En la noche de ayer de ‘First dates’ en Cuatro volvió a acoger a personas solteras en busca del amor de su vida. Entre los protagonistas que aparecieron en el programa de ayer, Jully y Marius fueron dos de los más destacados. Su encuentro, que transcurrió con total entendimiento por parte de ambos, tuvo una impactante declaración de uno de los participantes, que dejó en shock al otro.
Jully acudía al restaurante con un claro objetivo en mente que no pasó desapercibido: “Vengo a 'First dates' en busca de un chico centrado, que tenga proyectos en la vida, que quiera casarse y formar una familia”. Durante la charla que mantuvo con Carlos Sobera antes de dar inicio a la cita, la joven confesó haber estado viviendo tan solo un año en España, previo paso por Australia para mejorar su nivel de inglés. Asimismo, la soltera reconoció que cree mucho en las “energías” y en la idea de que “todo pasa por algo”. Por otra parte, Marius, el otro invitado al dating show, afirmó ser una persona que defiende “los valores tradicionales” y que “quiere formar su propia familia”.
Nada más conocerse los dos solteros, la chica dijo que era un hombre con los ojos muy bonitos. Acto seguido, en la barra del local, empezaron a conversar sobre su procedencia. Jully era de Colombia, mientras que Marius explicó haber nacido en Transilvania (Rumanía), con una particular puntualización: “Soy medio vampiro, me gusta morder... y que me muerdan”, bromeó, para la sorpresa de la colombiana. Ya en la mesa, a Marius le alegró saber que Jully compartía los mismos principios que él en cuanto la familia tradicional: “Busco a una persona que sea mi paz, no quiero dramas”, argumentaba el rumano. A medida que avanzaba la velada, el soltero le comentó a su cita una original fantasía sexual que tiene pendiente: “Siempre he querido tener sexo en un cementerio”, dijo, dejando en shock a Jully.
Sin final feliz
En el momento decisivo, Jully se mostró interesada en seguir conociendo a Marius y tener una segunda cita con él, porque, según ella, se entendieron “bastante bien”. El rumano, en cambio, y pese a que coincidió en que habían congeniado bien, sintió falta de química, por lo que decidió no seguir viéndose con la colombiana. Si bien le pareció “una chica mona”, no le atraía físicamente. Por lo tanto, los dos solteros siguieron por caminos separados.