La belleza de La Concha, el glamour del Festival de Cine y el fulgor de las numerosas estrellas Michelin que brillan en las fachadas de sus restaurantes alimentan la leyenda de Donostia. Le sucede lo mismo a Zarautz con el surf, a Pasajes con el puerto y a Getaria con Elcano. Sin embargo, la costa de Gipuzkoa esconde poblaciones como Deba, Orio o Zumaia, que se llevarían la palma en cualquier otro litoral. Y, especialmente, Mutriku.
La carretera, breve pero revirada, regala su premio al final. Plazas, palacios y conventos engarzados por escaleras y adoquín descienden suavemente hasta la vieja lonja y la casa torre del muelle, donde el Cantábrico se fatiga contra la piedra. Junto a ella, la playa de arena amarilla y dos piscinas naturales de cuyo cuidado se ocupa Neptuno.
Restaurantes, tabernas y asadores ofrecen mesas aquí y allá. No hay una que defraude. Bañistas, paseantes y turistas se cruzan en un ambiente inconfundiblemente marinero.
Es fácil encontrar surfistas en la Concha, en Zarauzt y en otras playas de Gipuzkoa. Mutriku esconde una ola izquierda poderosa en sus calas de arena y cantos oscuros, una ola que únicamente buscan los surfistas más experimentados. Por otro lado, la zona de Siete Playas es, por su biodiversidad, una de las más recomendables de este litoral para practicar snorkel o buceo con bombona; se pueden contratar guías expertos y embarcaciones en el mismo puerto.
Mutiku, además, forma parte del Geoparque UNESCO de la Costa Vasca. Sus acantilados exponen la espectacular formación de capas de roca llamadas 'flysch': un libro que muestra más de 60 millones de historia geológica. En los acantilados que coonstituyen el flysch negro de Mutriku se ha descubierto una colección de importantes fósiles de gran tamaño que se exponen en el Centro de Interpretación Geológica Nautilus de la localidad.
Antes de abandonar la villa, seguro que con ganas de regresar, no está de más hacerse con un souvenir. Nada mejor que un bote o lata de pescado en aceite de alguna de las conserveras de mismo puerto. O unas botellas de buen txakoli blanco vendimiado en las laderas.
El Aquarium de Donostia
Con casi un siglo de historia, el Aquarium de Donostia es uno de los museos oceanográficos más antiguos de Europa. El 1 de octubre de 1928 se inaugura oficialmente el Palacio del Mar-Aquarium, con la visita del Rey Alfonso XIII y de la Reina Victoria Eugenia. En aquél momento, la llamada Casa del Mar, en pleno puerto pesquero, tenía finalidades científicas que hoy mantiene. Sin embargo, lo que a los peques hipnotiza son los habitantes de sus más de 31 enormes acuarios. Reproducen hábitas submarinos del Cantábrico- Atlántico en una de sus plantas mientras que en la otra ofrecen una colorida colección de peces tropicales.
Destaca el gran tanque conocido como 'Oceanario'. La chavalería atraviesa el túnel de 360 grados transparente de su interior con la boca abierta mientras numerosas especies cantábricas y atlánticas nadan a su alrededor, incluídos los impresionantes tiburones toro. Sencillamente inolvidable.
Photomuseun de Zarauzt
Chillida Leku, el Museo Balenciaga o el Caserío Igartubeiti ofrecen excelentes opciones de visita en Gipuzkoa. Por un lado creadores de escultura y moda de nivel internacional; y por otro un centro que revela el funcionamiento del caserío vasco tradicional. A pesar de encontrarse junto a los citados, y otros de interés, el Phomuseum de la villa marinera de Zarauz merece la pena. Un edificio poco llamativo dispone en sus cuatro plantas una nada habitual colección permanente de técnicas de prefotografía, daguerrotipo. bromoleo, fotografía estereoscópica y otras curiosidades.
Cámaras de todo tipo, además de muestras de géneros fotográficos y sus distintas aplicaciones como la prensa, las artes gráficas o el cine. Interesantes exposiciones temporales de fotografía añaden más motivos de visita.Y, por si todo esto fuera poco, en la calle aguardan el magnífico paseo marítimo, la playa y el ambiente de Zarautz.