madrid - Tabú regresa hoy a #0 con un tema que tiene muchas capas y que de diferentes formas impregna todos los niveles sociales, el machismo. Jon Sistiaga presentó la cuarta temporada de un programa que quiere incitar a la reflexión y no pretende ser cómodo. Fernando Jerez, director del canal y de Entretenimiento de Movitar+, acompañó al reportero en la puesta de largo de la nueva entrega. El primer capítulo aborda el tema desde distintos puntos vista, incluidas mujeres que mantienen posturas divergentes y señalando que hay diferenciar machismo y violencia de género. Tiene voz el feminismo y también una prostituta autónoma que se declara a sí misma “puta y feminista”. Los siguientes capítulos abordarán cómo las generaciones más jóvenes de chicos no tienen de serie el ADN de la igualdad entre hombres y mujeres y cómo un 25% de ellos busca el control de sus parejas. Mujeres que han sufrido maltrato -y que prefieren que se les llame supervivientes frente al término víctimas- contarán su testimonio.

Pero es posiblemente el último episodio el que dará más que hablar: serán maltratadores quienes a cara descubierta relatarán por qué decidieron convertir a su pareja en un objeto, ejercer la violencia y convertir la vida de una persona en un infierno. “Es un temazo, también es muy difícil. Hay cada vez más sensibilidad sobre cómo somos de machistas en esta sociedad, los hombres y las mujeres. Desafortunadamente está en nuestro día a día. Es el más difícil por lo que tiene de cotidiano”. Jon Sistiaga da una de cal y otra de arena a los medios de comunicación. Por un lado, denuncia ciertos programas de entretenimiento que crean modelos de conducta que pueden ser muy nocivos para los más jóvenes y, por otro, destaca la labor de denuncia que realizan.

Tenía claro que Tabú no iba a cruzar fronteras esta vez: “Podía haber ido a México, Argentina o por Europa, pero tenía clara una cosa, hay suficientes machistas en España para hacer el programa. Tabú pretende ser un juego de espejos de la realidad que vivimos”. La importancia del vocabulario coloca a las personas en situaciones de machismo verbal. El primer capítulo comienza de forma contundente: “Perro, el mejor amigo del hombre; perra, puta; golfo, pillo; golfa, puta; hombrezuelo, pequeño; mujerzuela, puta; guarro, que no se lava; guarra, puta; puto, donjuán; puta, puta? El lenguaje cotidiano usa más de cincuenta palabras que derivan en una, puta. Hay un amplio repertorio de frases, muchas sirven de broma y son muy usadas, lo que demuestra que la igualdad falla a todos los niveles.