- Rusia y la Unión Europea (UE) mostraron ayer su voluntad de reabrir los canales de cooperación en asuntos como la solución de conflictos, el clima o la lucha contra el coronavirus, pero chocaron sobre la represión de las protestas opositoras y el envenenamiento y encarcelamiento de su líder, Alexéi Navalni.
“El caso Navalni es un punto bajo en nuestra relación (...), pero levantar un muro de silencio no es una opción”, dijo el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, en su reunión con el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.
Borrell, el primer jefe de la diplomacia comunitaria que visita Rusia desde 2017, trajo a Moscú un mensaje de firmeza, pero también de pragmatismo hacia este país, un importante socio comercial para los Veintisiete. “Rusia es nuestro mayor vecino y es parte de Europa”, subrayó.
En una de cal y otra de arena, Borrell admitió que las relaciones entre Moscú y Bruselas “están bajo una gran tensión”, pero agregó que ambos países, unidos por lazos geográficos, históricos y culturales, están condenados a hablar “de todo lo que importa” y de las cosas que “les inquietan”. El sueño de una Europa desde Lisboa a Vladivostok “es mucho más difícil que hace 20 o 30 años”, admitió, sin embargo. Lavrov reconoció que “el mayor problema (...) es la falta de normalidad en las relaciones entre Rusia y la UE, entre los dos actores más grandes en el espacio eurasiatico”.
Ayer quedó de manifiesto que el deshielo de las relaciones ruso-europeas tiene un gran obstáculo en el camino: el caso Navalni, visto por los dirigentes rusos como un “agente de Occidente” y que copó ayer buena parte de las conversaciones entre Borrell y Lavrov.
Borrell volvió a apelar a Rusia para que libere al líder opositor, que tendrá que cumplir dos años y ocho meses de cárcel por un antiguo caso.
“Por supuesto, hemos estado hablando del caso Navalni y de las personas detenidas en las manifestaciones y he trasmitido al ministro Lavrov nuestra profunda preocupación y le he reiterado nuestro llamamiento a una investigación imparcial de su envenenamiento”, dijo el exministro español de Exteriores.
El jefe de la diplomacia rusa sostuvo, en respuesta, que en algunos países europeos también hubo en las manifestaciones un uso excesivo de la fuerza, además de “fallos judiciales sospechosos de estar políticamente motivados”. Además, quiso dibujar un símil entre el caso Navalni y el juicio a los independentistas catalanes, al afirmar que en España fueron condenados líderes independentistas “por organizar un referéndum en Cataluña”. Sostuvo que Madrid defendió entonces su sistema judicial de los críticos. “Las autoridades españolas les respondieron: saben ustedes, nosotros tenemos nuestro sistema judicial y ni siquiera se atrevan a dudar de las decisiones que nosotros tomamos en nuestros tribunales y según nuestras leyes”, dijo.
La ministra española de Exteriores, Arancha González Laya, respondió a Lavrov que, a diferencia de Rusia, España es una “democracia plena” en la que todos los ciudadanos tienen sus derechos garantizados y expresó su deseo de que Navalni pueda hacer campaña como la están haciendo en España los líderes independentistas. Aseguró que en España hay políticos presos, no presos políticos.
En una demostración de que las discrepancias entre Rusia y la UE no tienen fácil solución en este plano, tres diplomáticos europeos -de Alemania, Polonia y Suecia- fueron ayer declarados “persona non grata” por participar en las protestas opositoras, cuando lo que hacían era observar el proceso a Navalni.
“Los derechos humanos y la libertad política son esenciales para construir un futuro común”
Alto Repr. de Política Exterior de la UE
“El mayor problema es la falta de normalidad en las relaciones entre Rusia y la UE”
Ministro de Exteriores de Rusia