NO está en su máximo apogeo el modelo de programa televisivo que consiste en piratear vídeos de otras cadenas o de la propia y hacer un mix con más o menos finura, con más o menos gracia y salir airosos del empeño con galanura improvisada y creatividad certera. En otras temporadas no muy lejanas era marca de la casa que cada cadena montase un programa de zapeo de producciones ya emitidas y con evidente tono humorístico se nos permitía una segunda lectura de espacios a los que se sometía al ángulo crítico, ácido y mordaz, dando como resultado una nueva lectura de variado éxito. La moda del zapping pasó y parecía ya arrumbada en el baúl de los recuerdos de los programas que fueron, cuando La Sexta hace unos meses puso en antena un producto adornado con el novedoso e imaginativo título de Zapeando, conducido por Frank Blanco y emplazado en la sobremesa, como producto de relleno, de escaso coste y no muy larga audiencia, pero que cumple las expectativas de cadena en una franja horaria de pocos peces y marea pero que de momento, no lo cizalla de la parrilla. En torno a una mesa abierta en herradura se asientan cómicos como Ana Morgade, Mikel Nadal, Quique Peinado, Celia Montalbán que comentan con gracejo de variada fortuna series, promos y vídeos que sirven para pasar la tarde con un espacio de entretenimiento clásico en la historia de la tele, y al mismo tiempo sirve de escaparate de los programas de Atresmedia y La Sexta en un ejercicio de sacudir estopa a los vídeos de la competencia y darle bombo a la producción propia. La gritona voz de Blanco sigue comandando la tribu de graciosillos comentaristas zapeadores del universo televisivo que da lo mismo para un roto que un descosido; es cuestión de huronear y localizar las piezas cómicas y divertidas de las ofertas televisivas y no hay gato encerrado.