el asesinato de Asunta Basterra el 21 de septiembre de 2013 en la localidad gallega de Teo se convirtió en uno de los más mediáticos, pero aún queda información por aportar y es lo que pretende hacer Lo que la verdad esconde, con el que Atresmedia inaugura el género true crime en la televisión en abierto en España. Detrás esta miniserie documental de tres episodios, que se estrena hoy después de El hormiguero, hay un trabajo de investigación periodística de 14 meses de un equipo de Bambú Producciones que ha hablado con personas relacionadas con el caso, entre ellas Rosario Porto -conversación telefónica- y Alfonso Basterra -por correspondencia-, padres adoptivos de la niña condenados a 18 años de prisión por asesinato.
“No nos hemos quedado con ninguna pregunta dentro para los padres y todo lo han respondido”, asegura su productor ejecutivo, Ramón Campos (Bambú), quien añade que ambos “mantienen que son inocentes, que a su hija la secuestraron y la mataron y que están en la cárcel injustamente”. Se ha tenido que recurrir al teléfono y las cartas porque, “aunque los padres solicitaron la entrada del equipo en prisión para entrevistarles”, desde 2011 está prohibida la entrada de cámaras a la cárcel.
También se han recabado imágenes del piso donde vivía Rosario Porto y fotografías y vídeos de su hija que nunca se habían mostrado, e incluso se han revisado pruebas con una tecnología de la que no se dispuso durante la instrucción, abriendo la puerta a más teorías. “Se ha abierto el objetivo en cuestiones como la sonrisa de Rosario Porto durante el registro de la vivienda, la imagen de Asunta vestida de cabaret o la conversación de los padres en el calabozo, y al hacerlo se da un contexto totalmente distinto”, explicó su director, Elías León Siminiani. Aunque se han hecho más de cien entrevistas, “ha sido imposible con el 70% del círculo íntimo de la niña, porque el caso les ha destrozado la vida”, añade el productor, que puso al frente de la investigación a la periodista Ana Sanmartín, que cuestiona el tratamiento mediático del caso. “Fue invasivo, muy duro, sensacionalista en ocasiones. Muchas personas están en tratamiento psiquiátrico”, manifestó.
regreso En el otro estreno de hoy, Paz Vega regresa a la televisión y a España para meterse en el papel de una monja que regresa tras 20 años a su pueblo natal, Barbate, donde tendrá que atar los cabos familiares y amorosos que dejó sueltos y enfrentarse al narcotráfico, salida para una población devastada por el paro. “Para mí es un regreso en muchos sentidos. Lucía regresa a Barbate y yo a España y a la televisión”, aseguró durante la presentación de Perdóname, Señor, miniserie de Telecinco que pone el negocio del tráfico de hachís y el dilema de los desempleados que se ven abocados a él bajo el prisma de la moral de una religiosa. El rodaje, centralizado en Barbate pero con extensión a Zahara de los Atunes, Caños de Meca y Zahora, así como Tánger (Marruecos), se prolongó casi seis meses que marcaron tanto a la actriz que “precipitó” su vuelta a España tras 14 años en Estados Unidos. Con Perdóname, Señor se reencontró con el Barbate de los veraneos de su infancia, sentimiento que aprovechó “para construir a Lucía” en una serie “hecha con mucha verdad, en todos los sentidos: verdad en los escenarios, en las interpretaciones, en la gente que está involucrada”, ya que hasta la familia y vecinos de su creador y productor ejecutivo, el barbateño Frank Ariza, han trabajado en ella.
Frank Ariza, que ha visto a su pueblo pasar de vivir de la pesca a sufrir una de las tasas de paro más altas de España y “entrar en decadencia”, considera fundamental que el papel protagonista fuera el de una religiosa porque “aun sabiendo el camino correcto, cuando tienes que luchar por los tuyos coges el camino que puedes, no el que quieres”. Junto a Vega participan Jesús Castro como un joven involucrado en el narcotráfico y Stany Coppet, jefe de una banda de tráfico ilegal de hachís.