Para aquellos insensatos que contemplamos la política como una herramienta para disentir, por supuesto, pero también para acordar entre diferentes, la actitud de Junts nos empieza a parecer ciertamente tediosa. Los de Puigdemont, tras unos rocambolescos días de tensión, dejaron caer en el último momento la ley de amnistía (por ahora).

Junts

Lo de Junts me recuerda a ese amigo con el que te comprometías a intercambiar unos cromos y, al día siguiente, añadía que se lo había pensado mejor y te pedía, sin reparo alguno, los apalabrados, alguno más y unos cuantos duros. Y el bocata del recreo, si se terciaba. No podemos decir que desde la formación catalana nos estén sorprendiendo. Mantienen el enigma acerca de lo que van a votar con un suspense que ríete tú de las novelas de Agatha Christie. La decisión de los de Puigdemont ha hecho que desde el Ejecutivo español no se descarte ya tener que prorrogar los presupuestos. Pero también ha tenido consecuencias entre los suyos. Por ejemplo, el exconseller Miquel Sàmper ha abandonado Junts por la “brecha ideológica” con el partido.

Sánchez

No le ha quedado más remedio a Sánchez que echar mano, una vez más, a eso de hacer de la necesidad virtud, para lanzarse de nuevo a cortejar a Puigdemont y compañía. A pecho descubierto, además. “Con este proyecto de ley estoy convencido, y así lo van a concluir los tribunales, que van a estar todos los independentistas catalanes amnistiados porque no son terroristas”, ha proclamado. Palabras con las que ha buscado que Junts vuelva a ponerle ojitos y que han soliviantado a la diestra y extrema diestra española.

Agricultores

Si alguien se pensaba que la movida de los agricultores era cosa solo de Francia, estaba equivocado. Miles de trabajadores del campo procedentes de diferentes puntos de Europa se citaban este pasado jueves en Bruselas con el objetivo de reivindicar su sector. 

“Es imposible que los agricultores europeos sigamos compitiendo si el resto de países extracomunitarios como Marruecos o el futuro acuerdo Mercosur no va a cumplir con los mismos estándares”, lamentaba el responsable de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores, José María Castilla. 

CGPJ

Comenzaba este texto con un símil de nuestros años estudiantiles. Permitan que haga uso de otro para reflejar lo sucedido en la reunión entre PSOE y PP, con la mediación del comisario de Justicia europeo, Didier Reynders, para tratar de desbloquear la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Un encuentro que concluyó con una nueva cita agendada para el próximo 12 de febrero. Reynders recordó a socialistas y populares la “importancia de establecer un diálogo constructivo” y la necesidad de “proceder a la renovación del CGPJ con carácter prioritario e iniciar, inmediatamente después, un proceso con vistas a adaptar el nombramiento de sus jueces-miembros, teniendo en cuenta los estándares europeos”.

Vamos, como cuando te enfadabas en el recreo con otro crío y uno de los profesores que estaba en ese momento vigilando el patio decía aquello de: “Daros la mano, pediros perdón y a jugar”, mientras se alejaba veloz para continuar con los chascarrillos que estuviera comentando en ese momento con otros tutores. ¿Surgía efecto ese llamamiento al acuerdo? Pocas veces.