Hay un resurgir del documental bélico que ha llevado a colorear los viejos fotogramas y recuperar para la televisión digital aquellos documentos para recrearlos de forma y de paso también el contenido. La 2 de TVE lleva más de un año en esta tarea y ahora se les une Movistar con The Act of Killing, de Joshua Oppenheimer, que repasa aquellos acontecimientos que masacraron la antigua Indochina en el sudeste asiático o lo que se conocería finalmente como la Guerra de Vietnam, que representa una de las derrotas más humillantes del Ejército norteamericano. Reivindico desde el papel el documental televisivo como una de las formas de educación básica. Seguramente algunos pueden pensar que solo llega a una minoría. Que un pequeño porcentaje de la audiencia reciba este tipo de información debería estar reglamentado en los planes de estudios en escuelas, institutos y universidades. La riqueza del patrimonio audiovisual es una herramienta todavía sin explotar en televisión. Ya sabemos que difícilmente este tipo de filmes y documentales van a atraer inicialmente la atención del gran público, pero la inserción de fragmentos concretos en otros programas de televisión podrían dar lugar a nuevos formatos. La ambición de los documentalistas por recoger en imágenes la esencia de los acontecimientos históricos es una de las grandes aportaciones para la divulgación histórica. La televisión como soporte es hoy la heredera de esa tradición, por lo que no es de extrañar que las grandes plataformas como Netflix cuenten en su programación con una buena representación de documentales aunque en sus orígenes tuvieran una finalidad propagandística como La batalla de Rusia de Frank Capra. Contar la verdad por muy dura que sea es la aspiración del documental, algo que en una realidad distorsionada por las redes como la actual la televisión necesita liderar más que nunca.
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