imágenes y cuentas una historia a través de lo que has compuesto todo se convierte en una tarea muy estimulante”, señala con total apasionamiento sobre su trabajo.
Toca abordar el cine y en su haber tiene varios títulos que han dado mucho que hablar: Lo imposible, Hércules, Mamá y Ocho apellidos vascos. Para este último, un film taquillero como ninguno y de gran repercusión mediática, tuvo como inspiración la ternura y el cachondeo: “Era un poco sainete y la música tiene mucho de eso. La banda sonora dejaba claro al principio de la película que era un cachondeo, ayudaba a que la gente entendiera que no había que tomársela en serio. La música da una información extra y ayuda a que la película se entienda como quiera el director”.
Le gusta todo tipo de música y trabaja con grupos y artistas relacionados con el pop o con el rock: “El martes 25, en Aste Nagusia, voy a estar con Pasión Vega en un disco que he producido yo. Estaremos en Abandoibarra, con una orquesta de amigos haciendo un disco, Pasión por Cano”. Dice que en este disco, homenaje a Carlos Cano, la música no es ni rock ni clásica, está en tierra de nadie.
Tras acabar la grabación con la Orquesta Sinfónica de Euskadi, salió disparado para coger un vuelo con destino a Budapest. “Tengo un proyecto entre manos que por ahora es secreto, va al Festival de Toronto y lo tenemos que acabar corriendo, pero no puedo decir nada más de él”.
Se ríe cuando se le plantea que la idea sobre la vida que llevan los compositores musicales es más relajada, tranquila y de meditar: “Yo vivo a golpe de avión y de viajes. Tú te refieres a los compositores de otro estilo, los de cine vivimos de otra forma, vivimos agobiados con fechas de entrega. Pero te puedo decir que para mí el agobio es muy estimulante, hay gente que se bloquea y yo lo disfruto mucho. Resulta maravilloso trabajar con orquestas y vivir historias”.
Entre los estímulos que consigue a través de la música para el cine es que la historia que se cuenta marca su recorrido: “Es música hecha al servicio de la imagen, sabes de dónde tienes que partir y hasta dónde tienes que llegar. Cuando creas algo por libre es otro reto, quizá tienes más libertad pero tienes que buscar un punto de partida”, concluye.