- La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, la fuerza dominante de la izquierda gala desde las elecciones presidenciales de abril, urgió ayer al tradicional Partido Socialista (PS) a cerrar cuanto antes una coalición progresista para las legislativas francesas de mediados de junio. La suspensión de las negociaciones decidida el viernes por el PS supuso un jarro de agua fría para la creación de un inédito frente de izquierdas que buscaría lograr un nutrido grupo de diputados en la Asamblea francesa con la meta de contrabalancear el poder del recién reelecto presidente, el liberal Emmanuel Macron.

“Macron está debilitado. La Unión popular alargada se sitúa en los 11 millones de votos (suma de sufragios en las presidenciales de LFI, Verdes, Comunistas, Socialistas y otros pequeños partidos). Nuestra victoria es posible”, dijo Mélenchon en una entrevista publicada de Dimanche. El líder izquierdista, que obtuvo en la primera vuelta del 10 de abril 7,7 millones de votos (22 %), a solo 420.000 sufragios de la ultraderechista Marine Le Pen, criticó la cultura de “derrota” en la izquierda y avisó de que la gente “no se dejará de que les priven de un triunfo por segunda vez” por no estar unido el campo progresista.

Mélenchon, de 70 años, anhela ser primer ministro gracias a una mayoría absoluta de la Asamblea (289 diputados de 577) que, según sus cálculos, podría brindarle la unión de la izquierda. A pesar de que el PS está en caída libre (su candidata, la alcaldesa de París Anne Hidalgo, logró un 1,7 % de los votos), tiene una buena implantación en Francia, país que gobernó casi 20 años, y controla un buen número de alcaldías y regiones, contrariamente a LFI, fundado hace 5 años por el propio Mélenchon, un disidente del PS.

Mientras que un pacto entre insumisos y los ecologistas -con un notable poder local- está cerca de concluirse, el acuerdo con los socialistas se quedó en suspenso el viernes por la tarde de manera inesperada, horas después de que la propia dirección del partido publicase una nota dejando a entender que era muy probable cerrarlo. Además de discrepancias programáticas, sobre todo en relación con la UE, la prensa francesa apuntó que un punto de fricción decisivo es el reparto de los candidatos a escaños, que se haría de forma proporcional a los apoyos logrados en las presidenciales, lo que dejaría al PS (1,7 %) sin prácticamente aspirantes.

A pesar de todo, el diputado de LFI, Éric Coquerel, se mostró optimista en una entrevista. “Tenemos la intención de que este fin de semana se cierren las negociaciones con los Verdes, los Comunistas, el Partido Socialista y, por qué no, con el NPA (pequeña formación anticapitalista)”, dijo Coquerel. “Se trata de una oportunidad única de cambiar las cosas”, concluyó el veterano político. Contrariamente a los días anteriores, la sede de LFI en París, situada en el pasaje Dubail, estaba sin signos de movimiento ayer.

Del lado socialista, barones como Hidalgo o el expresidente francés François Hollande han mostrado su inquietud a que un pacto con los insumisos lleve a la desaparición del PS de François Mitterrand. Aunque el aparato del partido, controlado por Olivier Faure, guarda silencio, un grupo de alcaldes socialistas emitió un comunicado respaldando las negociaciones, pero alertando de que esa eventual coalición debería “respetar la identidad y los valores” de cada formación.

Regidores de importantes ciudades como Nantes (Johanna Rolland), Rennes (Nathalie Appéré) o Clermont-Ferrand (Olivier Bianchi) reivindicaron su europeísmo, que contrasta con el escepticismo respecto a la UE de LFI. No obstante, asumieron que el bloque comunitario deberá cambiar ciertas “reglas del juego” para reforzar la protección social.

Macron

Mélenchon ve a Macron debilitado. “La Unión popular alargada se sitúa en los 11 millones de votos (suma de sufragios en las presidenciales de LFI, Verdes, Comunistas, Socialistas y otros pequeños partidos). Nuestra victoria es posible”, sostuvo el líder de la Francia Insumisa.

Respeto

Los socialistas, por contra, desconfían de las intenciones de la Francia Insumisa. El aparato del partido, controlado por Olivier Faure, guarda silencio, mientras que un grupo de alcaldes socialistas emitió un comunicado respaldando las negociaciones, pero alertando de que esa eventual coalición debería “respetar la identidad y los valores” de cada una de las formaciones.