COMIENZA la segunda parte de la farsa. Los asesinos y violadores por los que hace unos días se rompían las vestiduras comienzan a ser vigilados por las cámaras. Telemadrid grabó a Miguel Ricart, uno de los asesinos de las niñas de Alcàsser. Lo pillaron en una oscura pensión madrileña que se puede convertir en escenario de película de miedo y, con tanta publicidad, acabará en las guías turísticas de la capital. Lo que antes no se podía nombrar ahora causa expectación. Las imágenes de este asesino que ha cumplido su pena tienen fuerza. Servirán para que se desentierre televisivamente a las pequeñas asesinadas y para mantener el morbo. Es un siniestro personaje de nuestra historia reciente. Los que tenemos más de 30 años recordaremos con algo de recelo aquel programa titulado de Tú a tú que presentó Nieves Herrero en el salón de actos del ayuntamiento de Alcàsser. Fue un día que ha quedado como el origen de la telebasura y que hoy, para algunos, esa fecha representa el origen del periodismo que practican. En fin. Ya hay un par de docenas de exconvictos que han salido a una sociedad donde, seguramente, nadie los quiere. Es posible que poco a poco se vayan acercando a estudiar qué ofertas les llegan desde algunas cadenas de televisión. Ana Rosa Quintana ya ha adelantado que ella "no paga a asesinos". Ya veremos. De momento la cámara oculta de los reporteros de Telemadrid es un testimonio periodístico que tiene el mérito de ofrecer alguna pista sobre un personaje cuya sola presencias causa pánico social. Puede ser más o menos cuestionable la manera de conseguirlo, pero detrás hay una razón periodística. Lo malo será cuando comiencen a aparecer en los platós de televisión. Porque en estos momentos alguien está valorando convertirlos en reyes absolutos del morbo. ¿Quién será en primero en cruzar la raya?
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