Los textos de Grandes siempre han sido codiciados por los cineastas españoles, y esta no es la primera novela suya que salta a las pantallas. En cualquier caso, Los pacientes del doctor García, que pertenece a la colección Episodios de una guerra interminable, es muy especial, porque se ha empezado a grabar dos meses después de la muerte de la escritora, fallecida el pasado noviembre.
Eso sí, esta es la primera vez que una historia de Grandes llega a la televisión, porque las anteriores adaptaciones (Las edades de Lulú, Malena es un nombre de tango, Los aires difíciles o Geografía humana), fueron adaptadas al cine.
El rodaje ha comenzado en Segovia con un elenco encabezado por Javier Rey, Tamar Novas y Verónica Echegui, y se prolongará hasta el mes de junio en diferentes localizaciones de Segovia, Madrid y Guadalajara. Está dirigida por Joan Noguera y la adaptación es de José Luis Martín.
Se trata de una historia que conecta acontecimientos reales y desconocidos de la II Guerra Mundial y el Franquismo, para construir las vidas de unos personajes que no solo comparten la suerte de España, sino también la de Argentina.
Tras la victoria de Franco, el doctor Guillermo García Medina (Javier Rey) sigue viviendo en Madrid bajo una identidad falsa. La documentación que lo libró del paredón fue un regalo de su mejor amigo, Manuel Arroyo Benítez (Tamar Novas), un diplomático republicano al que salvó la vida en 1937. El doctor García cree que nunca volverá a verlo, pero en septiembre de 1946, Manuel vuelve del exilio con una misión secreta y peligrosa. El diplomático republicano pretende infiltrarse en una organización clandestina, la red de evasión de criminales de guerra y prófugos del Tercer Reich que dirige desde el barrio de Argüelles una mujer alemana y española, nazi y falangista, llamada Clara Stauffer.
Mientras el doctor García se deja reclutar por él, otro español se cruza en el destino de los dos amigos: Adrián Gallardo Ortega (Jon Olivares), que tuvo su momento de gloria como boxeador profesional antes de alistarse en la División Azul para seguir luchando como voluntario de las SS y participar en la última defensa de Berlín. Ahora malvive en Alemania e ignora que alguien pretende suplantar su identidad para huir a la Argentina de Perón.